Crecen las denuncias masculinas contra mujeres por maltrato físico y psicológico

Aumentaron más de un 24% respecto del año pasado según Ceprevi, el Centro de Prevención y Asistencia de Violencia Familiar. Acusan que existe "extremada violencia verbal" y que, tras las rupturas, usan a los hijos para manipularlos. Conocé el caso de Amadeo

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Estando en pareja, lo insultaba y le pegaba en público y en privado. Ya separados, le sigue gritando por teléfono, lo amenaza de muerte y, cuando quiere, lo aleja o le impide ver a su hija. Ese es el costo que hace casi una década paga Amadeo por haberse enamorado de una mujer violenta, que lo maltrató años física y psicológicamente. La violencia de género no distingue sexo y cada vez son más las consultas de hombres que –avergonzados y acorralados- buscan asesoramiento legal para hacerle frente a sus ex o ponerle punto final a una relación tóxica sin ser víctimas de represalias: las denuncias de hombres por violencia femenina aumentaron este año un 24% respecto de 2014, informaron a Infobae desde el Centro de Prevención y Asistencia de Violencia Familiar (CEPREVI).

Si bien la problemática afecta más a las mujeres (un reciente estudio del Centro de Investigaciones Sociales Voices y la Fundación UADE reveló que el 11% son víctimas de violencia en el país), también ascendieron los casos inversos: "La violencia que se observa contra los hombres es física en el 73% de los casos y psicológica en casi el 100%. En el 97% de los casos existe impedimento de contacto con los hijos, además de coacciones como peticiones de dinero extraordinarias y falsas denuncias de abuso sexual y maltrato físico solo para perjudicar al hombre", le dijo a este medio la abogada penal y titular de Ceprevi, Liliana González.

De las 875 denuncias telefónicas de violencia de género (de ambos sexos) recibidas por el organismo en 2014, solo se acercaron a efectivizarlas 234 personas, de las cuales 189 eran mujeres y 45 hombres. De esos casos masculinos, solo 18 recibieron respuesta por parte de la Justicia con la obtención de la tenencia de sus hijos y órdenes de restricción para sus ex mujeres.

Al respecto, Liliana González explicó que los números desnudan una problemática existente en la sociedad y pide romper con la grieta que separa a hombres de mujeres en lo que refiere a violencia. "La violencia no distingue género, por eso nunca estuve de acuerdo con esa calificación. Existen mujeres y hombres maltratados", aclaró quien representa legalmente hace años a Amadeo en su lucha por frenar las agresiones de su ex y para que pueda ver a su hija.

"Quien acuñó esa definición de violencia de género estuvo perfecto porque –como dice la palabra no distingue entre hombres y mujeres. La Justicia ha condenado a mi ex, le ha prohibido acercarse a mí, pero al final el que está restringido soy yo que nunca puedo estar con mi hija porque ella la alejó de mí caprichosamente e ilegalmente. Ella se encarga de dar vuelta todo. Estoy desvinculado con mi nena desde hace diez meses, siempre con distintas excusas de la madre", lamentó el hombre.

Amadeo se agarraba la cabeza a medida que recordaba y relataba los episodios de violencia y escenas que su ex le hizo vivir delante de todos sus seres queridos y también desconocidos de la calle. Los golpes y "puteadas" eran recurrentes y mostraban cierto dominio de la mujer por sobre su pareja: "Cuando la nena era una beba, ella me castigaba físicamente de manera brutal. Primero era en privado y después pasó a hacerlo también en la vía pública. Y golpea fuerte, con saña. Tiene una fuerza desmedida. Y como yo no le respondía, me alejaba porque la única manera de contrarrestar eso era trenzarme a los golpes como si ella fuera un hombre".

"No llames más hijo de puta. Te voy a matar, te voy a matar", le sigue gritando cuando él se comunica telefónicamente con ella para pasar a buscar a su nena, aunque fue él quien había logrado la tenencia de la menor ante la Justicia. "Siempre hubo un poco de manejo psicológico, pero ahora muchísimo más. Las mujeres no toman conciencia de las consecuencias que puede traer esto. Una persona que se ve acorralada por una determinada situación, puede hacer cualquier cosa. No pongan al límite a su pareja, sea hombre o mujer", insistió la doctora González.

"Al principio estaba en shock, no sabía que las mujeres les pegaban a los hombres. No lo comentaba con nadie porque me daba vergüenza. Un día me reúno con un abogado por una sucesión, le comenté lo que me estaba pasando y él me preguntó: `Pero ahí, ¿hay un juego sexual?´. Le respondí: `no, qué juego sexual, me caga a trompadas´. El no entendía y yo me sentía un boludo que no sabía cómo defenderme sin lastimarla. Y las agresiones cada vez eran más seguidas y más fuertes. Ahora la historia cambió bastante, porque los hombres ya no se callan y hacen la denuncia", relató Amadeo.

"Los hombres no pueden responder a esas agresiones entonces se sienten doblemente victimizados: primero porque son golpeados y segundo, porque no pueden defenderse. Hay un refrán que dice ´no se puede tocar a una mujer con el pétalo de una rosa´. Bueno, a los hombres tampoco. Nadie tiene derecho de pegarle a otra persona´, resumió González quien explicó que afortunadamente los hombres hoy verbalizan más sus casos. "Los hombres tienen que saber que cuentan con las mismas herramientas que las mujeres para accionar que son la denuncia de violencia familiar, cerco perimetral, sacar a la persona del hogar y nunca más acercarse a ella luego del primer hecho de violencia", agregó.

González reconoció que las ONG y asociaciones en apoyo a las mujeres víctimas de violencia de género son excelentes, pero le gustaría que también incluya a los hombres que sufren lo mismo a la inversa. "Las mujeres violentas, tras separarse, pierden a su objeto para maltratar. Como no lo pueden golpear ni insultar porque ya se produjo el alejamiento, lo dañan impidiéndole ver a sus hijos, los atosigan con la división de bienes, les piden sumas extraordinarias de dinero. Hay formas más sutiles pero igual de dramáticas en el maltrato que reciben muchos hombres. Ellas nunca dejan de manejar –de una u otra forma- la situación", advirtió.

Por último, la especialista fue muy dura con la Justicia al determinar que "todavía le falta mucho". "Las denuncias en la Oficina de Violencia de la Corte son tomadas de una manera bastante desprevenida y rápida. Muchísimas son falsas, pero hasta que se apela (entre 8 y 10 meses), dejan al hombre sin poder ver a sus hijos y con órdenes de restricción severas para entrar a sus casas. Los juzgados no tienen en cuenta esto porque no se contactan con las partes", precisó con indignación tras concluir que se puede salir de la violencia pero hace falta un trabajo responsable y comprometido de todos los profesionales con sus clientes que atraviesan situaciones riesgosas y de extrema vulnerabilidad.