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La presidente de Argentina, Cristina Kirchner, y su par de Bolivia, Evo Morales, inauguraron el miércoles un monumento a Juana Azurduy de Padilla, una coronela de la Independencia sudamericana que post-morten fue ascendida a generala por el gobierno nacional.
La escultura de la revolucionaria ocupa el lugar en el que durante más de 90 años estuvo la estatua de Cristóbal Colón; el cambio se produjo tras un largo enfrentamiento político-judicial entre el oficialismo y la oposición, que rechazaba la remoción del navegante genovés.
La obra del escultor Andrés Zerneri reproduce la imagen de Azurduy con una espada en la mano y un bebé en la espalda, rodeada por hombres y mujeres que representan las etnias aborígenes que lucharon contra el colonialismo.
"No tiene un sentido bélico, sino de liberación", explicó el autor del monumento que mide 9 metros y pesa 25 toneladas, cuya construcción demandó tres años de arduo trabajo.
"Es una forma de descolonizarnos de la colonización, estamos en tiempos de liberación", reafirmó Evo Morales al cerrar el acto de presentación. "Ella fue mujer revolucionaria que por esta Patria Grande ha perdido su tierra, su compañero, sus hijos; fue una gran luchadora que ha fallecido muy pobre", destacó el mandatario boliviano.
En la misma línea fue la explicación de la locutora del evento: "La presidente Cristina Kirchner decidió emplazar la estatua como símbolo del poder político de la Argentina".
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Juana Azurduy nació en 1780 en Chuquisaca (actualmente territorio de Bolivia), en plena expansión de la rebelión del cacique inca Tupac Amaru contra el Virreinato del Alto Perú.
Se casó con Manuel Ascencio Padilla en 1805 y juntos se sumaron a las guerras independentistas que comenzaron en el actual territorio boliviano en 1809.
Con la Revolución de Mayo en Buenos Aires, los esposos se unieron a partir de 1811 al Ejército del Norte para combatir a los realistas del Alto Perú y en 1812, ya con cuatro hijos (todos fallecidos en combate), ambos se pusieron a las órdenes del general Manuel Belgrano.
Al cambiar la estrategia militar para combatir a los realistas afincados en el Alto Perú por la ruta chilena, Azurduy se unió a las filas del caudillo salteño Miguel de Güemes, con quien combatió hasta su muerte en 1821, quedando Azurduy.
La mujer murió indigente en mayo de 1862, cuando estaba por cumplir 82 años. La enterraron en una fosa común; 100 años después sus restos fueron exhumados y depositados en un mausoleo que se construyó en la ciudad boliviana de Sucre.