A primera hora de la tarde, en la céntrica Plaza de España de Roma, los aficionados más violentos del Feyenoordcomenzaron a lanzar bengalas contra las fuerzas policiales y dañar la reconocida fuente de la Barcaccia. Los antidisturbios respondieron con gases lacrimógenos y lograron despejar la plaza.
Los restos de plástico, basura y botellas de cristal sobre el suelo marcaban un campo de batalla. "Roma, devastada y herida", señaló el alcalde de Roma, Ignazio Marino, en un mensaje enviado a través de la red social Twitter.
Los enfrentamientos en la zona de Campo dei Fiori terminaron con aficionados lastimados y un total de seis policías heridos, antes del juego por los dieciseisavos de final de la Europa League en el estadio Olímpico de la capital italiana.
Las autoridades italianas identificaron a 16 hinchas holandeses, de entre 20 y 28 años, como responsables de iniciar el vandalismo. Serán acusados de resistencia a la autoridad, lesiones corporales y participación en peleas.