"Acercarme a Cristina hizo que me interesara más por la política"

"Robertito" Funes Ugarte, el extravagante notero de C5N, habló con Infobae sobre haber sido elogiado por la Presidente, sus inicios en los medios y su admiración por la reina Máxima. "Me propusieron bailar en el programa de Tinelli pero no me interesa", afirmó

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-Sí, en el año 97. Vine de Mendoza a Buenos Aires en el 96 y le dije a mi familia que venía a estudiar abogacía y que además había un torneo de gimnasia deportiva, que yo siempre hice y que iba a calificar para GEBA. Mitad cierto y mitad no tan cierto. Quería estar en Buenos Aires. Mi abuela fue la que me ayudó, me conectó con mis primos, que no me dieron ni la hora, pero bueno. En fin, buscando trabajo, buscaban chicos para repartidores en Pizza Hut. Yo no tenía idea, nunca había trabajado en mi vida. Trabajé un año en el local de avenida Lacroze.

Sí, me encajaron las camperas que me quedaban re grandes (risas) Yo me sentía solo ahí adentro, entonces agarraba y me ponía muchos sweaters porque hacía frío en esa época. Acostumbrado a otro tipo de vida, tocaba el timbre por la puerta principal y me mandaban a la puerta de servicio. Me indignaba. Me decían: "¿Quién es?", "Roberto Funes, vengo a repartir la pizza", "¿Quién?", "De Pizza Hut" aprendí a decir. Ahí empecé y en paralelo a eso estudiaba en la UCA, periodismo. Después de repartir pizzas pasé a la Casa Rosada, a trabajar con Eduardo Bauzá, de un día para el otro. Así fue.

Sí. Trabajaba en la jefatura de prensa de gabinete, con los voceros de prensa de Bauzá. Era conocido de mi familia y dijeron: "Bueno, traeme a este pibe que...". Medio pinche para que haga algo y trabajé allí en la jefatura de gabinete.

Hago de todo en realidad. A mí me gusta vivir bien, como a todo el mundo. Me gusta tener buenas cosas cuando se puede. Si no las hay, hacemos que estén. ¿Viste esa famosa frase: "Si hay miseria que no se note"? Bueno, la aprendí de muy chiquito. No porque vivía en la miseria, hemos vivido bien y después hemos tenido altibajos, pero siempre con dignidad. Esa es la idea. Si te gustan las buenas cosas, una buena cosa es suficiente.

Me encanta. Me encanta hacer móviles, me encanta agarrar la cámara, salir a los restaurantes y contar historias distintas. Después, me toca hacer coberturas como fue la del Papa y otras...

Es real. ¿No me conocés detrás de cámara? Me mesuro más en la cámara, imaginate. He tenido momentos que han sido medio desbarrancados al aire y dije: "No, tenés que poner un freno", porque te sale el Dr Jekyll y Mr Hyde.

En este último tiempo me parece que sí. Hubo como un brote de hacer... Yo no inventé nada en la televisión, quise imponer un estilo distinto, pero el mío. Lo que he visto es que se ha vapuleado un poco ser el movilero, el notero de color, a pasar a hacer el ridículo. Estás en la calle pero tenés que tener un poco de respeto y no reírte de la gente sino con la gente. Yo me río de mí mismo primero, porque la verdad que me tengo que mirar al espejo un poquito.

En un momento me enojó mucho. Dije: "¿Y éste? ¿Y ésta?" Aparte eran del mismo medio mío, mismo trabajo. "¿Estos aparatos qué onda?". Y bueno, me di cuenta que yo no inventé la pólvora, que te pueden imitar y copiar.

Voy. He ido a cubrir un incendio. Pongo la mano. Lo que pasa es que a veces tienen miedo de que empiece a decir: "Qué guapo el bombero, mirá cómo agarra la manguera" (risas). Me ubico. He cubierto funerales como el de Amalia Fortabat, el de Rainiero de Mónaco.

Eso fue para mí un antes y un después, porque he hecho ese tipo de noticias cuando trabajaba en la revista Noticias, el diario Perfil, en Caras, trabajé en su época para Infobae, yo sabía bien cómo eran los temas. A veces sin firmar, vos escribís la nota que te están pasando y hasta que no se imprime, vos sabés bien que hasta el último epígrafe tiene que ser corregido y con el acento. Soy maniático de esas cosas. Eso mismo lo apliqué a la televisión. Y bueno, me pasó ahora que fui a Punta del Este por octavo año consecutivo a cubrir la temporada y de repente estalla un caso policial como el de Lola Chomnalez. Me dicen: "Tenés que ir" y traté de ponerme en la piel de periodista policial y contarle a la gente qué es lo que estaba pasando.

Sí. Porque a mí lo que me gusta es contar las noticias, vivirlas. Para mí los periodistas somos actores. Contamos la noticia, la interpretamos y la soltamos a nuestra manera. Vos sos como el camaleón, absorbés lo que hay y lo contás. Tenés que estar a la altura de las circunstancias. Fui a cubrir la asunción de Máxima y después a un carnaval de Lincoln en el potro mecánico, o lo de Lola Chomnalez. Entonces, contás la noticia acorde a los argumentos que vos tenés en tu contexto y es lo que a mí me gusta hacer.

Me aprendí a cuidar, a confiar menos en la gente y a defender a los que trabajan conmigo, los operadores de la calle, los compañeros camarógrafos, los técnicos y demás. Sé muy bien quién fue y él sabe que yo sé. Con eso me basta y me sobra.

Yo no estaba deseándole la muerte a nadie. Porque de hecho nunca le deseé la muerte a nadie. Después me vi y me dio una vergüenza verme ahí mismo. Fueron veinte días jorobados. Pensé que iba a ser una noticia en los programas de chimentos, pero no, salí en Clarín, doble página: "El preferido de Cristina tal cosa". También se la agarraron de ese lado. Pegarle al Gobierno a través de un perejil que soy yo. Yo no soy ni oficialista ni antioficialista. Yo tengo mi propia idea política. Nunca la voy a decir. Que Cristina haya dicho que yo era elegante, que era divertido, y que me haya presentado al Papa, que nunca había sucedido que una Presidenta rompiese el protocolo como lo rompió en el Vaticano, y me traiga al Papa y diga: "Fulanito de tal, tataranieto de Perito Moreno". Yo me quedé mudo.

Lo único que me importa es que la gente esté bien. Todo tipo de gente, todos los rangos sociales, que estén bien.

Abrí los ojos mucho más, me interesé más por la política. Yo antes decía: "No, la política no me interesa. La economía no", mentira. Yo siempre estaba escuchando, mirando, observando. Aprendí de mis compañeros, los que hacen todo el tema internacional y dije: "Prestá un poco más de atención a la gente, a la calle, a lo que es el trabajo de un político". Sí, cambió, claro. Yo vengo de una familia que quien era el sostén era mi madre. Era una mujer que de nacer en cuna de oro y de tener todo a su disposición se quedó, al día siguiente que mi padre se fue de casa, sin un centavo. Ni plata para el colectivo teníamos y mi madre por mantener los preceptos de decir: "Me la banco" lo hizo así. "Qué horror, divorciada en Mendoza", nos dieron la espalda todos. Entonces yo sé lo que es cuando una mujer lleva las cosas adelante. En este caso dije: "Bueno, hay ciertas cosas del Gobierno que no me gustan, pero hay otras que me parece que están bien".

Sí, se viste bien. Es una mujer muy coqueta y huele bien. Siempre tiene rico perfume. Las veces que la he visto siempre tiene rico perfume.

Es un referente. No me gustaría ser como Tinelli, pero reconozco que es un hombre que ha hecho muchísimo en el medio.

No. Me lo propusieron tres veces y no quise. Primero no tengo ganas de estar bailando ahí. Es mucho tiempo el que te insume. Estar ahí, bailar, ensayar, que te juzgue gente que a lo mejor no tiene idea de lo que estás haciendo. Y además todo lo que sucede ahí alrededor. Te inventan cosas y el juego es ese. Si no hacés problema o no hacés despiole no les servís. Yo no sirvo para eso.

No existe la realeza argentina. La única representante que está a la altura de las circunstancias en lo que es la monarquía europea es Máxima de Holanda. Hace todo perfecto. Ella se preparó para eso, le gusta eso, lo hace bien y lo disfruta. Aquí está la realeza de la televisión.

Me divierte el cuento de la Cenicienta. Me gusta todo eso.

Hace todo bien. Excepto no hablar con los periodistas cuando viene a la Argentina un poco más suelta. Te saluda: "Hola, ¿qué tal?", "¿Otra vez vos acá?" te dice.

-Sí, se divierte. Intramuros se divierte mucho. Le gusta bailar, le gusta tomar. Al rey Guillermo le encanta la cerveza, ella lo acompaña. La que es menos feliz es Letizia. Ahora la reina Letizia. ¿No viste el casamiento? Fue un papelón. Ella hablaba perfecto. Ella recitaba un noticiero de la televisión española, y él: "Pues sí, pues sí, claro".

Son todas Cenicienta. Máxima tiene la historia. No era Cenicienta, pero viene de otro lugar. Una chica de barrio Norte, paqueta, que iba al Northland y demás. Estoy seguro que Máxima tenía en su cabeza eso. No hubo nada al azar.

Trabajar. No en un noticiero, no lo sabía, pero sí en los medios. Ni actor, ni nada. Te vas a reír, lo veía a Horacio Embón cuando era chico. Y bueno, después vi a otros referentes de afuera.

No. Lo pensé y era un tema para mí. Ahora que estuve en Mendoza, vi a mis hermanos con sus hijas, de las cuales soy el padrino y soy el tío Tuto. Ahí los vi a ellos y dije: "Bueno, Dios no me dio hijos, o la posibilidad de tener". Sí, la tengo la posibilidad, pero la elección quizás de no tener hijos. Pero soy buen tío y buen padrino.

Me encantan los chiquitos. La paso bien. Un rato, eh. Los chicos educados. Los chicos mal educados no los aguanto ni dos minutos, los devuelvo. Te rompen las cosas, dicen palabras que no me gustan, comen mal, son gritones, no duermen la siesta.

La falta de educación y lo traicionero, la gente que va por detrás. Yo soy muy frontal, y por eso me cuestan algunas cosas en la vida.

Yo no me considero famoso, me considero un personaje conocido. Pero sí, se ha acercado gente y me invitan y qué se yo, finalmente necesitan un link para que vos los lleves a tal lado. Después me llaman y dicen: "Che, Robertito", "¿Qué?", "Vino un chico, una chica de parte tuya", "¿Cómo de parte mía?", "Sí, para buscar trabajo" y yo ni sabía que el pibe o la chica existía ¿Sabés lo que veo en este medio últimamente? Falta de profesionalismo. Los chicos y las chicas que están egresando de la facultad, o los que no van a la facultad, o los que se les da el micrófono por algo, no quieren trabajar como periodistas, quieren ser famosos. Se quieren transformar en un personaje del día a la noche.

Dormiría, tendría sexo sin parar y comería un rico asado. Con eso estoy bien.