Caso Nisman: qué dice el informe de los peritos de la querella

La escena de la muerte del fiscal en detalle, las peculiares manchas de sangre, la posición del arma y los puntos más cuestionados por una querella cada vez más convencida de que se trató de un homicidio

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Hay una escena por lo menos ilustrativa. El 13 de febrero último, en el marco de una inspección ocular requerida por la querella de la jueza Sandra Arroyo Salgado en el departamento que ocupaba el fiscal Alberto Nisman en la torre Le Parc, el criminólogo y ex jefe de la Bonaerense Daniel Salcedo entró al baño envuelto en un traje protector. Lo acompañaban un fotógrafo de la Policía Federal, un perito criminalístico -también miembro de la Federal- y un empleado de limpieza de Le Parc que actuaba como testigo. El equipo roció Luminol en varios puntos en busca de rastros de sangre. La canilla, a simple vista y con la luz del baño encendida, no los tenía. Rociada con Luminol, y con la luz apagada, dio una clara señal violeta y fluorescente, lo que se conoce como una reacción exotérmica. Para Salcedo, esto era indiscutible: en esa canilla hubo sangre y fue lavada.

Salcedo alertó de este hallazgo al abogado de la querella, que luego le avisó a la fiscal Viviana Fein, presente en el lugar. En un principio, Fein no le dio a esto demasiada importancia. Salcedo y el resto del equipo pericial, integrado por los doctores Osvaldo Raffo y Julio Ravioli, dejó Le Parc con un sabor amargo en la boca ese día. Los puntos oscuros, para el equipo en plena investigación, eran demasiados. Esos puntos oscuros se convirtieron en conclusiones. Y esas conclusiones fueron el núcleo de un informe que marcó a fuego el rumbo de la causa.

Infobae accedió al texto completo, hoy adjunto al expediente de la causa en el despacho de la jueza Fabiana Palmaghini. El informe revisa y critica los protocolos y pericias que ocurrieron en Le Parc en la madrugada en que Nisman fue hallado muerto y también su posterior autopsia. Reconstruye con fotos policiales el lugar del hecho en la madrugada tras su muerte: se ven la cantidad de suplementos dietarios en la alacena de Nisman, el diario del domingo todavía en la puerta, las sábanas de su cama solo revueltas del lado derecho, sus trajes y camisas ordenados metódicamente, la cantidad de personas presentes en el departamento, que -estiman fuentes cercanas a la querella- fueron casi 30 en total. La secuencia llega hasta el baño, y a la laguna de sangre que emanaba de la cabeza del fiscal, vestido con una remera blanca y un short de baño negro, echado al costado de la bañera. "Por los signos observados esta NO fue la posición final", asegura el informe.

La mano izquierda también está impregnada de sangre "por contacto, como si algo o alguien manchado de sangre hubiese tomado la misma posterior al hecho", una cantidad que generó que cayera lo que se conoce como un "goteo estático", gotas uniformes de un objeto inmóvil, algo opuesto a un chorro de sangre a presión.

Hay otra mancha de sangre en la mesada del lavatorio, que no es homogénea ni continua en su forma. "Corresponde a una proyección por cercanía de la lesión pero de baja altura", dice el texto, un indicio de que Nisman habría estado arrodillado al momento de morir. Nisman medía 1,82 metro de estatura. También, los peritos observan en ella "unos goteados estáticos gravitacionales que han caído sobre el borde de dicha mesada" y que coinciden con las gotas halladas en la alfombra del baño, una pequeña toalla blanca.

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Las pruebas revelarían manchas de sangre en el baño  162
Las pruebas revelarían manchas de sangre en el baño 162

La toalla es otro enigma: se encontraba prolijamente ubicada a los pies de Nisman, echado en el suelo. Dada su posición, suponen los peritos, debería haber sido encontrada enroscada en vez de recta. También la caída de las gotas de sangre en ella sugiere una postura de rodillas. Y si Nisman hubiese estado de pie al morir, habría tenido lesiones en la espalda o su cabeza al caer. Según el informe, no las tuvo.

La pistola Bersa modelo '62 de Diego Lagomarsino, número de serie 35099, dice un acta labrada por una médica en la escena del crimen y que consta en el expediente, tenía su empuñadura "en la parte posterior-superior del hombro izquierdo", justo al lado de la cabeza del fiscal, sobre el charco de sangre. También, su brazo izquierdo estaba cuidadosamente doblado sobre la panza. Alberto Nisman era diestro. Su mano derecha, por otra parte, mostró manchas de sangre distribuidas con un límite muy nítido, algo que no encaja con el perfil usual de la mano de un suicida. En la palma de la mano derecha, por otra parte, casi ni hay sangre.

Los párpados de Nisman presentaron lo que en la jerga forense se denomina "ojos de mapache", hematomas producidos por la presión intracraneal. También tuvo hematomas en su masa encefálica. Esto, para Raffo y la querella, indica la existencia de agonía, de una muerte lenta. El cuerpo mismo es empleado para cuestionar el momento del fallecimiento: al momento de la autopsia en la Morgue Judicial, según se puede apreciar en fotos del expediente, el cadáver de Nisman estaba visiblemente flácido. Esto, según cualquier manual forense, indica que el cuerpo lleva más de 36 horas de muerto, con una diferencia de cuatro horas.

Restos del proyectil   162
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Este jueves por la tarde, Salcedo recibió del perito forense Osvaldo Raffo una noticia llamativa: la fiscal Fein decidió dividir en dos la junta médica que ella misma convocó para analizar el caso y que comenzará a reunirse el 30 de este mes, que incluirá a especialistas de la fiscalía y de todas las partes. Por un lado, habría una parte dedicada a lo estrictamente médico. Por el otro, una parte dedicada a lo criminalístico.

Esta decisión probablemente será apelada con rapidez por los abogados de Arroyo Salgado, que recusaron ante la jueza Fabiana Palmaghini al perito neuquino Enrique Prueger. La querella vio que Prueger -que se habría ofrecido él mismo ante Fein para trabajar en el caso- dio numerosas entrevistas en diversos medios con sus puntos de vista y sus críticas. Esto irritó a los abogados, que reunieron en un documento todos los links con las entrevistas. Arroyo Salgado aprobó la idea de la recusación sin pestañear.

Salcedo, Raffo y Ravioli, por su parte, están ansiosos de defender sus puntos de vista en la junta médica. Que Fein la haya convocado, dicen cerca de ellos, "no les mueve el piso en absoluto". Sostendrán su postura de que Alberto Nisman no murió ni por accidente o por su propia mano. Para ellos, Nisman fue asesinado.