Muerte de "Carlitos" Menem: quién es el perito que insiste en la teoría del atentado

Se llama Roberto Locles. Fue condenado a un año de prisión por adulterar una prueba clave en la investigación del asesinato de Mariano Ferreyra. Ahora colabora con la familia del ex presidente

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El 22 de febrero de 2011, un par de meses después del asesinato de Mariano Ferreyra, se le agregaría a la investigación un capítulo insólito. Se presenta un perito de parte, ni siquiera de los principales acusados, agarra la bala que mató a Ferreyra, la golpea contra una mesa y la inutiliza como prueba. Así de directo, ante la mirada atónita de los miembros de la División Balística de la Policía Federal Argentina. El protagonista de este particular episodio fue el perito Roberto Locles, quien colabora con la familia Menem en la hipótesis que afirma que el cuerpo de Carlos Menem (h) fue adulterado y cambiado. Locles fue hallado culpable de adulteración de prueba y condenado a un año de prisión.

La junta pericial fue ordenada en ese entonces por la jueza Susana López con la participación de peritos especializados de la Federal, de Gendarmería y otros de parte, entre ellos Locles, que representaba a la defensa de Guillermo Uño, quien finalmente fue sobreseído. Uño, afiliado a la Unión Ferroviaria, fue el séptimo detenido en la causa y admitió haber formado parte de la patota que atacó a Ferreyra y sus compañeros.

Según los fundamentos de la condena, Locles, intentando explicar la teoría que indicaba que antes de impactar en Ferreyra la bala había rebotado en el piso "golpeó reiterada y continuamente la bala contra la mesa de trabajo existente en el gabinete, lo que generó leves aplastamientos en la parte de su ojiva y cuerpo, más específicamente donde se hallaban las deformaciones lineales y paralelas que presentaba el proyectil, lo que conforme lo manifestado por los técnicos especializados permitiría arribar a nuevas interpretaciones". Locles se defendió asegurando que llegó tarde al inicio de la reunión y que no estaba al tanto que esa bala era la que había matado al militante del Partido Obrero.

"Todos usaron eso, todos lo manipularon, no tenía que haber otros proyectiles, la pericia tenía por objeto determinar si el disparo había sido directo o por rebote. Uno de los peritos trajo para medir el peso un calibre.38 especial, yo no pregunté si era el proyectil de Ferreyra, lo tomé y mostré cómo para mí había sido el impacto, no me importaba si era el de Ferreyra o no... era indiferente porque no le iba a hacer nada con su explicación", declaró Locles ante la Justicia. No fue suficiente.

Según la declaración de los testigos, la actitud del perito fue "increíble": "Destacó que el imputado ese día evidenciaba una marcada obstinación por imponer su posición en cuanto a que el proyectil había impactado en la víctima tras rebotar en otra superficie; y que a tal fin, para demostrarles que las cosas habían sucedido como él decía, y no de otro modo, tomó con su mano el objeto de prueba y con suma rapidez lo golpeó contra la mesa, provocando de su parte una firme advertencia para que cesara con esa actitud pues estaba maltratando un objeto de prueba", se puede leer en las consideraciones del fallo que condenó a Locles. Al mismo tiempo se confirmó que no había posibilidad de confusión y que todos los presentes estaban al tanto de que ese proyectil era el principal de la causa.

"Un perito cuando está evaluando una prueba no puede modificarla. Estaba ahí para pudrir la causa y para eso fue contratado. Lo más llamativo de esta persona, que para muchos es un chanta, estaba siendo considerado alguien importante. La alteró de manera consciente, para eso fue ahí o ese fue el objetivo. Su actitud fue reprochable", sentenció a Infobae el periodista Diego Rojas, autor del libro ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?.