El Papa Francisco asombra a todo el mundo no solo por sus discursos, sino por su costumbre de romper el protocolo.
Esta vez lo hizo el pasado viernes 21 de agosto, al asistir, de sorpresa, a una misa en el Altar de San Pío X en la Basílica de San Pedro.
Como puede verse en las fotografías que tomó monseñor Guillrmo Karcher, el sumo pontífice realizó la fila, como cualquier otro fiel, para recibir la eucaristía en manos del sacerdote que auspiciaba la ceremonia.
Para el asombro de todos los que asistieron a esta misa en el Día del catequista, Francisco se sentó en un banco de la primera fila del lado de los laicos, intentando pasar desapercibido a pesar de que su vestimenta lo delataba.