Paradoja: el sabor del (re) encuentro con el triunfo fue justo en Quilmes

El reconocido slogan "cervecero" bien vale para celebrar la vuelta del Campeón de América al camino del éxito. ¿Clave? La diferencia de jerarquía entre un equipo y otro. ¿Preocupación? La constante fragilidad defensiva. Partidazo de Verón: ojalá que empiece el semestre bailando a Scifo y lo culmine enloqueciendo a Arbeloa o Carvajal

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La jerarquía de 'lo que queda' del mejor equipo del Continente, añadida a la contundencia que faltó en el partido del fin de semana ante Banfield, fue la clave que le permitió al equipo del "Patón" Bauza emprender con éxito la travesía por el Sur de la Provincia de Buenos Aires. Sin brillar en ningún pasaje del encuentro, el primer triunfo del certamen resulta inobjetable y un bálsamo necesario para espantar la rabia que había generado el incómodo inicio del campeonato.


Los problemas señalados tras la caída ante el "Taladro" se volvieron a repetir. Haciendo eco de las palabras del señor Presidente del rival de esta noche, bien podemos justificar que la defensa del "Ciclón" comparte constantemente una sensación de inseguridad que aterra. Quilmes, uno de los peores elencos de la Primera División, candidatazo de fierro para terminar último, lastimó con pelotas aéreas durante los 90 minutos y también cuando intentó arrimarse, sin ideas ni material, al arco de Torrico. Me tomé estos días para intentar entender los movimientos del club en el mercado de pases y definitivamente no entiendo la decisión de nuestro glorioso entrenador de prescindir de la búsqueda de un marcador central.


El partidazo de Verón (ojalá Dios y Francisco quieran que haya sido su despegue definitivo; que empiece el semestre 'bailando' a Scifo y lo culmine en Marruecos enloqueciendo a Arbeloa o Carvajal) logró disimular a la perfección las dificultades colectivas para llegar al arco contrario con jugadas elaboradas. El pelotazo al 'doble 9' siempre es tentador, aunque se torna excesivo. Y después quedó la sensación de que si Ortigoza no pone la pelota bajo la suela, nadie más podrá hacerlo para crear con claridad. Jamás creí que sería tan fundamental la presencia de Romagnoli en la alineación (AFIP, por favor, habilitá el pago al Bahía así regresa ante River). Como si fuera poco, "Pitu" Barrientos sufrió una lesión inesperada y confirmó su 'retorno salado' a Boedo. Ahora queda esperar que sea lo más leve posible, ya que el grupo lo necesita en óptimas condiciones.


Aunque el "Cervecero" no es medida para ilusionarnos con prendernos rápidamente en la discusión por el título, es indudable la satisfacción por el reencuentro con el sabor de la victoria. Reviste utilidad para trabajar con tranquilidad, sabiendo que hay que evolucionar -y bastante- en muchos aspectos, a la espera de un clásico decisivo el próximo domingo.


Lo que el plantel necesita, para recuperar la confianza y mirar hacia arriba con expectativas, es hilvanar otros tres triunfos más. Y el calendario marca que el próximo escollo será el rey del cabotaje, agrandadito él, que se dará cuenta que el Nuevo Gasómetro no será un reducto favorable para su 'fútbol champagne'. De hecho, por torneos locales, no ganan en casa desde hace 10 años. Y el simple hecho de toparse con el rey del continente representará un llamado de atención que no pasarán por alto. 'Sir Patón de América' avisó que la fiesta había terminado en Boedo para darle lugar a nuevas conquistas y llegó el turno de estropear la del conjunto de Gallardo.


PD: La felicidad por el resultado no opaca las cualidades paternales del "Ciclón". En medio de este momento tan particular para los hijos "xeneizes" por la ida de Bianchi, lamentamos profundamente el cierre del ciclo con un saldo negativo en duelos directos con San Lorenzo. Acompañar en el dolor es lo mínimo que un padre ejemplar puede hacer por sus niños. Mucha fuerza.