Reforma bonaerense: especialistas advierten por los riesgos de una educación "light"

La circular de la Provincia que impulsa el cambio del sistema de evaluación en las escuelas reinstaló un debate que no es nuevo en la Argentina: cambiar el número por el concepto. Qué dicen los expertos

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Con el advenimiento de la democracia, desde el gobierno radical de Raúl Alfonsín también se había impulsado la idea de cambiar el sistema de evaluación en las escuelas: cambiando el número por el concepto. Y también fracasó.

La Resolución 1057/14 del gobierno bonaerense, si bien reinstala el debate sobre el sistema de evaluación entre especialistas y expertos, también le imprimió nuevas ideas: anula los aplazos por considerarlos notas estigmatizantes y cuestiona la repitencia. Así parece recrudecer la paradoja que envuelve hoy a la educación argentina: se discute y se cambian las formas a fuerza de decisiones espasmódicas.

Desde el punto de vista de la teoría de la evaluación, cambiar el número por el concepto tiene sentido. Pero si no se prepara previamente a los docentes, al sistema educativo en su totalidad para cambiar la mentalidad a la hora de evaluar y de progresar en el aprendizaje, considerando la trayectoria integral del alumno, no tiene sentido o se parece mucho a una cortina de humo vacía de sustancia.

En diálogo con Infobae, Inés Aguerrondo, experta en educación, consultora de la Unesco y ex secretaria de Educación de la Nación, fue contundente respecto de la circular bonaerense conocida esta mañana: "El planteo así como está formulado es ridículo, porque no se mejora al enfermo cambiando la escala del termómetro. Está muy bien mirar la trayectoria y la integralidad del alumno, pero no ocurre sólo cambiando la escala de la evaluación.

Remarca Aguerrondo: "Hay que revisar la totalidad del funcionamiento del sistema educativo, así se logrará conceptualizar mejor y luego mejorar. Y sobre todo, hay que trabajar en el eslabón fundamental para que esto tenga realismo: los docentes".

"Es un facilismo sacar sólo los aplazos como medida reparadora para que el chico aprenda mejor, porque lo que ocurre en la práctica es que se está dejando al chico sin enseñarle nada".

En el marco de la discusión que generó la circular bonaerense, Manuel Alfredo Álvarez Trongé, presidente de la Fundación Proyecto Educar 2050, explica a Infobae desde la sede misma donde se realiza la Semana de la Educación que hoy congrega a más de 60 ONG para debatir y garantizar el cumplimiento de la Ley Nacional de Educación: "El espíritu de la circular bonaerense que pretende eliminar las notas 1,2 y 3 por considerarlas estigmatizantes lo primero que genera es igualar hacia abajo. La calidad educativa se va a lograr siguiendo la evolución del alumno en su desempeño sostenido en la primaria y la secundaria. No tomando decisiones que parecen parches".

Dice Trongé: "Si los chicos desde la primaria su punto de partida es el 4, dentro de poco tal vez será el 6. Y los problemas estructurales y de calidad persisten. No se corrigen con eliminar los plazos. El cambio del sistema de evaluación necesita de una política educativa mucho más consensuada".

A rodar la circular

La reforma que se implementará a partir del 2015 y se aplicará a más de tres millones de alumnos prevé que los chicos que ingresen tarde a la escuela podrán ser matriculados en el grado correspondiente a su edad. Los alumnos podrán llevarse materias previas y los boletines se llamarán "Libreta de trayectoria".

Eleonora Lasala de Lanús, especialista en psicopedagogía y miembro del comité científico de Disfam Argentina, puntualiza a Infobae: "La norma del Gobierno de la provincia de Buenos Aires parece ser una decisión aislada. No se trata de una reforma consensuada donde estén contempladas todas las partes del sistema educativo que son las que lo llevarán a cabo. Pensar que eliminar los aplazos resuelve la calidad educativa es desconocer la endeble situación educativa del conurbano bonaerense".

Remarca Lasala: "¿Qué significa que impulsamos una educación light para calificar y enseñar a los chicos? Aún hoy se sigue enseñando con métodos tan añejos como la memorización, y lo grave es que el resultado es una mala calidad educativa, sobre todo en escuelas del Conurbano".

El eslabón fundamental: los docentes

El gobierno radical de Raúl Alfonsín también impulsó la idea de cambiar el sistema de evaluación: cambiando el número por el concepto.

Recuerda Aguerrondo: "No sirvió para nada. ¿Por qué? Porque los docentes siguen pensando y trabajando con la mentalidad de calificar con número; no están mirando el proceso.

La actividad docente no se ha profesionalizado y ese es el nudo del problema"

Resalta Lasala de Lanús: "La formación docente es un aspecto de la educación que debe preocuparnos. El docente de hoy necesita estar capacitado para poder enseñar procedimientos o estrategias de pensamiento y no meramente contenidos a los que los alumnos acceden con facilidad a través de la tecnología y los medios de comunicación".

Los maestros hoy son de alguna manera mediadores entre los conocimientos que poseen sus alumnos y lo que se quiere enseñar, permitiendo que quien aprende pueda relacionar, comparar y darle significación al contenido y a su vez aprender a conocer sus procesos de aprendizaje y reflexionar sobre el mismo; una tarea metacognitiva fundamental para aprender.

Puntualiza Lasala: "En relación a los chicos con dificultades específicas de aprendizaje, paradójicamente, es prácticamente nula o inexistente en los proyectos o programas de los distintos institutos que se dedican a preparar docentes".

Nuevos paradigmas

Hoy, con mentalidad del siglo XXI, la organización del conocimiento se realiza por competencias, a través de problemas, y ya no como dictaba el paradigma del siglo XIX, por contenidos disciplinares, que divide la realidad por pedacitos y le asigna un poco a la biología, otro poco a la matemática y así sucesivamente a otras disciplinas.

Asegura Aguerrondo: "Hoy el viejo esquema de la organización del conocimiento cambió: los chicos necesitan comprender la realidad y el mundo de manera integral. Y esta es la ciencia que tiene que estar en la escuela. Estos son los debates que hay que dar en la escuela, entre los docentes y en el seno del sistema educativo antes de hablar de notas".

"El mundo actual propone que los chicos resistan la frustración: ese mismo chico tiene que aguantar que le digan que es malo para jugar a la pelota o malo para cantar. Y seguramente se seguirá capacitando para ser mejor".

La escuela también tiene que colaborar para que la frustración sea superadora, porque si no, es poner a la educación fuera de los parámetros de la vida real"

Asignaturas pendientes

El ministro de Educación, Alberto Sileoni, aseguró que no todos los chicos tienen la "entereza" para dar una prueba "a cara o ceca". "Necesitamos una evaluación más integral", pidió. También cuestionó la repitencia.

Según la flamante circular bonaerense, los alumnos tendrán seis asignaturas: prácticas del lenguaje, matemáticas, ciencias naturales, ciencias sociales, artística y educación física y podrán adeudar hasta dos materias, avanzar al siguiente año y en diciembre deberán recuperar los contenidos. Si no consiguen los objetivos, repetirán.

Ya no serán obligatorias las pruebas compensatorias a fin de diciembre o marzo que debían realizar los estudiantes que no alcanzaban los objetivos. Estos exámenes serán denominados "período extendido de enseñanza", que sólo se instrumentará en las dos semanas previas al inicio del ciclo lectivo, con facilidades para la promoción.

"Sobre la repitencia hay mucha investigación al respecto que explica que no sirve como está planteada en nuestro sistema educativo actual: pensar que el chico repita lo mismo que hizo el año anterior, sin un planteo diferencial, no sirve para nada. Tiene que hacer otras cosas, cambiar de profesor para fijar los contenidos", explica Aguerrondo.

Resalta Álvarez Trongé: "Hay dos claves fundamentales que necesitan ponerse sobre la mesa; si no, asistimos a un debate estéril: la primera es que, si no tenemos docentes bien capacitados y entrenados, no vamos a lograr una mejor educación. Y también mejores directores de escuela, entendidos éstos como los líderes del cambio. Y por otro lado, especialmente en la provincia de Buenos Aires, no se resuelve nada con decisiones rápidas sino con el aporte y consenso de una sociedad comprometida más cerca de las escuelas".