Cuáles son los efectos en el cerebro de los chicos que practican el "juego de la asfixia"?

La práctica ya fue denunciada en un colegio de Pinamar. Los jóvenes le presionan el pecho o el cuello a un compañero para provocar el desmayo. Un neurólogo habló con Infobae sobre sus consecuencias

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Es importante conocer la jerga de cómo los chicos nombran las prácticas con las cuales buscan placer o nuevas sensaciones que tanto ansían tener. Pero es más importante que los adultos sepamos que "juego" es una palabra que está muy lejos de esta práctica que tiene que ver con acercarse en primer plano a la muerte o encontrar secuelas irreversibles.

Hoy, cuando uno hace click en You Tube aparecen más de sesenta videos con más de 170 mil vistas que muestran la práctica de la asfixia.

En la jerga juvenil se conoce a la asfixia con nombres alternativos como "dragón púrpura"; "mono del espacio vertiginoso" y "Funky Pollo", entre las confirmadas por revistas científicas del estado de Cleveland en Estados Unidos. La practican chicos de entre 9 y 16 años.

Conrado Estol, médico neurólogo y consultor de neurología del Sanatorio Güemes, enfatiza: "Lo primero que hay que cuestionar es el nombre "juego" para referirse a esta práctica tan peligrosa. Ni siquiera los médicos están muy al tanto, que según las publicaciones científicas que existen sobre el tema en los Estados Unidos encuentra su pico de adeptos en chicos de 13 años".

¿Qué buscan los chicos con la asfixia? El doctor Estol responde firme: "Los chicos buscan lo que ellos llaman un "high", un viaje, una sensación similar a la que brindan las drogas. Los chicos creen equivocadamente que es inocuo y a la vez sienten que van a tener sensaciones iguales a las drogas pero de una forma legal. Los chicos se sienten atraídos por esta práctica como si fueran a fumar marihuana o a tomarse un Speed".

Pero lejos de ello, lo que provoca la asfixia en los chicos es la alteración de la circulación cerebral.

Remarca el experto: "Produce una sensación de pinchazos en la zona de la boca, calambres y pequeñas sacudidas musculares por la misma alteración de la irrigación cerebral. Y esto es lo primero que ellos experimentan. Con muchos riesgos colaterales asociados".

El doctor Estol clarifica los efectos de la asfixia sobre el cerebro: "Es fácil morir por la asfixia, y ante esta sensación el cerebro reacciona así: cuando uno hiperventila (respirar más y frecuentemente) disminuye el dióxido de carbono en sangre. Esta "baja" a su vez inhibe el estímulo de la respiración que va directo hacia el centro del cerebro (tronco cerebral) y ordena la acción de "respirar".

Es decir que si eliminamos el dióxido de carbono con la hiperventilación, desaparece el estímulo para respirar.

¿Qué siente el chico? "Se marea, siente una sacudida de los músculos (mioclonía) hasta que se desvanece... En ese momento sus amigos seguramente se preocupan mucho y van en búsqueda de ayuda. Pero pueden llegar tarde".

Señala Estol: "El chico con el desmayo puede entrar en coma y hacer un paro cardiorrespiratorio o quedar con una hemiplejía".

Signos para detectar

Precisa Estol: "Es muy importante estar atento a algunos signos en los chicos que nos pueden ayudar a encender la alarma de que han practicado la asfixia. Por ejemplo, observar si vuelven de la escuela con los ojos "inyectados"; los ojos con hemorragias en la parte blanca o conjuntiva.

Y en chicos que no sufren dolores de cabeza, estar atentos ante migrañas o si se quejan de dolores de cabeza severos y repetidos.

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La franja etaria de chicos que se interesan por esta práctica va entre los 9 y los 16 años; siendo los 13 años el pico de edad donde hay más peligros y se han concentrado la mayor cantidad de muertes.

"Los de 9 años son muy chicos para animarse a experimentar y a partir de los de 15 empiezan a dimensionar los riesgos y cae dramáticamente la curva de adeptos. Lo peor es el grupo preadolescente de 13 años que creen que no se trata de una práctica riesgosa que los puede llevar a la muerte".

El ahorcado

La otra opción que se vio en las prácticas es el "ahorcado", que para el especialista puede resultar aún peor. Dice Estol: "Cuando se ahorca a un chico en el cuello, lo más probable es que le compriman la carótida. Ésta es la arteria que lleva toda la sangre al cerebro. Y allí ocurren dos cosas: que se dilaten todas las arterias del cerebro; se desmaye y quede en coma; ya que el flujo sanguíneo cerebral disminuye hasta un estado crítico".

Y como si esto fuera poco: la carótida manda una señal al corazón en la que baja la frecuencia cardíaca: en vez de 70 pulsaciones que late el corazón normal de un chico de 13, baja a 40.

Por lo tanto resume el neurólogo Estol: "No llega irrigación cerebral y el chico entra en coma o estado vegetativo".