El hospital Beelitz-Heilstätten, construido en 1898 al suroeste de Berlín, recibió en 1916 a Adolf Hitler para que se cure una herida en el muslo. Con sus ruinosas salas de cirugía y de psiquiatría, el edificio quedó abandonado tras la caída del Muro.
Fue creado como un sanatorio para enfermos de tuberculosis e integra 60 edificios construidos en una zona de 200 hectáreas. Durante la Primera Guerra Mundial, el hospital se militarizó para acoger a unos 17.500 soldados enfermos y heridos del Ejército alemán.