Barriles bomba del régimen sirio mataron a más civiles que Al Qaeda e ISIS juntos

Si bien los grupos terroristas representan una amenaza real para la población, el 90 por ciento de las víctimas muere por los explosivos que las fuerzas de Bashar Al Assad arrojan desde helicópteros de forma indiscriminada

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Reuters
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"Todo el mundo los puede ver, pero no saben dónde van a caer, si les van a golpear o si van a alcanzar sus vecinos", señaló al diario International Business Times, al–Homsi, un hombre de 32 años, originario de la ciudad de Palmira, de la que se apoderó el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en mayo de este año. "Esperan simplemente a ver si van a morir", agregó.

En junio, al-Homsi fue arrestado por ISIS por haber apoyado a la oposición siria, pero su encuentro con el grupo terrorista no tiene comparación con el ruido de los helicópteros sobrevolando su ciudad natal.

Ha sobrevivido a quince ataques con barriles bomba, llevados a cabo por el régimen de Bashar Al Assad. En un país azotado por la acción terrorista de ISIS y Al Qaeda , los barriles bomba matan a más civiles que ambos grupos terroristas juntos.

"El ejército sirio, las milicias que luchan con ellos, e ISIS representan un real peligro para los civiles", comentó Khaled Khatib, un fotógrafo, integrante de la organización de rescate de Defensa Civil de Siria en Alepo. "Pero el arma que mata a 90 por ciento de los sirios, es el barril bomba".

Cantidad de civiles muertos a manos del régimen sirio, los barriles bomba y el Estado Islámico

Los barriles bomba son explosivos de fabricación casera, arrojados desde helicópteros que vuelan a unas cuatro millas de distancia (unos 6,5 kilómetros) del suelo. Dos tipos de barriles son de uso frecuente en Siria, de entre 440 y 1.100 libras (entre unos 200 y 500 kilos) cada uno.

El primero es un recipiente de forma cilíndrica ­–por lo general, un barril de petróleo o algún tanque de gas- hecho de cemento o metal. Puede alcanzar hasta 5 pies de largo (1,5 metros). El segundo es un recipiente grande y cuadrado –por lo general un tacho de basura o algún tanque de agua– de unos 10 pies de largo (3 metros) y 6.5 pies de altura (2 metros).

La bomba se activa apenas entra en contacto con otro objeto, propulsando a su alrededor cualquier elemento que lleve adentro: TNT, fragmentos de metal, de maquinaria antigua, clavos, entre otros.

"Puede derrumbar un edificio de diez pisos y que los desprendimientos alcancen una distancia de tres cientos metros", explicó al-Homsi a International Business Times. "El barril hace un ruido parecido a un terremoto cuando golpea el suelo y la gente está aterrorizada".

  Syria Civil Defense 163
Syria Civil Defense 163

Las consecuencias dependen de donde cae el barril. En muchos casos, la gente muere por un golpe directo, pero la escasez de equipos de salud e insumos médicos hace que muchas otras víctimas mueren por una herida infectada, según el vocero de la Defensa Civil de Siria en Alepo.

Activistas sirios y grupos de monitoreo de Derechos Humanos acusaron a las fuerzas sirias de utilizar los barriles bomba por primera vez hace tres años en Daraa, una provincia del sur del país. Sin embargo, recién el pasado 13 de agosto, Estados Unidos instó a la comunidad internacional a "poner fin a la utilización deplorable de los barriles bomba".

"El régimen de Al Assad aparentemente ha hecho uso de repugnantes barriles bomba como instrumento de terror contra civiles sirios inocentes", afirmó la enviada estadounidense Samantha Power en un comunicado.

Pocas horas después de la declaración de la enviada estadounidense, el régimen sirio lanzó 12 barriles bomba sobre la ciudad sureña de Darayya, y otros 10 en una ofensiva contra una ciudad vecina de la provincia de Daraa, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR).

Los barriles bomba han matado, herido y desplazado a decenas de miles de civiles, según un informe de Amnistía Internacional que ha calificado su uso de "crímenes de guerra" y, en algunos casos, de "crímenes de lesa humanidad".

En febrero de 2014, más de un año después de que los explosivos caseros hicieran sus primeras víctimas, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 2139, exigiendo que todas las facciones que luchan en Siria dejen de atacar a los civiles y cesen "el uso indiscriminado de armas en zonas pobladas tales como el uso de barriles bomba".

La resolución de las Naciones Unidas ha hecho poca diferencia en la frecuencia de los ataques o el número de blancos. Casi 9.000 personas han muerto en los ataques con barriles bomba desde febrero de 2014 y aproximadamente el 95 por ciento de las víctimas eran civiles, según la Red Siria para los Derechos Humanos.

Cantidad de víctimas por ataques con barriles bomba

La ciudad de Alepo ha sido el principal blanco de los ataques y ha tenido el mayor número de víctimas desde que los barriles bomba fueron utilizados por primera vez en 2012.

Más de 1.300 personas en Alepo han muerto en ataques con barriles bomba desde enero de 2015, pero los activistas dicen que este número es ligeramente inferior a las víctimas registrados en los años anteriores, como el 3 de septiembre de 2014, cuando unos 50 barriles llovieron sobre la ciudad de Alepo , matando a decenas de civiles.

Otras provincias sirias han tenido un destino similar. Hasakah, en el norte del país, donde ISIS y los militantes kurdos están luchando, ha sufrido 57 ataques desde febrero 2014, pero ninguno antes de eso. Deir el-Zour -en manos de ISIS- ha sufrido su primer ataque hace un poco más de un año. Y provincias del sur de Siria como Daraa y Hama han visto el número de ataques triplicar.

El mes pasado, el régimen sirio ha lanzado 2041 barriles explosivos, matando al menos a 368 civiles en seis de 14 provincias del país. Durante ese mes, al-Homsi que se encontraba en la provincia de Homs, dijo que un promedio de cinco barriles caían todos los días.

Bashar al Assad ha negado reiteradamente el uso de barriles bomba contra civiles. En una entrevista con la BBC a principios de este año, dijo incluso que se trataba una "historia infantil", pero una historia con testigos dispuestos a hablar.