"Como parte de los compromisos asumidos por la Argentina ante el Grupo de los 20, y en el marco de los principios definidos por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea" justificó el directorio del Banco Central de la República Argentina la aprobación de dos medidas orientadas a fortalecer el sistema financiero y a afianzar los estándares que las entidades deben alcanzar en materia de solvencia, liquidez y gestión de riesgos, en función de los parámetros internacionalmente establecidos.
Si bien se trata de medidas de carácter técnico que siguen criterios y acuerdos internacionales, no deja de sorprender que el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, aprobara con su equipo este tipo de medidas en un año en que se cumple el mandato sin reelección del actual gobierno y en el que nadie se plantea temores por debilidades del sistema financiero argentino.
Ejecución gradual y con un año de gracia
Por un lado se aprobó que "las entidades financieras internacionalmente activas deberán incorporar, adicionalmente a las exigencias que ya impone la normativa derivada de los acuerdos de Basilea, un ratio de cobertura de liquidez destinado a mejorar su capacidad para absorber eventuales perturbaciones procedentes de tensiones financieras de diferente naturaleza".
El BCRA quiere que las entidades más grandes tomen más previsiones de riesgo sistémico
De tal modo, las entidades comprendidas en esta norma deberán contar con suficientes activos líquidos de alta calidad y de libre disponibilidad para afrontar eventuales tensiones de corto plazo. Este requerimiento podrá instrumentarse de manera gradual desde el presente año hasta 2019.
Por otro lado se dispuso un "requerimiento de capital adicional para un conjunto de entidades financieras consideradas como de importancia sistémica global, definidas según un puntaje calculado a partir de diversos factores propuestos por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea.
"En función de la liquidez que actualmente exhiben las entidades alcanzadas, este requerimiento no supone un esfuerzo adicional y por lo tanto no habrá un efecto contractivo en materia de crédito. Por el contrario, las entidades podrán gestionar su liquidez de manera más eficiente", aseguró a la prensa el ente rector de la política monetaria y financiera.