A 8 de cada 10 personas no les interesa la política en América

La mayor parte de los ciudadanos del continente no participa de las campañas electorales ni intenta incidir sobre el voto de otros. Causas de un desencanto creciente

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El grado cero de participación política y de interés por sus asuntos es discutir con otros en la previa de las elecciones, e intentar convencerlos de que el candidato propio es el mejor. Después, hay niveles de compromiso mucho mayores, como la asistencia a manifestaciones y, mucho más, la militancia activa en algún partido.

Por eso, una medida del nivel mínimo de politización de un país es la cantidad de personas que intentaron influir sobre el voto de sus conocidos. Esa es una de las variables que mide el Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt.

Según su última edición, que es de 2012, el nivel de desinterés por la política en América es alarmante. En promedio, sólo 17,8% de los ciudadanos de los 26 países estudiados intentaron convencer a alguien de que vote por determinado partido.

Estados Unidos sería el país más politizado del continente, con 45,2% de personas que dijeron hacerlo habitualmente. En segundo lugar, bastante lejos, quedó República Dominicana, con 31,6 por ciento.

Después, Guyana y Surinam, con 25,7 y 25,2 por ciento. Y luego, Canadá y Brasil, con 24 y 22,8 por ciento.

El más despolitizado es Bolivia, con un insignificante 7,3 por ciento. Bastante cerca, México y Paraguay, con 8,2 y 8,5 por ciento.

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Un criterio para evaluar un grado mayor de interés por la política es la participación en campañas electorales. Lógicamente, si la gente no busca convencer a otros de elegir a sus candidatos, mucho menos va a salir a hacer campaña por ellos. En promedio, sólo el 8,7% de los habitantes de la región lo hace, según el Barómetro de las Américas.

Los dos con índices más altos son Surinam y Haití, con 17,9 por ciento. Lo siguen República Dominicana (16,8%) y Guyana (13,3%).

Surinam, República Dominicana y Guyana también aparecían entre los primeros en la variable anterior, lo que consolida su perfil de países con mayor nivel de interés por la política que la media.

En el extremo opuesto están Chile (1,9%), Canadá (3,9%) y México (4,2%). El caso de Canadá es curioso, porque estaba quinto en la otra variable, pero está en el puesto 25 en esta.

Sólo el 8,7% participó en campañas políticas

Un tercer criterio que se puede considerar es el involucramiento en protestas. No es tan ilustrativo como los otros, porque varía mucho según los vaivenes políticos y económicos del país, y porque puede ser que alguien poco politizado se sume espontáneamente a una manifestación. Pero ayuda a completar el cuadro sobre el nivel de participación política de la ciudadanía.

La media estimada por la Universidad de Vanderbilt para América es de 7,5%, aún más baja que en los casos anteriores. El país en el que más personas salen a la calle a protestar es Bolivia, con 17,7 por ciento. En segundo y tercer lugar están Haití (16,8%) y Perú (13,1%).

Los que menos protestan con los jamaiquinos, con 2,3%, seguidos de los salvadoreños y de los panameños, con 3,6 por ciento.

Venezuela está en el puesto 23, con 3,7 por ciento. Pero hay que tener en cuenta que estos datos son de 2012, cuando Hugo Chávez estaba vivo y en el poder. Probablemente, si la medición fuera de 2014, cuando se produjeron masivas manifestaciones contra su sucesor, Nicolás Maduro, se habría registrado un nivel mayor de participación en protestas.

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Una tendencia global

"En otras regiones del mundo, como por ejemplo, el Medio Oriente y partes de África del Norte, uno encuentra una gran efervescencia política. Pero creo que es correcto decir que, con excepción de los casos mencionados, hay una tendencia global actual a un involucramiento mayor en temas de interés privado, no públicos", dice a Infobae el sociólogo peruano Julio Carrión, Ph. D. en ciencia política por la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos.

"Lo que se ve en América Latina, por lo tanto, no es un asunto nuevo o específico a la región. Este letargo político se observa también en los Estados Unidos, donde en las últimas elecciones legislativas, menos del 37 por ciento de los votantes se molestó en asistir a las urnas, el peor porcentaje de los últimos 70 años", agrega.

Ludolfo Paramio, sociólogo nacido en España y director del Programa de América Latina del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, menciona algunas de las causas del desinterés por la política.

"Puede ser resultado de la elevación de los niveles educativos y de información"

"Puede ser resultado de la elevación de los niveles educativos y de información. La gente puede ser más crítica de la vida política y de las instituciones incluso manteniendo su apoyo a la democracia", explica, consultado por Infobae.

Uno de los rasgos distintivos de la posmodernidad es la pérdida de influencia de lo colectivo sobre la vida. Las personas se vuelven más independientes y ya no se sienten apegadas a las instituciones tradicionales, ni a los movimientos sociales.

Eso las vuelve escépticas y las aleja de expresiones que se basan en la fe, como la religión y la política. En el mundo contemporáneo, cada individuo se preocupa de sus problemas personales, y sólo demanda que los otros no lo molesten. Por eso los ciudadanos posmodernos reaccionan especialmente, y en cierta manera se politizan, cuando sienten que las políticas económicas del gobierno los están afectando en su vida privada.

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Pero no todos los países están en la misma situación. "Definitivamente -dice Carrión-, hay algunos más politizados que otros. Por ejemplo, el caso de Venezuela destaca, donde la polarización ha generado una gran movilización. Uno podría tal vez mencionar a Bolivia, aunque en este caso, la politización de los comienzos de la década ha cedido paso a un mayor interés en temas privados, tal vez porque Bolivia está atravesando un boom económico".

"En otros países -continúa- lo que vemos es movilización puntual, generada en algunos casos por temas que tal vez tradicionalmente no serían definidos como políticos, pero que sin embargo preocupan a la gente, como la inseguridad ciudadana. Lo que no vemos en general es una actitud sostenida de interés de la población en la política".

La mayor parte de los ciudadanos del continente no participa de las campañas electorales ni intenta incidir sobre el voto de otros. Causas de un desencanto creciente

Venezuela, el paradigma de la polarización y el enfrentamiento político

La primera década del siglo XXI en América Latina estuvo marcada por el ascenso de gobiernos que fomentaron una fuerte división en la sociedad como estrategia de poder. Si bien esto no necesariamente provocó el acercamiento a la política de personas que antes se mantenían ajenas, sí favoreció un avance de la movilización y de la efervescencia de los sectores más participativos.

"En América Latina hay países más politizados porque están más polarizados, lo que no es demasiado bueno. Lo ideal sería mantener altos niveles de participación sin antagonismos irresolubles entre las fuerzas políticas", dice Paramio.

En cualquier caso, ninguno de estos fenómenos son permanentes. El cambio es una de las reglas de la sociedad posmoderna, y las coyunturas políticas pueden variar sustancialmente en poco tiempo.

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La pasividad puede tornarse en enojo, y ello podría generar una nueva ola de interés en la política

. No sería sorprendente que la región pase de la actual despreocupación a un involucramiento mucho más activo. Pero obviamente las razones del probable nuevo activismo serán distintas que en el pasado", concluye Carrión.