Investigan a una familia por la supuesta apropiación ilegal de una valiosa pieza arqueológica

El tesoro, de 2 mil años de antigüedad, provendría de la cultura etrusca. La causa se inició por las declaraciones de una mujer contra su marido en un juicio de divorcio. Una trama de misterio, intereses y la búsqueda de una piedra de valor incalculable

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La Justicia sigue el rastro de la supuesta apropiación de una pieza arqueológica de dos mil años de antigüedad e investiga a una familia acaudalada que se sospecha mantiene oculto el tesoro. Ya se hicieron numerosos allanamientos se hicieron en Capital Federal y hasta una estancia en Carlos Casares. Pero aún no se encontró el objeto.

El tesoro es un capitel, un elemento arquitectónico que se dispone en el extremo superior de una columna. En este caso, en base a fotografías aportadas a la investigación, una pericia estableció que se trataría de una pieza auténtica de origen jónico corintizante, perteneciente a la cultura etrusca de la etapa helenística.

El objeto data del siglo II D.C. Desde el Ministerio de Bienes Culturales de Italia informaron sobre la posibilidad que el capitel fuese auténtico y que podría ser oriundo de alguna región de ese país.

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El disparador

Todo se inició de forma casual. El 23 de noviembre de 2009, Paola Kasianoff, mientras afrontaba un juicio de divorcio y división de bienes con su esposo Jean Carlos Michel Cortés, se presentó en la división protección del patrimonio cultural de INTERPOL. La mujer contó que su suegro, el anticuario Nicolás Florencio Cortés, fue quien había comprado la pieza arqueológica a un precio vil en 1973 , y que la misma ahora tenía un valor incalculable, pues contó que la familia en una oportunidad había recibido una oferta de 10 millones de euros y se dio el lujo de rechazarla.

Kasianoff contó que su relación con Cortés había terminado en malos términos. Incluso le inició un juicio por violencia familiar. En su denuncia, dijo que su esposo últimamente había incorporado un arsenal de armas, había contratado custodia y se veía afectado por el consumo de drogas. Ella se fue a vivir a una casa en el country El Bosque sobre el kilómetro 65.500 de la Ruta 9 en Campana.

En 2009, según dijo en sede policial, su suegra, Eunice Regiolo de Corté,s alias "Florinda", se presentó con una camioneta traffic y una serie de personas para intentar recuperar el capitel, que ella tenía en su poder en una caja de madera, y que era parte del bien que habían acordado quedaría en manos de su ex.

Kasianoff consideró que la pieza debía quedar en poder del Estado, tal como lo señala la ley, y porque la misma fue comprada en forma irregular por la familia Cortés. En el expediente consta una especie de contrato en la cual el anticuario Nicolás Cortés la compró en Bolivia en 1989 a tres mil dólares.

La mujer decía tener la piedra en su poder e incluso hizo constarlo en un acta notarial del 24 de abril de 2009 (avalada por la escribana Fabiana Balzano Scioletta). Informó sobre una "caja de madera donde en su interior se encuentra una piedra que según manifiesta la compareciente es un capitel de piedra caliza del año 1000 después de Cristo", se consignó en la misma.

Luego el caso se tornó más que sospechoso. La caja fue entregada por la mujer en custodia a la policía de Los Cardales, y resultó que en su interior sólo había una piedra falsa que ella más tarde reconoció que cambió. A partir de entonces, la original no volvió a aparecer, y sólo se encontraron rastros en los múltiples allanamientos que se hizo en la investigación, a cargo actualmente del juez Sebastián Ramos y el fiscal Federico Delgado.

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Más sospechoso fue cuando, dos años después y en contradicción consigo misma, la mujer dijo que había hecho la denuncia por "la inquina" que tenía con su esposo y la familia de éste en el juicio de separación que afrontaba. Pero además sostuvo que la compra del capitel etrusco fue hecha en forma legítima por su suegro, y que "no le consta" que su valor sea incalculable, como había dicho en su primera declaración. "Sinceramente desconozco por completo si el capitel es una obra original o una imitación y no tengo la menor idea de su valor ni de su origen", remató, según surge del expediente al que accedió Infobae.

Lo cierto es que la actitud de la mujer quedó bajo sospecha. Mientras, su ex esposo y el entorno familiar de éste ahora están citados a indagatoria por la supuesta adquisición ilegal y ocultamiento de la obra arqueológica proveniente de las áreas arqueológicas de Vulci (Italia) y el cual está protegido por la ley 25.743.

La búsqueda del tesoro

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La búsqueda de la piedra nunca cesó, a raíz de las pruebas que sí darían crédito de su existencia y la sospecha que los Cortés la ocultan. Un peritaje de Jorge Ramos, entonces miembro del Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales del Gobierno porteño y profesor consulto de la Facultad de Arquitectura de la UBA, estableció en base a fotografías de la pieza arqueológica que la misma sería "un capitel jónico corintizante" y que pertenecería al Siglo II D.C.. "Respecto a la autenticidad de la pieza la misma no se puede aseverar", consignó en su declaración.

A raíz de la declaración de la mujer, surgió el dato que podría estar guardada en la estancia "Mi Querencia", que la familia Cortés tiene en el kilómetro 314 de la Ruta 5, en Carlos Casares. La Justicia allanó el lugar, de 2.300 hectáreas, y si bien no encontró la pieza, sí dio con rastros: un pozo en medio de la nada, cercado por una media sombra y en donde fueron encontrados por la policía dos candelabros de bronce de casi dos metros de alto y de buen estado de conservación.

La comisión policial en ese allanamiento en la estancia hecho el 20 de abril de 2011 fue atendida por Gastón Mut, capataz del lugar. Él no sabía que tenía su teléfono intervenido. Mientras se hacía el allanamiento, se registró una comunicación entre el empleado de los Cortés y Roberto (se trataría de Roberto Ugalde, el 2do mayordomo de la estancia), en donde el primero le refería que la policía había llegado por "el secuestro de las cosas que están detrás de la casa de Daniel". El mencionado sería Daniel Corradini, encargado del tambo de la estancia.

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Otro de los indicios por los cuales la justicia sospecha que la piedra estuvo en el lugar fue que cuando mostraron a Liliana Alonso, empleada del lugar, varias fotografías del tesoro "lo conocía perfectamente".

También se allanó una playa de estacionamiento propiedad de los Cortés en Marcelo T. de Alvear 1458/60 y dos departamentos: uno en Figueroa Alcorta 3422 y otro en Arenales 1954 2piso. Tampoco se encontró la pieza arqueológica, pero en este último domicilio, la policía realizó un hallazgo en uno de los huecos del baño: 11 fotografías de una piedra que sería el capitel buscado y un cd con la inscripción "piedra", así como una autorización para retirarla del domicilio de Campana donde vive Kasianoff.

Otra prueba que daría cuenta que la piedra pasó por las manos de los Cortés es que el fletero de la empresa que se encargó del traslado de la pieza a la cochera declaró que pudo ver la misma y que "era de gran tamaño". Pero al allanarse el lugar, sólo se encontraron obras de arte.

La causa tomó un impulso inesperado tras una incompetencia y luego un archivo dispuesto años atrás. Están citados a declarar como acusados Jean Michel y Nicolás Cortés; Eunice Regioli de Cortés; y los empleados de la estancia de Carlos Casares Daniel Corradini, Liliana Alonso y Gastón Mut.

A todos se los acusa por la comercialización de un objeto que está protegido por la ley 25.743 y de encubrimiento con ánimo de lucro.