Juan Domingo Frías, el héroe de Malvinas que entregará su sable a la Virgen de la Merced

En 1982 fue parte de la Operación Rosario, que permitió la recuperación de las Islas. Tras la muerte de su madre, hizo dos promesas: brindar charlas a los jóvenes y entregar sus condecoraciones

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 Casa Patria 162
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"No sé si nací soldado, pero con 20 años fui convocado por la Patria a cumplir con el servicio militar obligatorio, y estando en la Armada aprendí nuevos valores que me llevaron a seguir la carrera militar", comenzó su relato el Veterano de Guerra de Malvinas y Suboficial (RE) de la Armada Argentina Juan Domingo Frías, quien durante la batalla que tuvo lugar en 1982 fue parte de la recuperación de Malvinas como miembro del Buque ARA Santísima Trinidad.

En charla con Infobae, este héroe de Guerra comentó lo que vivirá el próximo 24 de septiembre, cuando con motivo de las fiestas patronales en Chalicán, en su Jujuy natal, Frías entregará su sable de mando y las medallas originales de Veterano de Guerra a la Virgen de la Merced, hecho sin precedentes en la historia reciente de la Argentina.

Cuenta la leyenda que la mañana del 24 de septiembre de 1812, día de la Batalla de Tucumán, el general Manuel Belgrano estuvo orando largo rato ante el altar de la Virgen. El ejército argentino obtuvo la victoria, y el parte de guerra rezó textualmente: "La patria puede gloriarse de la completa victoria que han tenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de las Mercedes bajo cuya protección nos pusimos".

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Tras la victoria, Belgrano se dirigió hacia la Virgen de la Merced, que era conducida en andas, y haciéndola bajar hasta ponerla a su nivel, le entregó el bastón que llevaba, poniéndolo en las manos de la Virgen y allí la proclamó Generala del Ejército.

"Yo era tripulante de la Santísima Trinidad, que era el primer buque de guerra misilístico construido en el país, acá en Río Santiago, pero con tecnología inglesa", rememora Frías sobre los instantes anteriores a que se desencadene el conflicto. "Para hacer los últimos ajustes tuvimos que ir a Inglaterra el 1 de abril de 1981, sin saber que justo un año después, el 1 de abril de 1982, estábamos llegando a Malvinas, la primera nave que llegaba a Malvinas, con los comandos anfibios y los buzos tácticos, era la nave almirante de la Operación Rosario".

Respecto de la guerra en sí, detalló que "los demás días se dedicó a la custodia de la parte continental, porque se pensaba que iban a atacar el continente. La Trinidad tenía alta capacidad de defensa antiaérea, nosotros hacíamos una custodia, incluso también al portaaviones 25 de Mayo, junto con el destructor Hércules hacíamos desde Bahía Blanca hasta Punta Quilla".

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"Nosotros habíamos hecho un curso de primeros auxilios y mi puesto de combate era enfermería, yo en ese momento cubría el puesto de primer camillero. Ante el primer herido tenía que ir a socorrerlo. Después seguí la carrera militar y llegué a Suboficial primero", detalló.

Tras el combate, el regreso a su provincia natal. "La última que estuve en Jujuy fue cuando finalizó el conflicto bélico, en julio de 1982. Fui a avisarle a mamá que estaba bien, que había llegado bien, contarle parte de la historia", recordó quien luego de la visita familiar volvió a Puerto Belgrano, donde estaba viviendo. "Me casé, llegaron los hijos, las navegaciones prolongadas –en esa época la Armada estaba muy bien y se hacían grandes navegaciones– y tardé 30 años en volver".

En marzo de 2012, recibió un llamado donde le avisan que su madre tuvo un ACV, y una hora después de su llegada y visita, le confirman su fallecimiento. "Cuando me avisaron que mi mamá estaba enferma, no sé por qué preparé la valija no sólo con el uniforme militar si no también con la bandera argentina con la imagen de las Islas Malvinas. Hice bendecir esa bandera y cubrí su ataúd con esa bandera. Yo no despedía a una simple mamá, era la mamá de un veterano de guerra".

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"En ese momento una de las cosas que me prometí fue dar charlas a los jóvenes para contar la historia e intentar sacarlos de la droga, el alcoholismo y la delincuencia. Otra de las cosas que prometí fue entregar mi espada de mando a la Virgen de la Merced y mis dos condecoraciones. El lunes es la fiesta de la Virgen del Milagro, en Salta, y participó como veterano de guerra, y el 16 me voy a mi pueblo, a Chalicán. La directora de la escuela donde yo iba me está esperando para una charla", confirma sobre los próximos eventos.

En cuanto a las charlas, "siempre recalco cuando hablan de 'los chicos de Malvinas', que fueron jóvenes, sí, pero soldados. Soldados que en la madrugada del 2 de abril de 1982 ya se hicieron hombres, y en el combate ya fueron héroes de la patria y entregaron lo máximo que pueden entregar a la patria, la vida".

¿Se podía ganar la Guerra? "Ellos mismos declaran que estábamos a días, o a horas, porque también estaban muertos de frío y de hambre como nosotros. Creo que la diferencia en sí, es que cuando a nosotros nos quedaba una bala, a ellos les quedaban dos".