Posiblemente sin darse cuenta, el fútbol argentino haya despedido en este 2014 a uno de los mejores entrenadores de la historia. Carlos Bianchi, una 'leyenda viviente' por su trayectoria como jugador, pero fundamentalmente por su extenso palmarés como conductor de Boca (logró 9 títulos entre torneos locales e internacionales), sufrió las consecuencias de un tercer ciclo alejado de los éxitos de etapas anteriores y terminó despedido por la Comisión Directiva encabezada por Daniel Angelici el pasado 28 de agosto, luego de una dura caída horas antes frente a Estudiantes y cuando solamente se habían desarrollado cuatro jornadas del certamen de Primera División.
Ya golpeado por los resultados adversos de 2013, el "Virrey" no logró encaminar el rumbo deportivo del equipo en los comienzos del año siguiente. Aunque arribaron los refuerzos solicitados a la dirigencia, el funcionamiento colectivo del "Xeneize" nunca convenció y, para colmo de males, los tropiezos durante la preparación estival frente a River en los Superclásicos representaron el principio del fin. Y si bien remontó vuelo sobre la parte decisiva del Torneo Final, culminando la campaña como escolta del "Millonario" de Ramón Díaz, la temprana eliminación de la Copa Argentina ante Huracán y el pésimo inicio del último torneo doméstico fueron demasiado castigo para un club que adoptó una drástica medida, contraria a la opinión de su gente.
Sin asimilar jamás la caída ante el acérrimo rival de Boca en La Bombonera, episodio que dio nacimiento a la frase del "Pitanazo", como así tampoco la salida de Juan Román Riquelme por los inconvenientes con la directiva, Bianchi protagonizó una Era marcada por las discusiones con la prensa, las críticas despiadadas a los árbitros y la ausencia de consagraciones. A los 65 años se marchó, increíblemente, por la puerta de atrás y, para peor, sin responder a la inquietud generalizada: ¿volverá al ruedo en algún momento o se habrá retirado oficialmente de la actividad? Es realmente un misterio sin una respuesta clara...