La Bolsa de Shanghái se desplomó 8,49% y arrastra a Europa y al resto de Asia

Nerviosos por la situación de la economía china, los mercados viven un lunes negro. El índice de Shenzhen cayó 7,70% y el de Tokio, un 4,61%. En la apertura, Londres bajaba un 2,50%, París 3,57% y Frankfurt, 3,15%

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Las Bolsas asiáticas se hundieron este lunes, preocupadas por la desaceleración de la economía china a pesar de los nuevos esfuerzos de las autoridades de Pekín para tranquilizar a los inversores.

Shanghái lideró el desplome general. El índice compuesto de esta plaza se derrumbó un 8,49%, hasta los 3.209,91 puntos, después de haber llegado a perder hasta el 9% durante la sesión. La semana pasada se había dejado más del 11%.

El derrumbe que sufrió el recinto de cotizaciones chino se produjo como consecuencia de una ola de ventas por pánico, en la cual los principales índices rompieron niveles de soporte clave y registraron sus mayores pérdidas porcentuales de un día desde los momentos más álgidos de la crisis financiera global de 2007.

Entre tanto, el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró la jornada con una pérdida del 4,61%, cayendo a su nivel más bajo en seis meses, tras cinco sesiones consecutivas en rojo.

"Un desplome brutal (de la economía china) es inevitable", consideran los inversores

El contagio llegó hasta la Bolsa de Taiwán, que cerró en -4,84% después de haber caído durante la jornada hasta un 7,46%, su peor caída de la historia. El parqué de Hong Kong le seguía los pasos con una caída de más del 4% a inicios de sesión.

Siguiendo el derrumbe de las plazas financieras asiáticas, Sídney cayó un 4,09%, su nivel más bajo en dos años, y Seúl, un 2,47%.

La ola de contagio llegó hasta Europa, donde las principales plazas bursátiles abrieron la sesión de este lunes con fuertes pérdidas.

Así, a las 10:15 horario GMT Londres se dejaba un 2,42%; Frankfurt, 2,51%; París, 2,44%; Madrid 2,36%, y Milán, 2,57 por ciento.

Las materias primas no se quedaron atrás: el petróleo cayó por debajo de los 40 dólares, su nivel más bajo en seis años.

A los inversores les preocupa la coyuntura mundial en general, al inicio de una semana rica en publicaciones de indicadores en los Estados Unidos y Europa. Pero China es, principalmente, la que domina las preocupaciones.

Los indicadores decepcionantes se suceden y crece la desconfianza general: el índice PMI sobre la actividad industrial de referencia en China, publicado el viernes, señala una radical contracción de la actividad manufacturera en agosto en la segunda economía mundial.

"Hoy tenemos todos los ingredientes para presenciar en los mercados la peor jornada en cinco años", comentó Evan Lucas, corredor de IG Markets.

"La reacción de los mercados asiáticos refleja el sentimiento de los inversores y su convicción de que un desplome brutal (de la economía china) es inevitable", añadió.

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Debacle europea

Las bolsas europeas caían con fuerza el lunes en la apertura, cuando uno de los principales índices alcanzaba mínimos de siete meses, en una jornada en la que el descenso en los mercados chinos arrastraba a los parqués de todo el mundo.

El paneuropeo FTSEurofirst 300 caía un 3,6 por ciento, la mayor caída en un día desde septiembre de 2011.

Las preocupaciones sobre China golpearon al índice la semana pasada, cuando registró su mayor caída semanal desde agosto de 2011. El lunes abría con el mayor descenso desde enero.

Los mercados asiáticos retrocedieron a mínimos de tres años el lunes por el éxodo de los activos más arriesgados, mientras el temor a una ralentización mundial encabezada por China azotaba a los mercados de todo el mundo.

Los mercados caían después de que Pekín no diera pasos políticos el fin de semana para apoyar las bolsas, como se esperaba tras la caída de un 11 por ciento la semana pasada.

"Otra fuerte caída en Asia está de nuevo extendiendo el miedo por los mercados financieros al comienzo de la semana, poniendo la presión sobre el Banco Popular Chino para que inyecte algo más de estímulo y frene la fuga", dijo Craig Erlam, analista de mercado de OANDA, en una nota.

 Reuters 163
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Pekín no convence

La sorpresiva devaluación del yuan el 11 de agosto -percibida como un intento desesperado de las autoridades chinas para impulsar sus exportaciones y su actividad económica- no hizo más que aumentar la inquietud general, causando una oleada de impactos en los mercados.

Desde entonces, se han esfumado al menos el equivalente a 5 billones de dólares en valor de las Bolsas mundiales.

Con un espíritu tranquilizador, Pekín anunció el domingo -en una directiva recogida por los medios estatales- que el gigantesco fondo de pensiones nacional invertirá en las bolsas.

El fondo de pensiones podrá invertir hasta un 30% de sus activos netos en acciones. Con anterioridad, sólo podía invertir en bonos del Tesoro y depósitos bancarios.

La medida, susceptible de conllevar compras masivas de títulos por el fondo de pensiones, no parecía tranquilizar a los inversores chinos, en su inmensa mayoría particulares y pequeños portadores.

"Pasará mucho antes de que lleguen las intervenciones del fondo de pensiones, y las valorizaciones siguen siendo demasiado altas, ni siquiera el fondo hubiera nada en este momento", comentó Qian Qimin, analista del corredor Shenwan Hongyuan.

De hecho, persisten los temores de una "burbuja": antes de hundirse a mediados de junio, la Bolsa de Shanghai había ganado un 150% en el espacio de un año, impulsada por el endeudamiento y de manera totalmente desconectada de la economía real.

"El mercado todavía se va a hundir más. Sería lo lógico, ya que los mercados bursátiles de todo el mundo caen al mismo tiempo", agregaba Qian Qimin.

"La economía está muy mal, ciertos sectores están sobrevalorados, y las presiones a la venta en todos los mercados mundiales contribuyen a bajarle la moral a las plazas chinas", resumía Wu Kan, gerente del fondo JK Life Insurance en Shanghai, citado por la agencia Bloomberg.

Ante el desplome de los mercados bursátiles mundiales, los inversores se dirigían el lunes hacia los mercados de obligaciones, lo que beneficiaba a la deuda alemana y estadounidense, cuyas tasas a 10 años pasaron el 2%.