Qué lleva a una mujer al terrorismo: de la política a la violación

Especialistas explican a Infobae el fenómeno que atrae a miles de mujeres a dejar sus vidas atrás para sumarse a las filas de los extremistas. Cuál es la cruda realidad con la que se encuentran

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Las organizaciones terroristas han empleado a niñas y a mujeres en ataques suicidas con bombas de una manera desproporcionada, dado el bajo número de ellas en estas organizaciones principalmente masculinas.

"El Partido de los Trabajadores de Kurdistan (PKK), el primer grupo que empleó el atentado suicida con bomba como arma estratégica en la lucha etno-separatista, usó mujeres para 11 de sus 15 misiones suicidas en Turquía", ilustró la académica Cindy D. Ness en la "Introducción" al trabajo colectivo que editó sobre el tema, Female Terrorism and Militancy.

Otra especialista, Mia Bloom, recordó en su libro Bombshell: Women and Terrorism las acciones de los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE), cuyas mujeres cometieron entre el 30 y el 40 por ciento de los más de 200 atentados suicidas con bomba de la organización. Todavía se recuerda el caso de Thenmozhi Rajaratnam, quien en 1991 se acercó al ex primer ministro de la India Rajiv Gandhi con un bouquet de flores y una barriga de embarazo que en realidad ocultaba explosivos, y murió con él y otras catorce mujeres.

Para Joyce M. Davis, autora de Mi cuerpo es un arma, hay dos cuestiones que analizar para entender esa desproporción.

Una: las motivaciones que llevan a las mujeres al terrorismo.

La otra, más angustiosa: los elementos que las empujan contra su voluntad a perder la vida matando a otros.

"Primero tenemos que pensar en las razones que podrían hacer que cualquiera ingresara a grupos así", dijo a Infobae. "Dicho eso, debemos considerar que las mujeres son más vulnerables."

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En primer lugar existe la situación social de inferioridad ante los hombres que las rodean, más allá de la letra de la ley (que en los países islámicos sólo confirma esa subordinación). Pero en sus entrevistas con mujeres que terminaron por ser terroristas, Davis halló "que algunas de ellas no eran emocional o intelectualmente fuertes".

Entre los casos famosos, "Juana Yihad" (Jihad Jane), nacida Colleen LaRose, había sufrido inestabilidades que no le permitieron sostener relaciones duraderas en las que encontrar a un esposo para ella y una figura paterna para la hija que había tenido a los quince años. Y "Sakinah Hussain" (Sally Jones) había practicado hechicería convencida de que ella tenía poderes de bruja.

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"Cuando a alguien emocionalmente inestable se lo nutre con una dieta estricta de odio e ira, queda más vulnerable para ser embaucado por los grupos terroristas", detalló Davis. "Eso, también, se aplica tanto a los hombres como a las mujeres. Además, como en cualquier población, existen personas con discapacidades mentales, frágiles para ser conducidas a las células donde luego se las hará participar en operaciones terroristas."

"Cuando a alguien emocionalmente inestable se lo nutre con una dieta estricta de odio e ira, queda más vulnerable para ser embaucado por los grupos terroristas".

La influencia familiar y la violencia sexual

Para las mujeres existen formas específicas de vulnerabilidad. Entre la lista de motivos que Bloom sintetizó en su libro, –venganza, redención, respeto– hay dos, relaciones y violación, que se destacan.

Una adolescente de Chicago (cuyo nombre no se reveló porque es menor de edad) fue detenida en el aeropuerto, a punto de tomar un vuelo internacional para luego dirigirse a Siria, con un hermano menor y el mayor, Mohammed Hamzah Khan, de 19 años.

Khan –acusado de proveer apoyo material a un grupo terrorista extranjero, por lo cual puede recibir una condena de hasta 15 años de prisión– los había persuadido de unirse al Estado Islámico (ISIS). La adolescente, guiada por su hermano mayor, utilizó la cuenta de Twitter @DeathIsTheeNear para elogiar un video de decapitaciones, en un tuit que cerraba con un smiley.

La violación se ha convertido en una herramienta que los terroristas emplean a conciencia. Bloom verificó que unas 80 mujeres se convirtieron en terroristas suicidas luego de haber sido violadas.

Lejos de considerarla una víctima, la mujer violada en las culturas con códigos de honor es depreciada y no podrá casarse. Lleva la vergüenza a su familia y, en casos extremos, eso conduce a que la maten o se suicide. Con esa desesperanza trágica medran los grupos terroristas.

La venganza y la trampa

Haleh Esfandiari, directora del Programa de Medio Oriente del Woodrow Wilson International Center, narró su experiencia en campos de refugiados: "Allí las células terroristas encontraban un lugar para organizarse. Y observé que las mujeres instigaban a algunas de las actividades por venganza, porque habían perdido hijos o maridos. Instigaban y a la vez se aseguraban de que los esfuerzos por mitigar la ira fueran infructuosos: mantenían el sentido de deber, la necesidad de vengar las muertes de sus seres queridos".

Muchas veces estas mujeres han tenido experiencias de vida trágicas o tristes, convino Brigitte Nacos, profesora de Ciencia Política en Columbia University, escritora y periodista. "Han perdido a su marido o su padre o su hermano durante sus luchas contra el enemigo; o sus maridos se divorciaron de ellas, o no se casaron y se convirtieron en una carga para su familia", desarrolló. Pero aunque eso las motiva a unirse al terrorismo, "no tienen voz alguna en la organización en cuyo nombre mueren".

Davis –directora adjunta de radiodifusión en Radio Free Europe/Radio Liberty y supervisora de los servicios de emisiones estadounidenses a Irán, Irak, Afganistán y Asia Central– encuentra cuestiones aún más perturbadoras: "A veces las mujeres no juegan un papel activo, sino que están atrapadas, apresadas, obligadas a cometer actos como un ataque suicida con bomba. En algunos casos las mujeres no han sido participantes activas, por su voluntad, sino que han sido entrampadas".

"No tienen voz alguna en la organización en cuyo nombre mueren".

En su libro menciona el caso de una mujer palestina que tal vez ni siquiera estaba al tanto de que la mochila que cargaba llevaba explosivos que la matarían. "Esto es parte del problema: desafortunadamente en la clase de grupos de los que hablamos no se respeta a las mujeres. No se les reconocen sus derechos, son usadas y abusadas", agregó.

Acaso el ejemplo de la estadounidense que murió combatiendo en Siria muestre otro cariz: en sus últimos correos electrónicos a su madre, Nicole Mansfield le había dicho que quería regresar pero que le habían robado sus documentos.

Idealismo, religión, aventura y desorientación

Esfandiari –cuyas memorias My Prison, My Home narran los 105 días de 2007 que pasó en confinamiento solitario en Teherán, acusada de actividades contra la seguridad nacional iraní– suma otras razones: el idealismo ignorante, la carnada de la religión y las ansias de aventura.

"La motivación inicial que hace que estas mujeres viajaran a Siria fue la misma de los varones jóvenes occidentales, que nacieron en Francia, en Inglaterra o en Alemania, donde fueron a la escuela, estuvieron expuestos a la cultura occidental: el idealismo. Son jóvenes, no saben demasiado sobre ISIS", argumentó.

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El atractivo de la religión es siempre muy fuerte: "Uno haría mucho más por Dios que por otros seres humanos", comparó Esfandiari. "Si creen que van a servir a Dios por unirse a ISIS y matar infieles, y luego van a ir al paraíso, lo harán. Muchas mujeres occidentales que se unieron a ISIS lo hicieron movidas por un sentimiento de servicio, servir a Dios por la religión."

Y otras, destacó, "también por un ansia de aventura: esa promesa de una vida nueva es una aventura para ellas". Bloom coincide en su libro: si bien ISIS no cumple, les promete romance, apoyo, subsidios para sus hijos y un marido maravilloso.

"Están cansadas de vivir en Occidente, buscan otra cosa", siguió Esfandiari. "Tienen facilidad para viajar. Hemos visto a Boumeddiene, que salió de Francia, entregar su pasaporte en Estambul, en la compañía de un hombre joven, y luego seguir su camino sin problemas".

Nacos reprodujo en su blog, Reflective Pundit, algunos diálogos entre varias jóvenes occidentales y una mujer en Siria. En las preguntas que las muchachas hacen, encontró otra motivación: "El hecho de que la mayoría de las mujeres que responden al llamado de ISIS sean jóvenes habla, sobre todo, de su completa desorientación", dijo. "Creen con ingenuidad que serán parte de un movimiento valioso. Pero se las recluta para servir a los yihadistas como esposas, madres y amas de casa."

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¿Y si prefiriesen dejar ISIS?

A Esfandiari le resulta enigmático por qué una vez que se sabe cómo considera ISIS a las mujeres y qué les hace, las reclutadoras continúan su tarea. "No puedo encontrar respuestas", dijo. "Y me pregunto: si estas mujeres tuvieran la posibilidad de salir de esa parte de Siria tomada por ISIS, ¿no preferirían tomar a sus hijos y volver a Europa?".

El reciente caso de una británica parece responderle que sí.

Tareena Shakil, de 25 años, le había dicho a su familia que se iba a de vacaciones a España; en cambio, se marchó con su hijo de 14 meses a Siria. Con el nombre de "Tameena al Amirah" y la consigna de "esclava de Alá", abrió una cuenta en Facebook y se dedicó a la propaganda extremista, con imágenes de los militantes de ISIS y sus banderas.

Pero pronto se le asignó otro papel: debía casarse con un yihadista. Se negó. El hombre la atacó. Sus familiares sintetizaron su descripción de los hechos: "Un infierno en vida".

Llevaba sólo tres meses en Raqqa cuando tomó a su bebé, forzó su entrada a una casa para recuperar su pasaporte incautado, sobornó a un taxista para que los llevara hasta la frontera con Turquía y trepó la cerca de 3 metros de alambre de púa. Llegó al otro lado con los pies y las manos cortados en tiras. Los oficiales migratorios la detuvieron. Hoy se encuentra en la cárcel de Gaziantep y espera que su padre la lleve con su bebé de regreso al Reino Unido.