Domaine de la Romanée-Conti: el vino más caro del mundo

El concepto de caro o barato depende de las posibilidades de cada bolsillo, pero este borgoña fracnés vale más que cualquier otro en la tierra, y desde hace varios años. Los porqué

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 Romanee Conti 162
Romanee Conti 162

El Domaine de la Romanée-Conti, un tinto de la Borgoña con más de 1500 años de historia. Si bien, en la lista actualizada del sitio web Wine Searcher (con casi 55.000 listas de precios de productores de todo el mundo) aparece el Richebourg Grand Cru, Cote de Nuits de Henri Jayer (fallecido en 2006), para los enófilos del mundo entero el Romanée-Conti fue, es y será el vino más caro del mundo.

La pregunta que se hacen todos es cómo puede ser que una botella de vino cueste 15.000 dólares; algo que se puede multiplicar varias veces en alguna subasta y si se trata de cosechas viejas.

Lo interesante es entender cómo puede una botella de 750cc llegar tan lejos, cuánto valor agregado hay detrás de esta etiqueta.

La historia, evidentemente, tiene mucho peso en esto. Y si bien la primer mención de La Romanée-Conti data de 1651, la historia del lugar se remonta al año 900. Pero los orígenes de estos viñedos se remontan al siglo XIII, cuando en 1232, el abad de Saint Vivant adquiere las primeras dos hectáreas de viñedos.

Algunos siglos después, los viñedos pasaron a llamarse Romanée, pero fue recién a mediados del siglo XVIII que los viñedos obtuvieron su actual nombre al ser comprados por Luis Francisco I de Borbón, príncipe de Conti. En la actualidad, el Domaine Romanée-Conti pertenece a las prestigiosas familias borgoñesas Villaine y Leroy/Roch.

El lugar, es otro de los factores diferenciales. Quizás el más importante, ya que es el único que no se puede emular. Es decir, hay miles de tintos en el mundo que se conciben a imagen de semejanza de otro. Y en algunos casos copiando todo lo que se pueda: variedad, conducción, elaboración, crianza, asesoramiento, botella, corcho, estrategia de marketing, etc. Pero lo único que no se puede emular es el terruño.

El Domaine de la Romané-Conti (DRC) nace en un viñedo de apenas 1,814 hectárea, al lado del pueblo Vosne-Romanée. Su suelos están conformados de piedra caliza y es rico en hierro. Es una pequeña ladera bien drenada con orientación E y SE, a 240 metros sobre el nivel del mar. Una viña totalmente orgánica en la que las plantas tienen en promedio 45 años.

De ese pedacito de cielo en la tierra, es evidente que no se pueden hacer muchas botellas. Manteniendo rendimientos siempre bajos, raramente superan las 6000 botellas anuales. Y la escasez es otro de los factores fundamentales para que una etiqueta gane prestigio con los años. Y si el clima no ayuda, como fue en 2008 allí, hay que ser coherente con el legado y ver más allá. A veces, al igual que dar un paso para atrás permite luego dar dos para adelante, en vinos reducir la cantidad en un mal año, o incluso no salir con vinos, permite volver con más fuerza. Y de esta manera, respetando al consumidor, el prestigio crece exponencialmente.

A esta altura es entendible que la vinificación no es tan importante. Porque una vez encontrado el lugar, la variedad que mejor lo expresa, el momento de cosecha, y la mejor manera de elaborarlo, año tras año sólo resta rezar por el clima y repetir lo aprendido.

Pero lo que en definitiva es lo más importante es el vino. Y no sólo como bebida, sino como significado. El Pinot Noir tiene una gran virtud, es el tinto más suave que se pueda lograr. Pero no por ello menos longevo. La acidez que tiene un vino de estos le permite evolucionar favorablemente por décadas. El DRC 1985 fue calificado con los tan preciados 100 puntos de Robert Parker Jr.

Volviendo al vino, el Pinot Noir como ningún otro vino tiene la capacidad de acariciar el paladar con consistencia, y desplegar al mismo tiempo un verdadero ramillete (bouquet) de aromas y sabores. Su paso delicadamente firme y su profundidad casi eterna, lo distinguen de todos los demás vinos del mundo.

Pero el valor más importante de tener un DRC en la copa es su significado. Para cualquier amante de vino, beber un sorbo de ese vino es como tocar el cielo con las manos. Son sensaciones inexplicables, como las que muchos pueden apreciar en una obra de arte, o en una piza musical.

Sin duda, una experiencia difícil de lograr para la mayoría. Pero saber que existe un vino así, permite soñar, imaginar y disfrutar aún más los vinos que tenemos a mano. Y sobre todo entender que los vinos valen, no cuestan. Está en cada uno elegir creer en su valor.

DRC 1915 u$d 37.200

DRC 1929 u$d 24.772

DRC 1945 u$d 93.578

DRC 1985 u$d 18.875

DRC 2010 u$d 11.950

DRC 2015 u$d 2.000 (aún no sale de la bodega)