Gabriela Michetti, o el desafío de un macrismo sin Macri

El PRO cruje bajo el peso de su primera crisis interna luego de que su líder tomara partido por la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta. Inquietud entre algunos militantes: ¿y si se enoja y se va?

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 Télam 162
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No es la primera vez que pasa en la historia argentina. Augusto Timoteo Vandor intentó un peronismo sin Perón. Construyó su propio aparato político/sindical y negoció directamente con el poder militar. Estaba firmemente convencido de que era lo que necesitaba el peronismo en esa etapa. Perón, que estaba en el exilio, no pensaba lo mismo. Y hay quienes sospechan que fue él quien lo mandó a matar. Más cerca en el tiempo, el de Daniel Scioli es otro caso, un kirchnerismo sin los Kirchner. Encara la política como diálogo, no quiere aplastar a los opositores, se aleja de la confrontación, jamás se enfrentó con "los monopolios" de los medios. Es el candidato del FpV que mejor mide, pero Cristina Fernández de Kirchner no habla con él hace meses, tantos que Scioli ni se acuerda. Y le da pantalla a todos sus competidores.

?Con Gabriela Michetti sucede algo parecido. Está segura de que se necesita "humanizar" la gestión porteña, conducida por Mauricio Macri, justo ahora que el líder del PRO está en su escalada al poder nacional. Su campaña dice "Macri a la Nación. Gabriela a la Ciudad", pero sabe desde hace mucho que el actual jefe de Gobierno la quería como candidata a vicepresidenta y no compitiendo con su pollo, Horacio Rodríguez Larreta.

?El aparato macrista todavía no lo puede creer. "A través de ella se cuelan todos los que quieren hacerle daño a Mauricio, desde Sergio Massa hasta Gerónimo Venegas, desde Ernesto Sanz hasta Hugo Moyano", dicen, furiosos. No importa que Venegas, Moyano y Sanz respalden a Macri. Lo que importa es que quieren colarse sin ser controlados por el aparato político macrista que, con mano de hierro y notable éxito, manejó su estrategia de crecimiento. "En el distrito donde tenemos el 70% de aprobación a la gestión, estamos gastando tiempo y recursos en una batalla interna que es innecesaria por donde la mires", dicen, enojados.

?Por el contrario, la gente de Cristian Ritondo, el precandidato a jefe de Gobierno del PRO que se bajó esta semana de la compulsa y anunció que trabajará para la candidatura de Rodríguez Larreta, cree que "esta interna es necesaria, porque invisibilizamos a los demás partidos". Es más, ven que "entre Horacio y Gabriela, el 50% del electorado votará en las PASO del PRO", perjudicando a todas las demás fuerzas políticas. Ritondo va a aportar su trabajo en las comunas del sur, de fuerte raigambre peronista y, asegura, "ahí está ganando Horacio cómodo".

?Como sea, estamos en presencia de la primera crisis interna del PRO. Se podrá decir que se trata de una crisis de crecimiento, pero eso no la hace menos dramática para sus contendientes, que llegaron hasta aquí manejando entre cuatro paredes las disputas que siempre tuvieron, las broncas, los celos, las distintas maneras de concebir el ejercicio del poder, entre los que se esforzaron obsesiva y casi científicamente por la administración de la Ciudad, personificados en Rodríguez Larreta, y los encargados de los vínculos por fuera del mundo PRO, representados por Michetti.

?Macri llegó a donde está (primero en la mayoría de las encuestas de intención de voto presidencial) respaldado en un equipo que aprendió a gestionar una vez que se hicieron cargo de la administración, y que sobrevivió al kirchnerismo sin quebrarse. Porque, entre tantas cosas, hay que reconocer que, salvo Eduardo Borocotó, que fue electo diputado de la Capital en una boleta del PRO en el 2005, los macristas supieron resistir las presiones de un oficialismo que no respetó ni las más elementales reglas de la convivencia política.

?En estos años de aprender y resistir, pasó de todo. Hay duras cuentas pendientes entre Horacio y Gabriela. Nunca lo van a reconocer, pero hace mucho tiempo que dejaron de tenerse confianza, aunque para el votante, se hace difícil imaginar al PRO sin el uno o el otro. Porque si bien es cierto que cualquiera que necesite conseguir un aumento de la partida presupuestaria o negociar una ley debe pasar por el despacho de Horacio, todos aquéllos que no necesitan nada del Gobierno de la Ciudad, los que miran la política por la televisión, o sea la mayoría, conocen más a Gabriela.

?Claro, el que está del lado de la gestión, jamás consultó nada con ella, sin embargo, Gabriela ofició de paño de lágrimas para funcionarios que se sentían destratados por Horacio. Porque, digamos la verdad: no hay diferencias ideológicas entre uno y otro. La gente de Larreta le critica a Gabriela que "no sabe ni cuántos hospitales hay en la Ciudad", lo que es innegable, pero también es cierto que Macri tampoco lo sabe. Tuvo un jefe de Gabinete dedicado al asunto.

?Michetti siempre fue la segunda dirigente que mejor medía del PRO a escala nacional, lo que se transformó en su mochila. Gabriela tiene muchos amigos, pero casi todos están en la Coalición Cívica, en la UCR, hasta en el peronismo. ¿O no es ella la mejor amiga que Lilita, Sanz y Venegas tienen en el PRO? En el armado macrista, altamente profesionalizado, sin espacio para la improvisación, a ella le tocaba salir a hacer campaña y ganar elecciones. Ahora ella quiere que su imagen se traduzca en poder real. Para sus oponentes en el PRO, "es un capricho personal". Como sucede en los matrimonios malavenidos, ambos tienen razón.

?¿Por qué no aceptó Gabriela su lugar en el equipo, la cuota justa de emoción en la fórmula presidencial, la máxima que parece tolerar el PRO, junto a Macri? Todavía ella tiene que explicarlo y, aún así, no siempre cierra. Llora (¿se victimiza?) cuando su jefe político escribe en Facebook que su candidato es Horacio, y el PRO tiembla. ¿Y si se enoja y se va? La sola idea de que algo así suceda, los inmoviliza. Por eso los pasos del macrismo fueron siempre cautos. Esperaron durante semanas convencerla de que aceptara ser candidata a vice: no pasó. Luego que se bajara después de que lo hicieran Sergio Bergman, Diego Santilli y Ritondo: no lo hizo. No sólo eso, sino que armó un spot de campaña donde ella es la protagonista de todas las victorias, y Macri y Horacio le dan besos y la felicitan.

?A veces sienten que inventaron un monstruo que ya no les hace caso. El PRO tiene chances de llegar al poder en unos pocos meses, y en el distrito que tenían ganado casi sin presentarse, les salió una columna rebelde. Si no fuera porque se trata de política, una ciencia inexacta, donde las emociones se cuelan, sería increíble.

?Todo es rarísimo. Rodríguez Larreta no hará lanzamiento de campaña, porque no necesita hablarle a los convencidos, sino mostrarle a los vecinos que él da seguridad gestionando. A través del sistema telefónico aleatorio llamado IVR (Interactive Voice Response) organiza visitas a los vecinos, toma demandas y resuelve problemas. "No hay tiempo para otra cosa", asegura su gente, que reconoce que su figura no despierta sentimientos de amor, aunque tampoco de odios. "Él es Mauricio en la Ciudad", y no se equivocan. Son muchos los electores que dicen "yo voy a votar al candidato que Macri diga que hay que votar". Por su lado, Michetti hace exactamente lo contrario. Los que no la quieren dicen que ella "no es política", pero hizo un lanzamiento tradicional, con campaña en las esquinas y globitos amarillos para los chicos.

?Lo extraño es que el PRO creció con una estrategia que siguieron a rajatablas. A saber, poner de candidatos a personalidades conocidas, que generaran algún tipo de empatía con el votante. Es la primera vez que van a implementar, y en su propio distrito, un camino que no apueste a los sentimientos, sino a la pura racionalidad.

?Exactamente lo contrario recomendó históricamente Jaime Durán Barba, el gurú al que tanto le debe el macrismo. En su libro Mujeres, sexualidad, internet y política dice que "la relación del elector con el candidato es cada menos racional..., está plagada de emociones, resentimientos, prejuicios de todo orden, porque es, ante todo, una relación entre individuos... Por eso, las campañas electorales se centran en los atributos personales de los candidatos."

?El aparato macrista lo sabe. Viene creciendo sostenidamente con un sistema de construcción política nuevo y exitoso. Por eso se lo ve incómodo. Con Macri jugando públicamente a su favor, retomaron la ofensiva. Instalaron que Horacio está con una leve ventaja en las encuestas, y que por eso el líder del PRO salió a bancar. Cerca de Michetti dicen que no creen en esas encuestas y que "se trata de una maniobra desesperada para instalarse en la opinión pública". Cuentan, además, que hubo un nuevo ofrecimiento para que Gabriela se baje de la candidatura.

?Desde afuera, la decisión de Macri de habilitar las primarias en el distrito, aunque no estaba obligado, fue un gesto audaz, propio de quien pretende encarar un liderazgo democrático. Dejarle la decisión al electorado parecía un riesgo acorde a las actuales demandas. Ahora que intervino enérgicamente a favor de Rodríguez Larreta solo le queda ganar. No hay lugar para los derrotados en el camino a la Casa Rosada.