Discursos guionados, empresarios que se quedaron afuera y el retorno del "vivir con lo nuestro"

El acto por el aniversario de la Bolsa dejó sabor a poco. Cristina Kirchner llamó a formar un "mercado de capitales nacional" para no estar atados a los vaivenes del mundo. Gabbi pidió ajustar balances por la inflación y "reglas claras" para alentar la inversión. Aunque hubo control estricto, se filtraron algunos militantes kirchneristas

Compartir
Compartir articulo
Axel Kicillof y Cristina Kirchner en el 160 aniversario de la Bolsa de Comercio<br> Nicolás Stulberg 162
Axel Kicillof y Cristina Kirchner en el 160 aniversario de la Bolsa de Comercio<br> Nicolás Stulberg 162
 Nicolás Stulberg 162
Nicolás Stulberg 162

Un nuevo acto por el aniversario de la Bolsa de Comercio que dejó sabor a poco. Se sabe, no es que los discursos centrales (el de Adelmo Gabbi de la Bolsa y el de Cristina Kirchner) hayan carecido de condimentos interesantes, solo que es un ping pong entre el primer orador (Gabbi) y la que tiene la última palabra (Cristina). Uno empieza haciendo reclamos (de los históricos del mercado como el impuesto al ingreso de capitales) y el otro responde y redobla la apuesta. La Presidente siempre lleva las de ganar: tiene el cierre del acto, y conoce de antemano lo que su anfitrión le dirá. Esto es así porque la gente de la Bolsa, por pedido oficial, le envía previamente el "discurso" que Gabbi lanza en el escenario al Gobierno con la finalidad de "ponerse de acuerdo en el temario" antes del acto. O sea, Cristina sabe qué le dirán y por ende cómo responder. Hay, entonces, un poco de guión en todo esto.


Así y todo, y sin decirlo explícitamente, Cristina pregonó por el "vivir con lo nuestro" en materia financiera. Llamó a formar un "mercado de capitales nacional" para no estar atados a los vaivenes del mundo. Algo que de hecho sucede hace rato en la Argentina (que es un mercado emergente en términos de bonos y un mercado de frontera en materia de las acciones). Este revival de la famosa frase del economista Aldo Ferrer viene después de que el país enterrase las posibilidades de acordar con los fondos buitre en 2015 y por ende se extendiera el default de la deuda.


De todas formas, esta incursión de Cristina Kirchner por el recinto bursátil dejó unas cuantas perlitas más allá de algunas definciones. Por un lado, y al principio de todo, hubo cierto caos en la organización que dejó afuera del evento a personalidades del mundo empresario. Las puertas se cerraron entre las 18:30 y las 18:45 dejando a parte no menor del público que llegó sobre la hora en la calle reclamando ingresar (la cita era a las 19:15). No sólo eran socios de la centenaria institución, sino que hubo empresarios que pidieron ingresar por la entrada de 25 de Mayo y Corrientes (con la invitación requerida en mano) sin mucho éxito. En ese lote, que intercambiaba conceptos con la guardia policial que no dejaba pasar a nadie, estaban José Ignacio de Mendiguren y Luis Miguel Etchevehere, el presidente de la Sociedad Rural Argentina. Algo similar le pasó a los hermanos Bulgheroni (Grupo Bridas) y al presidente del Banco Credicoop, Carlos Heller. Sin mencionar a otras autoridades de mercados regionales como Rosario, también imposibilitados de ingresar al recinto por el cordón policial.


Todo se zanjó sobre el final del discurso de Gabbi, previo al de Cristina, cuando "habilitaron" el ingreso por el estacionamiento, a la vuelta de la entrada central de la Bolsa de Comercio. Un funcionario del mercado bursátil explicó: "Es que otros años entraron muchos de La Cámpora y hubo disturbios. Se llegaron a agarrar a trompadas con socios de la Bolsa. Por eso preferimos ser un poco más estrictos y cerrar las puertas antes".


Sea como fuere, el recinto principal de la Bolsa tiene capacidad para aproximadamente 1.200 personas y al momento de hablar la Presidente no había más de 800 personas. Se intentó, entonces, que no se llenara el lugar. Algo que igualmente no impidió que algunos militantes K participaran del evento. De hecho, los conceptos vertidos por Cristina eran aplaudidos por una parte no menor del público, que había ido a apoyar a la mandataria. Los aplausos se sucedían mientras que los socios de la Bolsa miraban sin emitir sonido ante el discurso de Cristina. Las selfies con algunos funcionarios post discursos no faltaron. El ministro de Economía, Axel Kicillof, fue el más "fotografiado" por la joven concurrencia K.


En esa línea, no faltaron los funcionarios del Gobierno a la invitación de la Bolsa. En el escenario, el "equipo económico" estuvo presente: además de Kicillof, estuvieron Julio de Vido, Alejandro Vanoli (CNV) y Juan Carlos Fábrega (BCRA). Abajo del escenario, pero en primera fila, Ricardo Echegaray (AFIP) y el CEO de YPF Miguel Galuccio. Los empresarios, que no abundaron, estuvieron también dando vueltas. Eduardo Eurnekian (AA2000) y Cristiano Rattazzi (Fiat) fueron los que más sobresalieron. Pocos banqueros se dieron cita en la Bolsa. Y no hiceron mal: Cristina pidió que los bancos prestan más y sean menos burocráticos para que el ahorro local sea canalizado en el país. Amplió diciendo que "hay temas de comisiones" que desincentivan. Esa parte del discurso sobre la poca bondad del "sistema financiero" lo hizo mirando a Gabbi, que no entendía por qué la mandataria le decía eso cuando él es titular de una institución bursátil y no bancaria. Ahí Cristina hizo agua en los conceptos económicos, que no maneja del todo bien.


"Fueron discursos correctos, nadie dijo nada extraño y se terminó brindando sobre el escenario. Nadie esperaba chispas y no las hubo. Cada cual dijo lo que tenía que decir en forma cordial a pesar de las diferencias", explicó otro funcionario del mercado. Cerró el 160° aniversario de la Bolsa, con los reclamos de siempre desde un lado y la respuesta también trillada del otro. "Si alguien tiene mejores ideas que las nuestras, que las presente porque estamos dispuestos a evaluarlas", deslizó Cristina como corolario. Todos saben que nadie es escuchado más allá del círculo íntimo K.