¿Una dieta sana puede ser la culpable de la sensibilidad dental?

Los alimentos y bebidas que consumimos a diario pueden contener ácidos que debilitan el esmalte de los dientes, y provocar la poco conocida pero no menos dañina erosión ácida. Cómo reconocer signos prematuros de desgaste dental

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Aunque parezca sorprendente, con frecuencia son nuestras opciones alimenticias más sanas las de mayor contenido ácido, como las frutas, los jugos de frutas y los condimentos para ensaladas. Otros alimentos y bebidas como el vino, las gaseosas e incluso la salsa de tomate que agregamos a las pastas pueden poner en riesgo su esmalte dental.

Desde ya que modificar una dieta sana no es una opción. Las frutas deben seguir consumiéndose sin miedo y se puede celebrar la vida con una copa de vino, siempre teniendo en cuenta algunas medidas para proteger el esmalte dental.

El desgaste dental es un proceso que incluye múltiples factores. Además de la erosión (causada principalmente por los ácidos contenidos en la dieta), la abrasión (desgaste dental causado por la interacción del diente con materiales externos) y la atrición (desgaste dental ocasionado por el contacto directo diente a diente, con frecuencia como resultado de apretar los dientes) tienen su parte en este proceso.

La erosión ácida sucede cuando los ácidos contenidos en alimentos y bebidas reblandecen la superficie del diente, dejando que el esmalte se vaya desgastando lentamente.

Cuando el esmalte del diente es reblandecido por los ácidos, aun una acción leve como el cepillado dental puede resultar demasiado abrasiva y con el tiempo puede desgastar la superficie dental causando que la dentina que se encuentra debajo quede expuesta y, en última instancia, ocasionando cambios en la forma y estructura de la pieza dental.

El desgaste dental es un problema común en aumento, en especial entre los adultos jóvenes.

En aumento en el siglo XXI, el desgaste dental se origina por el consumo de alimentos y bebidas ricos en ácidos. El ácido reblandece la capa superficial del esmalte, dejándolo más vulnerable a futuros desgastes por abrasión y atrición. La saliva, por su parte, actúa como un buffer natural a la erosión ácida regulando el pH, pero no puede actuar con tanta rapidez si con frecuencia hay ácidos presentes.

Mientras el reblandecimiento del esmalte en sus etapas iniciales es reversible, una vez que el diente pierde el esmalte, dicha pérdida es definitiva, lo que aumenta la importancia de la prevención y el control de la afección de manera proactiva.

Uno de cada tres adultos jóvenes tiene desgaste dental

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El estudio Escarcel, el primer informe paneuropeo de epidemiología sobre lesiones no cariosas del cuello dentario (NCCL, por su sigla en inglés) y factores de riesgo asociados, y el de mayor tamaño y más completo de su clase realizado hasta el momento, descubrió que un tercio (29,4%) de la población de adultos jóvenes padece de desgaste dental, mientras que dos de cada cinco (41,9%) evidencian hipersensibilidad dentaria.

La investigación estudió los factores de riesgo del desgaste dental y se descubrió que aquellas personas que ingerían alimentos ácidos con frecuencia presentaban daño en niveles más elevados. Y concluyeron que "es probable que la elección de los estilos de vida modernos que incluyen dietas ricas en ácidos, como las frutas, los jugos, el té y las bebidas gaseosas, contribuya al aumento de la afección".

El estudio también identificó con claridad que los factores de erosión (exposición a ácidos extrínsecos o intrínsecos, como los ácidos de la dieta o del reflujo gástrico) se relacionan estrechamente con el desgaste dental, así como que están íntimamente relacionados con la hipersensibilidad dentaria. Este hecho no había sido comprobado en forma previa debido a la ausencia de estudios que midieran ambas afecciones de manera simultánea.

La investigación también confirmó que el desgaste erosivo de los dientes es prevalente entre los adultos jóvenes desde los 18 años de edad. Y demostró, además, que el desgaste dental fue mayor entre los adultos de 26 a 35 años de edad en comparación con los de 18 a 25 años. De manera similar, la prevalencia de la hipersensibilidad fue superior en la cohorte de mayor edad (adultos de 26 a 35 años).

"Estamos muy conformes con los hallazgos del estudio (realizado entre más de 3 mil personas de 18 a 35 años de siete países europeos), los cuales ofrecen un conocimiento incomparable sobre las afecciones de desgaste dental e hipersensibilidad dentaria. Si bien históricamente la mirada principal de la odontología preventiva se posó en las caries, a través del estudio Escarcel se sugiere que existe una creciente prevalencia de otras afecciones", comentó el profesor Denis Bourgeois, profesor de periodontología y salud pública, vicepresidente de la Universidad y decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Lyon, Francia.

"GlaxoSmithKline Consumer Healthcare (GSK) se enorgullece de haber financiado esta investigación científica de tal relevancia, la cual destaca la prevalencia del desgaste dental y la hipersensibilidad dentinaria", dijo la doctora Teresa Layer, vicepresidente de Investigación y Desarrollo de Salud Bucal, GSK Consumer Healthcare. "Los resultados del estudio confirman el papel fundamental del profesional de la salud bucal para identificar quiénes pueden estar en riesgo de padecer erosión ácida y quiénes padecen de hipersensibilidad dentinaria. La elevada prevalencia del desgaste dental y de la hipersensibilidad dentinaria demuestra la importancia de realizar exámenes periódicos de detección en pacientes y de la recomendación de productos especializados para el cuidado bucal que fueron específicamente diseñados para satisfacer las necesidades de los pacientes en torno a la salud bucal".

"No es tan importante la cantidad de ácido consumida, sino la cantidad de veces que se consume y el tiempo en que permanece en contacto con los dientes"

Signos prematuros de la erosión ácida

Las etapas prematuras de la erosión ácida pueden ser difíciles de identificar, pero incluyen la translucidez del esmalte, el desgaste dental erosivo palatino, la pérdida de las características del esmalte y la concavidad oclusal.

Existen algunas señales de desgaste dental que pueden reconocerse en las visitas regulares al odontólogo:

• Desgaste de la cara oclusal y astillamiento del esmalte.

• Pérdida prematura de la superficie del esmalte.

• Apariencia lisa de la superficie del esmalte.

• Bordes del diente más delgados y translúcidos.

"Muchos pacientes no son conscientes de la erosión ácida hasta que no alcanza un estado avanzado, por lo que la detección precoz por parte del odontólogo es muy importante para poder detectar los signos en los primeros estadios y poder tomar medidas preventivas eficaces", consideró la doctora María Celia Charritton, odontóloga, docente autorizada de la Universidad de Buenos Aires.

Las recomendaciones que deben tener los pacientes tienen que ver con cambios de hábitos nocivos, como la retención en la boca de alimentos y bebidas ácidas durante períodos prolongados, o agitar las bebidas en la boca antes de tragarlas. También se les sugiere utilizar un sorbete para ingerir bebidas frutales o gaseosas y disminuir la frecuencia del consumo de éstas últimas.

La especialista remarcó que "no es tan importante la cantidad consumida, sino la cantidad de veces que se consume y el tiempo en que permanece en contacto con los dientes. También es importante que el paciente no realice el cepillado dental inmediatamente después de haber consumido algún alimento o bebida ácido y que cuando lo haga, utilice un cepillo de dientes suave y una crema dental fluorada, con baja abrasividad y ph neutro".

Los sí y los no

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A continuación, un detalle de los alimentos y bebidas más ácidos:

-Acidez alta: jugo de limón, vino, bebidas para deportistas, agua tónica, gaseosas, naranjas, ciruelas, té helado, frutillas, jugo de pomelo, vinagre, salsa de manzana, frutas, jugos de frutas, condimentos para ensaladas, tomates, salsa para pastas.

-Acidez media: miel, ketchup, vegetales, pasas de uva sin semillas, comprimidos de vitamina C, cerveza.

-Acidez baja: leche agria, yogur natural, yogur de naranja bebible, yogur con probióticos, bananas, yogur de limón, jugo de zanahorias, té (negro), jugo de remolacha, peras.