Ushuaia: siete años de prisión para el líder de un clan que secuestraba mujeres

La hija, la ex esposa y su actual novia también irán a la cárcel. Fueron acusados de explotar sexualmente a 18 personas. Las escuchas telefónicas

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El lugar donde las mujeres eran obligadas a prostituirse  162
El lugar donde las mujeres eran obligadas a prostituirse 162

El Tribunal Oral Federal de Tierra del Fuego condenó este miércoles a Víctor Morales: siete años de cárcel. El proxeneta había llegado libre al juicio, acusado de trasladar y explotar sexualmente a 18 mujeres. Sin embargo, en medio del proceso, fue detenido preventivamente porque amenazó a una testigo y quiso forzar un falso testimonio.

Además, condenaron a cinco años de cárcel a la ex esposa de Morales, a su actual novia, a la hija y a una mujer que los ayudaba, llamada Mirta Jorgelina Puglia.

En las escuchas, que Infobae difundió de forma exclusiva, queda claro cuál era la forma en la que Morales captaba mujeres: falsas ofertas laborales y engaños sistemáticos. Cuando encontraba chicas que atravesaban un momento complejo en su economía personal, les ofrecía grandes sumas de dinero, casi de forma inmediata compraba pasajes de avión a Tierra del Fuego, y las buscaba en el aeropuerto. Luego, las retenía ilegalmente.

Los métodos son los mismos que utiliza cualquier mafia dedicada al tráfico de personas, y en este punto hay que destacar tres datos clave: les quitaban los documentos a las chicas, al momento del allanamiento ninguna tenía más de $15 pesos encima, y los propios imputados aseguraron que, cada una de ellas, generaba una ganancia de $900 diarios para la mafia.

En los relatos de las mujeres rescatadas, hay detalles escalofriantes. Incluso en los testimonios de las mujeres que declararon a favor del proxeneta. Por ejemplo, una víctima, cuyas iniciales son E.M.M, aseguró que no era explotada sexualmente. Sin embargo, su narración revela las conexiones del engranaje mafioso: llegó a Ushuaia por medio de una persona vinculada a Madaho's, un bar cuyos dueños fueron acusados por trata.

En otro caso, una mujer llamada K.R, dijo: "Cuando llegué a Ushuaia me enteré por una compañera cuál era el trabajo que, en realidad, tenía que hacer. No tenía idea de qué se trataba".

K.B.S, otra víctima, asegura que sabía del "cabaret", pero jamás supo que tenía que prostituirse. "Víctor le dijo que en su local sólo se trabajaba como acompañante, para tomar tragos, y que lo que ella hiciera afuera" corría por su cuenta, explica la fiscalía, sobre el relato de la mujer.

Distinto fue el caso de G.G.M, que fue asistida por fuerzas federales en el aeropuerto, luego de escapar: "Percibí que algo podía pasarme, en el cabaret había una cámara y nos vigilaban. Tiré la cadena mientras hablaba por teléfono para que nadie escuche, y le pedí un auto a la agencia. El taxi me llevó al aeropuerto. Yo tenía un dinero que me mandó una señora a quien contacté por intermedio de una chica. Llegué al aeropuerto, estaba muy nerviosa y tenía miedo de que me fueran a buscar".

El caso que motivó los allanamientos fue el de N.G, que padecía una enfermedad mental. Eso no representó un freno para el clan, que igual decidió venderla en el prostíbulo Black & White.

El día en el que comenzarían a prostituir a N.G, el lugar fue allanado.

Ese día, los Morales comenzaron a recorrer una nueva parte del largo camino que, finalmente, no los condujo a la fortuna, sino a un pabellón común de la prisión.