Dejó atrás la obesidad, la bulimia y ahora tiene un cuerpo envidiable

Hannah Hindmarsh llegó a pesar 100 kilos a los 19 años, luego de romper con su novio tuvo que ser internada por recurrir al vómito tras serios atracones y ahora disfruta de un físico saludable

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A los 19 años, Hannah Hindmarsh ya tenía sobrepeso y llegó a pesar 100 kilos por su dieta basada en hamburguesas, papas fritas, salchichas, huevos fritos, dulces, chocolates y paquetes enteros de galletas.

Para ponerse en forma antes de un viaje a España que hizo junto a su novio en 2008, decidió comenzar un estricto régimen a través de Weight Watchers, con el que logró bajar 22 kilos.

Sin embargo, dos años más tarde, su pareja decidió terminar la relación y ella culpó a su cuerpo por lo sucedido. A partir de entonces, recurrió a la bulimia como forma de contrarrestar sus atracones de "alimentos malos", como ella los llamaba, tales como trozos de salmón, pollo con arroz o galletas secas con jamón cubierto de salsa Tabasco.

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"Me sentí muy insegura y llevé las cosas demasiado lejos", explicó la mujer, que llegó a estar internada producto de sus constantes vómitos y su pésima alimentación.

Además de este tipo de acciones, Hindmarsh eligió los laxantes para contrarrestar los alimentos ingeridos: "Yo le temía al queso, las salchichas, el pan blanco y las pastas porque sabía lo mucho que las había disfrutado antes y sabía que eran una puerta peligrosa para mis viejos hábitos de dieta".

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Tras ser derivada a una clínica especializada y trabajar a través de la técnica cognitivo-conductual, en abril de 2013 comenzó a hacer ejercicio diario: "Como un culturista aficionado, mi padre ya era miembro del gimnasio, pero extendió su membresía y juntos entrenamos todos los días durante seis meses con la esperanza de que me eso ayudara a superar mi trastorno de la alimentación y de que me haría a crecer más fuerte, tanto física como mentalmente", explicó Hindmarsh, quien ahora cuenta con más de 28.000 seguidores en Instagram.

Además, le agradece a su padre por haberla ayudado a entender cuales son los límites de su cuerpo: "Me convertí en una experta en los conocimientos acerca de los límites a los que puede ser empujado el cuerpo y todo lo he logrado gracias a mi papá. Él es mi héroe".

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Hoy en día bajó 41 kilos y pesa 60 kilos. Su dieta típica consta de avena con fruta fresca para el desayuno, salmón con ensalada mixta para el almuerzo y pollo a la parrilla con batatas dulces y verduras para la cena.

"Mirando las fotos viejas de mí misma, me siento como una persona completamente diferente, que vivió una vida completamente diferente. Me sorprende, pero eso me mantiene enfocada y decidida a no recaer", y agrega: "Ya no quiero ser delgada, quiero ser fuerte. Quiero ser la mejor versión de mí que pueda ser. El cielo es el límite".