Transparencia y más debates, los ejes de la campaña que se viene del candidato que no se bajó

Martín Lousteau disputará el ballottage a pesar de la ventaja de 20 puntos que obtuvo Horacio Rodríguez Larreta. ECO se convirtió en la segunda fuerza porteña y ahora buscará no "nacionalizar" la elección

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Gerardo Viercovich
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 Nicolás Stulberg 162
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Para las diez de la noche, en la planta baja del Palais Rouge, donde estaba ubicado el salón al que sólo tenían acceso candidatos y dirigentes de ECO, todavía circulaban algunos pocos platos del modesto -pero correcto- catering que se sirvió después de que el candidato a jefe de Gobierno Martín Lousteau hablara en el escenario ubicado en el segundo piso, minutos antes de las nueve. Lousteau estuvo secundado, ante las cámaras, por su candidato a vicejefe, el diputado Fernando Sánchez, los dos primeros candidatos a legisladores porteños, Roy Cortina y Maximiliano Ferraro, y la legisladora Graciela Ocaña, derrotada por Lousteau en las PASO.


La noche del día en que ganó las primarias, Lousteau había estado acompañado por Elisa Carrió y Ernesto Sanz, los precandidatos presidenciales de la Coalición Cívica y la UCR. Esta vez, en el búnker de ECO hubo pocos dirigentes nacionales -sólo estaba Lucas Llach, compañero de fórmula de Sanz, y amigo y colega de Lousteau-, lo que da una pista de lo que será la campaña para la segunda vuelta: durante los próximos quince días, Lousteau buscará debatir con Horacio Rodríguez Larreta sin hacer intervenir a los precadidatos presidenciales de las fuerzas que integran ECO, donde, además de los ya mencionados miembros del frente Cambiemos, también hay partidos identificados a nivel nacional con el frente Progresistas, que lleva como única precandidata a Margarita Stolbizer, para quien Lousteau ha tenido palabras elogiosas e incluso apoyó con un video el día de su lanzamiento. La no nacionalización de la campaña será, además, el modo de competir contra el delfín de Mauricio Macri sin atacarlo directamente a él, y evitar así socavar sus chances de cara a octubre.


Durante la tarde las especulaciones sobre la posibilidad de que Lousteau desistiera de participar de la segunda vuelta circulaban con cierta intensidad, y la negativa de los miembros de su equipo no alcanzaban a acallarlas. La vicejefa de gobierno María Eugenia Vidal había dicho que la decisión de ir a ballottage era de la segunda fuerza, dejando la pelota del lado del economista. Pero fue el propio candidato quien desechó esa posibilidad cuando, al subir al escenario, dijo que los porteños habían decidido que habría ballottage.


La diferencia de 20 puntos que lo separan de Rodríguez Larreta será dura de remontar, pero los dirigentes de ECO no se desalientan: confiaban, en un primer análisis, en que el cruce de diferentes variables podría alinear los planetas de modo de reducir sustancialmente la brecha. Una menor concurrencia de votantes -algo que tradicionalmente sucede en los ballottages, y que previsiblemente sucederá, si se tiene en cuenta que ésta será la tercera elección porteña, y aún faltan, potencialmente, tres elecciones nacionales más- podría perjudicar más a Larreta que a Lousteau, argumentaban. "Fíjense qué fuerza sacó más votos que en las PASO y cuál sacó menos", sostuvo Sánchez, en referencia a los cerca de 100.000 votos que, de acuerdo con el escrutinio provisorio, el PRO perdía entre las primarias y la primera vuelta, en comparación con el crecimiento de ECO, unos 40.000 votos más.


En el entorno de Lousteau aseguraban que no hubo llamados para pedir un renunciamiento y defendían la decisión de participar en la segunda vuelta argumentando que no perjudicará a Macri a nivel nacional, sino que, por el contrario, su performance electoral mejoró las posibilidades del líder del PRO, pues ECO desplazó al kirchnerismo como segunda fuerza, lo que en adelante permitirá debatir en la Legislatura "de otra manera". Está por verse, de todos modos, cuál será el margen que tendrá Lousteau para hacer campaña enfocado en la "transparencia" y los "principios éticos", sin hacer nombres propios.