¿Cuántos funcionarios deberá nombrar el nuevo gobierno?

Una consultora hizo el cálculo y analizó los dilemas que deberán enfrentar Daniel Scioli o Mauricio Macri a partir del 10 de diciembre

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Adrián Escandar
Adrián Escandar

En los Estados Unidos son 7 mil. En Chile, 1.300. Y en Brasil, 5 mil. ¿Cuántos funcionarios deberá nombrar el nuevo gobierno? Prospectiva Consultores hizo el cálculo y analizó los dilemas que deberán enfrentar Daniel Scioli o Mauricio Macri a partir del 10 de diciembre, cuando el kirchnerismo deje el poder después de 12 años.

La consultora dividió los cargos a ocupar en cinco grupos. El primero es el de los llamados "funcionarios políticos", que son los 17 ministros, 71 secretarios y 165 subsecretarios que dependen de la Presidencia. Son, entonces, 253, más del doble que los 117 que había cuando Néstor Kirchner asumió el 25 de mayo de 2003. Sin embargo, los autores del trabajo creen que "la situación fiscal con la que se encontrará el nuevo presidente podría impulsar la fusión de algunas unidades".

El segundo grupo son los titulares de los más de 100 organismos descentralizados, que incluye una amplia gama de entes públicos, que van desde el SENASA hasta el Ballet Nacional. En este bloque hay tres lugares clave en la estructura estatal y con capacidad de impactar en la credibilidad de un gobierno: la AFIP, que tiene una veintena de directores y subdirectores; la ANSeS, que es conducido por 40 gerentes; y el PAMI, que tiene otros 17 administradores.

Una peculiaridad dentro de este grupo tiene que ver con una decena de organismos cuyos presidentes tienen un mandato que vence después del 10 de diciembre, como el BCRA y la AFSCA. "Esto plantea una disyuntiva a la nueva gestión, que se debatirá entre forzar las reglas para interrumpir estos mandatos y ubicar nombres afines en dichas posiciones o en su defecto el criterio de tolerar que en determinadas áreas críticas continúen al frente hombres y mujeres de un signo político diferente del presidencial, asumiendo el riesgo de no controlar áreas de política pública que pueden ser sensibles para el éxito o fracaso de la próxima administración", advirtieron los autores del estudio.

Otro dilema tiene que ver con la histórica disyuntiva entre la experiencia y el conocimiento de los empleados de carrera y la lealtad de los cuadros políticos. "El próximo presidente deberá evaluar pros y contras al momento de utilizar su poder de designar funcionarios para pagar apoyos electorales, ya que, los 'pagos políticos' no siempre armonizan con la promoción de burócratas técnicamente idóneos", evaluaron.

El tercer grupo abarca a la llamada "segunda línea". Se trata del numeroso colectivo compuestos por más de 2.900 directores nacionales y generales de los ministerios y organismos descentralizados, es decir, de los dos primeros grupos. Aquí se destacan la Jefatura de Gabinete y los ministerios de Economía y Agricultura, que son los que más cargos aportan a esta categoría.

"En esta oportunidad, a diferencia de lo ocurrido en la transición del año 1999, la administración Kirchner no ha puesto el foco en concursos para estas denominadas funciones ejecutivas. Por lo tanto, ya sea Daniel Scioli o Mauricio Macri, ninguno necesitará más que un simple decreto para cambiar a estos mandos medios", observó la consultora.

"Este último punto plantea una incógnita. Los mandos medios son en general reconocidos en la jerga por 'mover' la administración. Un desplazamiento masivo de estos podría suponer una parálisis del gobierno hasta que los reemplazantes encuentren, lo que también en la jerga se denomina la 'botonera'. Es probable que en mayor medida en el caso de triunfar Daniel Scioli, pero aun en el caso de resultar electo Mauricio Macri, asistamos a una confirmación de muchos de estos funcionarios, salvo en aquellas áreas que sean del máximo interés presidencial o en la que se considere que se cuenta, aun antes de asumir, con un conocimiento y unos recursos humanos lo suficientemente preparados", agregó.

Hay dos grupos más. El primero son los directores de las sociedades anónimas en las que el Estado tiene participación accionaria. Son 96 titulares y 58 suplentes. El segundo son los embajadores políticos que no pertenecen al cuerpo diplomático y que no pueden ser más de veinticinco.

El resultado de todo eso son unos 3.500 cargos a cubrir, la mitad que en los Estados Unidos y casi el triple que en Chile. En esa elección radicará buena parte del destino del país en los próximos cuatro años.