La caída del petróleo golpea a Nicolás Maduro y pone en jaque la hegemonía chavista

A días de los comicios, la crisis económica golpea al oficialismo y coloca a la oposición en mejores condiciones. El crudo podría pasar de mejor amigo del Gobierno a motivo de su caída

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La prolongada baja de los precios del petróleo acentuó en Venezuela una crisis económica que erosionó la popularidad del presidente Nicolás Maduro, amenazando la hegemonía del chavismo de cara a las elecciones parlamentarias del domingo.

El país con las mayores reservas petroleras del mundo padece una severa escasez de casi dos tercios de los productos básicos, una inflación del 200% –85% según el gobierno– y una contracción de su economía de al menos 6 puntos del PIB para 2015, según consultoras privadas y entes como la Cepal y el FMI.

Las largas colas para conseguir alimentos, la incesante carestía y las dificultades para acceder a medicinas y hasta papel higiénico erosionaron la popularidad de Maduro incluso en las filas del propio chavismo.

"Hay un país chavista descontento con Maduro, y la oposición está capitalizando esto"

"Hay un país chavista descontento con Maduro, y la oposición está capitalizando esto", ha dicho Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.

Desde su llegada a la presidencia en abril de 2013, Maduro, continuador de las políticas del socialista Hugo Chávez (1999-2013), vio caer su popularidad hasta un 22%, según la firma Venebarómetro.

Hoy Maduro admite estar ante los comicios "más difíciles" en 16 años de gobierno chavista, pues la oposición podría lograr la mayoría parlamentaria, en un régimen presidencialista.

La crisis iniciada en 2013 arreció con la caída del valor del crudo, que en 2015 promedia los 46,07 dólares por barril frente a 88 dólares de 2014. En un país que produce 2,68 millones de barriles diarios y obtiene el 96% de sus divisas de las exportaciones de la petrolera estatal PDVSA, el desplome del oro negro es un serio lastre.

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En la llamada "petrodiplomacia", con los precios por las nubes durante gran parte de los 14 años que gobernó, Chávez construyó alianzas, desafiando la hegemonía de Estados Unidos, y puso a Venezuela, sexto productor de los países de la OPEP, en el mapa geopolítico regional.

Pero el derrumbe de los precios del crudo hizo que el gobierno chavista perdiera parte de su liderazgo regional.

En su retórica antinorteamericana, Venezuela diversificó los clientes petroleros apuntando hacia socios políticos y económicos como China, pero sin dejar de vender a Estados Unidos, aunque bajó el volumen de 1,55 millones de barriles diarios en 2004 a 819.000 barriles por diarios en 2015.

Maduro ha hecho un intenso lobby con las monarquías del golfo Pérsico, China, Rusia y otros productores como México, buscando recortar la producción parar aliviar la sobreoferta y mejorar el precio. Pero ha chocado con los intereses de la poderosa Arabia Saudita en la OPEP, que defiende su cuota de mercado.

Difícil porvenir

Con el descenso de los ingresos en divisas, el Gobierno ha optado por un plan económico que "minimice los riesgos de perder control político", explicó Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.

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Para ello, ha obviado "desequilibrios" en los precios subsidiados de servicios públicos y combustibles, en un intento por preservar "la esencia del modelo político", indicó.

Además, el Gobierno ha escogido honrar la deuda externa, aun a costa de prolongar el default comercial de 12.000 millones de dólares con los proveedores del país, lo que repercutió en una caída de las importaciones y a la vez en una abrumadora escasez de productos básicos.

La escasez de dólares desató una "depreciación brutal del tipo de cambio", señaló Oliveros. Desde enero de 2014, el dólar aumentó 14 veces su valor en el mercado negro y hoy se cotiza más de 140 veces por encima del tipo de cambio oficial de 6,30 bolívares (exclusivo para compras de alimentos y medicinas).

Mientras, la elevada inflación hizo caer un 34% el poder adquisitivo de los venezolanos, la peor cifra de los últimos 20 años, según Ecoanalítica.

Alejandro Grisanti, economista de Barclays Capital, proyecta a su vez que en el lapso 2014-2016 se acumulará una caída del 22% en el PIB per cápita, una fuerte depreciación y una inflación mucho mayor.

Grisanti estima que para equilibrar las cuentas de un país que podría cerrar 2015 con un déficit fiscal de casi el 20% del PIB, se requiere un amplio viraje en el modelo económico centralista que implique modificaciones en la política cambiaria, monetaria y fiscal.

Según Alejandro Arreaza, también de Barclays, sólo a partir del tercer trimestre de 2016 se puede esperar una recuperación de los precios del petróleo para ajustarse a 60 dólares por barril.

En este contexto, el economista y profesor universitario Luis Oliveros cree que si el Gobierno sufriera una derrota en las legislativas, optaría por reforzar el modelo centralista, pero sin recursos para ello.

Los analistas coinciden en que 2016, sin perspectivas de mejores precios del crudo, será un año mucho más "complejo".