Mitos y verdades alrededor de las tradiciones navideñas

Desde sus inicios precristianos la celebración de la Navidad fue incorporando nuevos elementos folclóricos, como el árbol, el pesebre, el pan dulce y a Papá Noel. Aquí una reseña detallada de los hechos que fueron cambiando la historia hasta hoy

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Tradición 1: ¿Por qué la Navidad se festeja en estas fechas?

En la actualidad la Navidad está asociada al rito cristiano del nacimiento de Jesús, aunque sus inicios se remontan a miles de años antes. Para diferentes culturas antiguas el solsticio de invierno (en el Hemisferio Norte entre el 20 y 23 de diciembre) significaba el resurgir de la naturaleza, el nacimiento de un nuevo sol.

Ya entonces se realizaban grandes fiestas colectivas, donde reinaba el canto y las danzas rituales en torno a hogueras. Desde los caldeos, cananeos, persas, egipcios, fenicios, griegos hasta los romanos e hindúes, como también los aztecas, celebraron la llegada al mundo del dios solar. Así surgieron Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisos/Baco y Huitzilopochtli, por nombrar algunos.

En los grandes festejos romanos de la Saturnalia, entre el 17 y 23 de diciembre, las clases sociales quedaban abolidas temporalmente, no había actividad pública y el único oficio permitido era el de cocinar, como también era costumbre hacer regalos y los ricos compartían sus mesas con los que menos tenían. Una especie de protonavidad.

Las fechas cercanas al fin de año eran ya significativas desde el albor de las civilizaciones como momentos cósmicos importantes. Durante la expansión del catolicismo, la Iglesia buscó la manera de convertir estas celebraciones paganas en propias. Así, cuando no se podía imponer por la fuerza lograron, de a poco, transformar los diferentes ritos, mezclandolos con elementos propios.

Hasta el siglo II, el cristianismo solo conmemoraba la Pascua de Resurrección y su misterio, pero luego surgió la necesidad de celebrar el natalicio de Jesús.

Diferentes teólogos propusieron fechas acordes al estudio de los Evangelios, como el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 de mayo y varias más, ya que todos estaban en algo de acuerdo: no podría haber sido en el solsticio hiemal (diciembre), ya que el clima frío y lluvioso no permitía pernoctar al aire libre, tal como hicieron los pastores en el relato de San Lucas (2,8-14). Finalmente, el Papa Fabián (235-250) terminó con la discusión calificando de sacrílego a cualquiera que intentase determinar la fecha de nacimiento.

El relato de Lucas sirvió para que algunas iglesias cristianas considerasen posible que haya sido entre el 6 u 8 de enero y así se celebró en Alejandría hasta el siglo IV. En las iglesias orientales todavía se celebra durante esas fechas.

Recién a partir del Concilio de Nicea (325 DC) convocado por el emperador Constantino se ordenó a los obispos acatar el dogma de que Padre e Hijo eran uno solo, por lo que la figura de Cristo pasó a otro nivel divino. De esta manera, en el 345 -bajo el papado de Julio I- se instauró definitivamente el 24 y 25 de diciembre, cuando los romanos celebraban el Nacimiento del Sol Invencible.

La nueva fecha de natalicio fijada fue la misma que tenía hasta entonces Mitra, máximo competidor de Cristo en seguidores. Según la leyenda, Mitra -dios persa 1400 A.C. que llegó hasta los tiempos romanos- había nacido de una virgen un 25 de diciembre, en una cueva, mientras pastores y magos lo adoraban, cuando creció realizó varios milagros, fue perseguido y murió para resucitar tres días después.

En la antigüedad precristiana era común que los grandes personajes fuesen considerados hijos de una madre virgen y de Dios.

Creencia que abarcaba desde los Reyes de la Mesopotamia, Egipto, China o Japón, hasta los padres de grandes filosofías y religiones, como Buda Gautama, Krishna, Confucio o Lao-Tsé. Entre otros personajes, míticos o no, que nacieron un 25 de diciembre y de una virgen se encuentran Horus, Attis, Dionisio, Hércules, Zaratustra y Vyasa.

Tradición 2: ¿Por qué se arma el Arbol de Navidad?

Durante la antigüedad, varios pueblos "vestían" árboles con piedas pintadas y telas coloridas para tapar la desnudez que había provocado el otoño y esperar la primavera. Los pobladores germanos consideraban que la tierra y las estrellas estaban unidas a un gran árbol, el Divino Idrasil o Arbol del Universo. Para celebrar el solsticio invernal, entonces, decoraban robles y danzaban a su alrededor.

En el siglo VII, San Bonifacio, evangelizador de las actuales Alemania e Inglaterra, cambió el roble -que personificaba a Odín- por el pino, ya que su forma representaba la Santísima Trinidad y era símbolo del amor de Dios y comenzaron a adornarlo con manzanas y velas.

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A partir del S. XVII, el árbol comenzó a expandirse por Europa, aunque tomó notoriedad en 1841, cuando el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo, esposo de la Reina Victoria, lo colocó en Castillo de Windsor y otros monarcas alrededor del mundo comenzaron a imitarlo.

Los primeros adornos fueron dulces, ramilletes de almendras y pasas, bombones, figuras de cera, nueces doradas, velitas rojas, pan, madera, telas y hasta juguetes, pero luego la realeza cambiaría todo esto por figuras de cristal de Bohemia.

En la actualidad, las bolas navideñas están relacionadas con los dones que Dios le dio a los hombres: rojas, las peticiones; azul, arrepentimiento; doradas, alabanzas y las plateadas, agradecimiento. La estrella representa la fe que guía la vida; los angelitos, los mensajeros entre el cielo y los hombres, encargados de la protección; las cintas y los moños, la unión familiar, y las luces, iluminar el camino de la fe.

Tradición 3: ¿Existió Papá Noel?

Los vikingos solían agasajar al Abuelo Invierno, para que sea benévolo hasta la llegada de la primavera. Con la cristianización, los bretones cambiaron su nombre por Viejo Padre Navidad y uno poblador solía disfrazarse, mientras otros le daban de comer y beber.

Estas tradiciones luego fueron unidas con la historia de Nicolás de Mira (por su origen, en Turquía) o Bari (por donde fue enterrado). En el S. III, a los 19 años, Nicolás heredó la fortuna de su familia y comenzó a dedicarse al sacerdocio hasta llegar a ser nombrado obispo. Durante este proceso, era muy popular por hacer regalos a los niños pobres y huérfanos. Una de las leyendas narra que dejó una alforja con monedas de oro, para que la hija de un mercader pudiese casarse, y de allí nace el concepto de la bolsa con regalos. Tras su muerte, el 6 de diciembre de 345, la figura del santo patrón de Rusia, Grecia y Turquía fue utilizada para repartir regalos y golosinas a los niños el día de Navidad. En el S. XII la tradición creció por Europa y llegó a América gracias a los colonos holandeses en Estados Unidos.

El nombre Santa Claus tiene orígenes germánicos (San Nikolaus), aunque en Europa varía según el idioma, como Father Christmas o Babbo Natale. Mientras, en esta parte del mundo se lo llama Noel, porque se tomó del francés (Père Noël, Padre Navidad), con la excepción de Chile, donde se lo conoce como Viejo Pascuero, debido a que a la Navidad la denominan Pascuas.

La imagen actual de Papá Noel también ha tenido variaciones.

Al principio las ilustraciones lo asemejaban más a un Druida, pero a partir de 1883, el dibujante alemán Thomas Nast diseñó una figura similar a la contemporánea, para la revista Harper's. Comenzaba a ser un regordete de barba blanca, un aspecto muy lejano al de San Nicolás de Mira.

Su atuendo también fue cambiando. Desde blanco con dorado a verde, el color más popular hasta que en 1931, Coca Cola le encargó al pintor Habdon Sundblom que dibujara un personaje más querible, humano y atractivo. El modelo viviente fue un vendedor jubilado llamado Lou Prentice. ¿Los colores? Rojo y blanco, como se lo conoce hasta la actualidad.

Además, a principios del siglo pasado, la compañía estadounidense de frigoríficos y mataderos Lomen realizó una campaña para mostrar su producto: carne de reno. La manera fue presentar, en las tiendas Macy's, a Santa en su trineo, tirado por los animalitos, entre ellos Rodolfo, que ya había sido creado en 1823, en un poema de Clement Moore.

Tradición 4: Entre pesebres, pavos y pan dulce

El pesebre nació en Italia, en 1223, cuando San Francisco de Asís celebró misa dentro de una cueva en Greccio, provincia de Rieti, en la que había instalado una imagen en piedra del Niño Jesús, junto a un asno y un buen vivos.

El pavo es una de las comidas clásicas para estas fechas, en otras latitudes. El primero le fue servido a Enrique VIII y, como con el árbol, se fue extendiendo en la realeza del viejo continente. Recién en el siglo XX su consumo pasó a todas las clases sociales.

El turrón tiene orígenes árabes en el siglo XI. Fue introducido en España e Italia a través del Mediterráneo y en la región de Alicante tomó su forma actual. Recién se incorporaron a las mesas en el siglo XVI.

Una de las leyendas más conocidas con respecto al orígen del pan dulce involucra una historia de amor. A fines del siglo XV, en Milán, un joven aristócrata se enamora de la hija de una pastelero en quiebra y para conquistarla trabajó como ayudante en la panadería, donde ideó un pan azucarado a base de frutas confitadas y esencia de limón y naranja.