Les llegó el turno a cooperativas y mutuales: asfixian a las pyme para controlar al dólar

Terminó una semana donde lo más destacado fue la persecución a los operadores financieros. La economía real paga el efecto de los controles desproporcionados para frenar la tensión cambiaria

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El dólar libre bajó 2 centavos a 13,38 pesos, después de haber quebrado la barrera de los 13 pesos antes del mediodía. Todas estas oscilaciones que parecen violentas se producen en un mercado sin compradores ni vendedores. Apenas un par de operaciones marcan precio. Nadie se quiere mover. Todos se sienten vigilados.

El problema es que el mercado que manda, el de "contado con liquidación", sigue suspendido. Esta plaza movía casi 100 millones de dólares por día y marcaba el ritmo de la economía y el de los precios de la divisa porque se abastecían de dólares importadores y empresarios. Al no hacerse estas operaciones de comprar acciones en pesos en Buenos Aires y venderlas en dólares en Nueva York, los precios del "contado con liqui", como lo llaman en la jerga, cayeron a 12,09 pesos, un valor de fantasía.

Las grandes manos se corrieron del mercado. Algunos allanamientos de la semana pasada fueron de inusitado despliegue. "Jamás vi algo así", dijo un operario al relatar lo que sucedió en Transcambio la semana pasada. La AFIP allanó simultáneamente la sede de la sociedad y los domicilios privados de los directivos. Las familias de los integrantes del directorio se asustaron con la invasión de los inspectores. La magnitud del operativo fue desproporcionada porque no encontraron algo relevante en las casas y departamentos.

Ahora el mercado se mueve con cautela, pero atrás se va formando un cuello de botella porque ahora les llegó el turno a las mutuales y cooperativas que es donde se abastecen de fondos las Pymes. Esas entidades, y no otras, les descuentan los cheques que, generalmente no son de primera línea.

La asfixia se está haciendo sentir y se ven venir las dificultades para pagar los sueldos de noviembre y los aguinaldos.

Los controles han paralizado la actividad del país. Las compras de bienes suntuarios y durables ha caído 70 por ciento.

En el Forex-MAE, la principal plaza mayorista de cambios, los exportadores siguen liquidando sus divisas. Por eso se negociaron 142 millones de dólares y la mesa de dinero del Banco Central pudo comprar 50 millones.

A pesar de haberse pagado u$s45 millones por importaciones de energía y 1,5 millones a organismos multilaterales, las reservas crecieron 77 millones a 28.279 millones de dólares. En la semana, los activos internacionales aumentaron u$s161 millones, según cifras sujetas a ajuste.

La Bolsa se enfrenta a la realidad: hay recesión y no llegarán buenos balances

La Bolsa, a todo esto, volvió a caer y con escasos negocios. La falta de operaciones de "contado con liqui" enfrentó a los inversores a la realidad: hay recesión y saben que las empresas no van a tener buenos balances. Nadie invierte donde no hay horizonte de ganancias. Por eso se negociaron 148 millones de pesos y el índice Merval de las acciones líderes perdió 1,71 por ciento.

En el Mercado Abierto Electrónico (MAE), los negocios crecieron a casi 2 mil millones de pesos, un excelente volumen para esta época de inmovilidad financiera. A pesar del crecimiento de las operaciones, los bonos cayeron. La medición oficial de la inflación hizo perder al Discount que indexa por el costo de vida 1,28 por ciento.

Los bonos en dólares con legislación argentina no pueden levantar cabeza. El Boden 2015 perdió 1,47 por ciento y el Bonar X que vence en 2017, lo siguió con 0,63 por ciento.

De esta manera terminó una semana donde lo más destacado fue la persecución a los operadores, casas de cambio, entidades y agentes de Bolsa para mantener controlado al dólar. La economía real con la caída de las ventas está pagando el efecto de estos controles desproporcionados.

Por caso, los despidos en el gremio de gastronómicos ante el cierre de restaurantes y despidos en comedores de empresas, hizo que la recaudación de la obra social baje 30 por ciento.

Los días que vienen serán tensos porque los controles no garantizan inmovilidad.