Doria Medina, el empresario cementero que por tercera vez compite contra Evo Morales

"La tercera es la vencida" parece ser el refrán favorito del millonario Samuel Doria Medina, un empresario cementero que a sus 55 años vuelve a pelear por la presidencia de Bolivia contra Evo Morales.

Con una propuesta de generar más empleos o acabar con la inseguridad ciudadana, Doria Medina apela a su experiencia como próspero empresario de cemento y de franquicias de comida rápida para intentar seducir al electorado.

Doria Medina, quien salió ileso de un accidente aéreo en 2005 evocó en un spot televisivivo ese episodio con un sonoro: "Carajo, no me puedo morir", que pronto se volvió viral.

También fue víctima de un secuestro en La Paz que duró 45 días a manos del grupo rebelde peruano MRTA, en 1995.

Mientras estaba secuestrado, Doria perdió 9 kilos: "Fue la dieta más cara del mundo"

Doria Medina, que fue liberado tras el pago de un rescate superior al millon de dólares, suele contar que en su encierro perdió 9 kilos: "la dieta más cara del mundo", comentó.

El empresario es el dueño de una boyante industria del cemento y exitoso propietario de la franquicia de la marca de comida rápida Burger King.

Basado en su experiencia empresarial, Doria Medina financia habitualmente la capacitación de jóvenes emprendedores y de pequeños empresarios y en su programa de gobierno propone la creación de Centros de Invovación Tecnológicas (Cites) en todo el país.

Aunque los sondeos lo ubican segundo con 19% en la intención de voto, Doria Medina cree que podrá forzar una segunda vuelta y disputarle la presidencia al favorito Evo Morales (59%), que está a 40 puntos de diferencia.

Al igual que en las elecciones de 2005 y 2009, Doria Medina sostiene su campaña con un plan que ofrece empleo y fomento a la pequeña empresa para derrotar a la pobreza extrema, que alcanza al 20%, según datos de 2012 del Ministerio de Economía.

Doria Medina ingresó a la política en 1984 y en 1989 fue elegido ministro de Planeamiento y Coordinación (Economía), siendo uno de los principales promotores de la amplia privatización de empresas públicas que se dio en Bolivia en los 90.

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Es un político que ha hecho una oposición firme al presidente Morales.

Señala que con el gobierno actual en Bolivia "hay más corrupción, más narcotráfico y más inseguridad ciudadana".

Pese a su postura crítica su partido allanó en la Asamblea Constituyente la aprobación de una nueva Constitución, en sintonía con el oficialismo.