La mayor liquidación de cerealeras no incide en el dólar libre

Por Dionisio BoschLos dólares que ingresan por las exportaciones del agro tienen un comportamiento estacional que no se refleja en las eventuales bajas o subas en la cotización de la divisa en el mercado paralelo

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 Adrián Escandar 162
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Desde que se instauró el cepo cambiario en noviembre de 2011, las exportaciones de granos implicaron el ingreso de más de u$s71.200 millones a la Argentina (2014 apuntaría a ser un año record). De este monto, cerca de un cuarto habrían ido a engrosar las reservas del Banco Central. Si bien este dinero se canaliza enteramente por el circuito "oficial", podrían existir algunos vasos comunicantes (directos o indirectos) con el mercado paralelo, lo que explica la presión del Poder Ejecutivo para que las cerealeras "apuren" la liquidación de sus exportaciones ("las liquidaciones") y así calmar la plaza cambiaria.

Por la propia naturaleza del negocio, la liquidación mensual de las exportaciones agrícolas exhibe una estacionalidad significativa (cuyo estudio escapa a este trabajo), concentrándose lo grueso del volumen en los meses de mayo, abril, junio y julio (en ese orden, promediando desde 2002 unos u$s1.950 millones por mes), mientras los mínimos se han dado en los meses de febrero, noviembre, diciembre y enero (promediando u$s1.086 millones por mes).

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Si bien en el caso del dólar libre está probado que no existe un fenómeno de estacionalidad (y siempre es problemático comparar series estacionales con aleatorias), no deja de ser interesante que durante los cuatro meses de mayores liquidaciones el billete trepó en promedio 1,5%, en tanto durante los cuatro meses de las menores liquidaciones la promedió 2,6 por ciento. Esto puede ser la base de la creencia de que el volumen de las liquidaciones se vincula con la variación del dólar libre (es decir, si los exportadores liquidan muchas divisas el dólar baja -o sube menos- y viceversa). El problema es que este fenómeno no es otra cosa que un espejismo estadístico.

Antes de sacar conclusiones apresuradas, hay que tener presente que la suba promedio del billete durante los cuatro meses intermedios fue de 1,6% por lo que de existir algún efecto, sería solo para los meses de menores liquidaciones coincidentes con la temporada veraniega (lo que explicaría mejor que las liquidaciones la caída del peso); que en mayo -el mes de mayores liquidaciones- el dólar trepó en promedio 3,3% mientras que en febrero -el de menores liquidaciones- bajó en promedio 0,63 por ciento. Y que si en lugar de tomar los promedios nos guiamos por las medias –lo que estadísticamente sería más correcto a este nivel de data-, el dólar trepo más (2,61%) en los meses de grandes liquidaciones que los de las liquidaciones pequeñas (0,88%; 1,19% para los cuatro meses intermedios). Ante esta evidencia no vale la pena proseguir un análisis estadístico más profundo.

Que descartemos que las liquidaciones de las exportadoras agrícolas tengan un efecto a largo plazo (mensual) sobre el valor del dólar informal, no implica que podamos hacerlo para plazos menores. En estas 160 semanas de datos desde que se impuso el "cepo", las liquidaciones han oscilado entre u$s109 millones y u$s967 millones por semana, con una mediana de u$s422 millones y una desviación estándar del 53 por ciento.

Cuando comparamos la variación semanal de las exportaciones con la correspondiente variación del dólar en la misma semana, apenas 1,6% de la variación del dólar (R2) es explicada por la variación en el monto de dólares que ingresan al país, y si bien la relación es inversa (como postula la idea de un efecto) no podemos descartar con una certidumbre del 95% (probabilidad -p- =12,49) que no existe ninguna vinculación entre ambas variables.

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El efecto de las liquidaciones sobre la variación del dólar

en la siguiente semana es aún menos significativo

(R2=0,02%; p= 86,54) y en contra de lo postulado parecería ser directo (a más liquidaciones, más sube el dólar).



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Adicionalmente estimamos la regresión entre la variación del dólar libre y el volumen de liquidación de la semana posterior, para ver si de alguna manera el valor del dólar influía en la decisión de los exportadores. En principio podemos descartar que exista alguna vinculación (R2=1%; p= 23,25) y de existir parecería tender a ser directa (a mayor suba del dólar, mayor es el monto liquidado en la semana siguiente).

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No discutimos la

importancia de incrementar las reservas

del Banco Central, especialmente en un escenario de potenciales corridas cambiarias. Pero de ahí a creer que los dólares que ingresaría el agro contribuyen ("per se") a frenar o exacerbar la suba del dólar libre, es otra cosa. La evidencia, tanto en el largo plazo como en el corto, es que

las liquidaciones de los exportadores agropecuarios no tienen ningún efecto significativo sobre el valor del dólar libre

(son mercados segregados). Siendo este el caso, el costo de las transacciones de octubre para que los exportadores aceleren e incrementen el ingreso de divisas (originalmente estimaban para el último trimestre de este año, una entrada de u$s4.500 millones, el Gobierno exigió u$s6.000 millones y se "acordó" u$s5.700 millones, lo que parece difícil de lograr) no solo no será positivo, sino que a largo plazo puede resultar significativo. Pero esta es otra historia.



(*)

Dionisio Bosch

es consultor financiero