"Charlie Hebdo", un semanario satírico bajo amenaza

Aunque estuvo en el centro de polémicas violentas y recibió ataques verbales -hasta fue víctima de un incendio-, seguramente nadie imaginó jamás que su redacción sería blanco de esta locura mortal

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 AFP 163
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El fatal tiroteo contra la redacción de este medio emblemático de un estilo periodístico particular parece la sangrienta crónica anunciada de una larga historia de amenazas y atentados, que hoy pueden ser definidos como "menores", a la luz de lo sucedido este 7 de enero en la sede de Charlie Hebdo, en la circunscripción 11 de París, a la hora en que, todos los miércoles, se reunía la redacción del periódico.

El semanario fue fundado en 1969 y publicado hasta el año 1981 cuando su financiamiento por suscripción –ya que se negaba a recibir publicidad- resultó insuficiente, y Charlie Hebdo debió detenerse en la edición 580, según resume el diario Le Monde.

 EFE 163
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El año 1992 fue el de su relanzamiento, cuando un grupo de dibujantes, e incluso también algunos artistas, aportaron fondos para volver a ponerlo en la calle. El prestigio del anterior Charlie Hebdo les jugó a favor, y la primera edición alcanzó los 120.000 ejemplares. Luego fue creciendo hasta los 140.000 en 2006. Fue la cumbre, y desde entonces vino un descenso constante a los menos de 50.000 que vendía desde el año 2011.

Su tono provocativo le trajo más de una vez la censura de las autoridades y la furia de quienes eran blanco de su sarcasmo

En su redacción trabajan alrededor de 20 dibujantes, entre ellos, el emblemático Wolinski, de enorme popularidad. En el atentado, murieron su director, Charb, y tres dibujantes: Cabu, Tignous y el citado Wolinski.

Además hay 30 redactores y colaboradores no permanentes. Aunque su fuerte es la ilustración, Charlie Hebdo publica también crónicas y hasta practica el periodismo de investigación, sobre una temática muy amplia, política y social, especialmente.

La línea editorial, según su propia definición, es de izquierda plural. Su tono provocativo y sarcástico, como suele suceder con este tipo de periodismo, les trajo más de una vez la furia de las autoridades.

En 1970, por ejemplo, mezclaron el drama en una discoteca en la que murieron 146 personas con el fallecimiento del ex presidente Charles De Gaulle, en un título de dudoso gusto: "Baile trágico en Colombey (la localidad donde murió el general): un muerto". El gobierno prohibió de inmediato la difusión del que por entonces se llamaba Hebdo Hara Kiri. Fue en ese momento que la redacción, desafiando la prohibición, retomó la publicación con el nombre de Charlie Hebdo.

Años más tarde, el periódico se vio envuelto en polémicas con relación al islam, en particular cuando en el año 2006 publicaron caricaturas de Mahoma, cuya representación –bajo cualquier formato- es ofensiva para la religión musulmana.

En 2011, dedicó toda una edición, titulada Charia Hebdo, al profeta Mahoma

Eran dibujos originalmente publicados en un diario dinamarqués y que habían causado manifestaciones muy violentas en varios países musulmanes.

En 2011, Charlie Hebdo subió la apuesta y dedicó una edición entera, a la que llamó Charia Hebdo, con una imagen del profeta Mahoma en la tapa.

 AP 163
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Esta vez, un incendio destruyó la sede del periódico en la noche previa a la salida de este número especial, el 1º de noviembre de 2011, lo que obligó a Charlie Hebdo a mudarse por un tiempo a la redacción del diario Libération.

En 2012 la policía detuvo a un sospechoso de haber llamado a decapitar al jefe de redacción

Desde ese momento, las amenazas son constantes. Y el 22 de septiembre de 2012, la policía detuvo a un hombre por haber llamado a decapitar al jefe de redacción en un sitio yihadista.

Aunque es prematuro todavía sacar conclusiones, Patric Jean, un columnista del sitio de noticias Médiapart escribió a horas del atentado: "Charlie Hebdo, semanario satírico que por lo tanto jugaba con un mal gusto asumido, se metió siempre con todas las religiones. Atacó incansablemente a la extrema derecha. El diario fue a veces acusado de racismo por personas que hacen una lectura deshonesta y muy selectiva de sus páginas, olvidando los dibujos y artículos que criticaban al cristianismo y al judaísmo. El diario siempre jugó con la noción de lo blasfemo, lo que es perfectamente sano en una democracia laica. Hoy paga el precio de quedar atrapado en una loca barbarie, haya sido ésta cometida por neonazis o por islamistas".