Corea del Norte actualiza 300 lemas del régimen: "¡Hagamos un país de champignones!"

Con los nuevos eslóganes, la dictadura comunista llama a mantener la fidelidad de la población al modelo. La lista es, por momentos, desopilante

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 AFP 163
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Los 310 nuevos eslóganes oficiales dados a conocer por Pyongyang tampoco olvidan, como era de esperar, la necesidad de "borrar del mapa" al imperialismo estadounidense. Los lemas políticos son el pan de cada día de los norcoreanos, que viven en uno de los regímenes más herméticos del mundo.

El gobernante Partido de los Trabajadores de Corea (PTC), el único en el país, elaboró estos eslóganes, publicados el jueves por la agencia oficial KCNA, con motivo del 70º aniversario de su fundación y de la liberación de la península coreana del yugo colonial japonés.

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Dependiendo de los temas tratados, el tono es agresivo, amenazante, reconfortante o alentador. El estilo oscila entre la poesía estrafalaria y la laboriosidad extrema.

"¡Que las frutas caigan en cascadas, que su dulce aroma llene el aire sobre un mar de manzanos en el puerto de Chol!", dice uno de los textos sobre el sector agrícola.

¡Que las frutas caigan en cascadas!

En la misma categoría, la agencia KCNA añade: "¡Hagamos de nuestro país un país de champiñones!", "¡Hagamos que las verduras crezcan de forma intensiva en nuestros invernaderos!".

La lista reserva la mejor parte de los eslóganes a la dinastía de los Kim: el fundador del régimen Kim Il-Sung, su hijo Kim Jong-Il y su nieto Kim Jong-Un, actualmente en el poder, pidiendo a los norcoreanos lealtad incondicional.

"¡Practiquen deporte de forma ofensiva!"

Otros mensajes se explayan en la potencia militar, la economía, la ciencia y la tecnología, la educación, las artes y el deporte. "¡Practiquen deporte de forma ofensiva!", exhorta uno de ellos.

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"Prueba de lealtad"

La propaganda norcoreana puede parecer contraproducente vista desde el exterior, con todas sus hipérboles, pero la población está acostumbrada a ella.

Unos mensajes describen al país como una nación éticamente pura que debe hacer cuanto pueda para protegerse de los complots de sus enemigos, sobre todo de Estados Unidos y de sus presuntos deseos de invadir el país.

"Estábamos continuamente sepultados bajo una avalancha de eslóganes", explica Lee Min-Bok, un norcoreano de 57 años que huyó hace 14 años y reside en Corea del Sur.

"Debíamos memorizar muchos para demostrar lealtad pero poco a poco fueron perdiendo sentido, principalmente después de la hambruna de los años 1990", añade.

"Hace décadas que se repite el eslógan sobre los invernaderos. El problema es que nadie tenía placas para construirlos ni combustible para calentarlos", señala el hombre.

"¡Hagamos que las verduras crezcan de forma intensiva en nuestros invernaderos!".

Varios sitios web abiertos por norcoreanos que escaparon de su país cuentan que los habitantes se burlaban de algunos eslóganes. Por ejemplo convirtieron "¡La ruta puede ser peligrosa pero recorrámosla riendo!", un eslógan de 1998, en: "Que se rían si quieren, pero ¿por qué nos obligan a venir?".

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Igual hay preocupación

Estos lemas dan, sin embargo, una idea de la intranquilidad de la dictadura norcoreana y de las realidades que afronta.

Uno de ellos, por ejemplo, recalca la importancia de aumentar la producción alimentaria para "resolver el problema de alimentos de la gente y mejorar su dieta".

Un capítulo especial merecen las iniciativas "belicistas" estadounidenses, y otro está dedicado a la necesidad imperiosa de conservar la potencia militar de Corea del Norte.

"Si el enemigo se arriesgara a invadir nuestro país,

¡aniquilen hasta el último de ellos!".

En este apartado dedicado a las fuerzas armadas, otro pide a las esposas de oficiales que se conviertan en "¡asistentes fiables de su marido!".