San Lorenzo de América: apretó los dientes, venció a Nacional de Paraguay y ganó la Libertadores por primera vez

Luchó, sufrió, apretó los dientes, aguantó y pudo darse el gran gusto. San Lorenzo se impuso ante Nacional de Paraguay en el Nuevo Gasómetro y puede codearse con los grandes de América, una materia pendiente que tuvo durante los 106 años de existencia y un trofeo que le era esquivo desde la primera edición, cuando en 1960 entregó la localía por unos pesos ante Peñarol de Montevideo, sin pensar en la importancia que tomaría con el paso de los años.

La mitad del trabajo estaba hecho, porque en la Ida había terminado con un sabor amargo, debido al empate agónico de los guaraníes, pero igualmente se apostaba fuerte en la revancha, donde todos esperaban que el "Ciclón" venciera con comodidad. Sin embargo, sucedió todo lo contrario, ya que los dirigidos por Morínigo salieron a comerse la cancha y pusieron contra las cuerdas a un San Lorenzo que mostró una de sus peores caras en ataque.

A Matos no le llegó nunca la pelota, Cauteruccio pareció falto de ritmo y Romagnoli recién pudo amigarse con el balón en el complemento. La "Academia" hizo parar el corazón de todos los "Cuervos" al minuto, con un tiro en el palo de Orué. Luego, contó con un par de remates desde media distancia que hicieron preocupar a Torrico, pero terminarían pagando caro uno de los pocos errores que tuvieron en la fría noche porteña (quizás la única falla del encuentro).

Un córner en el área costó más de la cuenta, tardaron en sacarla y el rebote, Cauteruccio aprovechó para volver a meterla en la zona de peligro, ante la marca del ingenio Coronel, quien estiró su brazo más de la cuenta, impidiendo que la pelota siguiera su recorrido. El brasileño Ricci, cerca de la acción, no dudó: señaló el punto fatídico. Y allí apareció la figura de Néstor Ortigoza, uno de los jugadores más infalibles del mundo a la hora de ejecutar penales.

Con el 1-0 en el bolsillo, los nervios se aplacaron y el conjunto de Boedo empezó a tomar más confianza. Los primeros minutos del complemento corrieron y los hinchas, expectantes, se comían las uñas porque el segundo tanto no llegaba, la cuestión no se definía y Nacional aún estaba vivo, aunque no llevaba tanto riesgo a la valla 'azulgrana', salvo por una pelota parada bien ejecutada por Riveros, que murió en las manos del confiable Torrico (¿figura de la Copa?).

Gentiletti es uno de los nombres importantes, porque se arrojó a la altura del punto de penal –como Mascherano ante Robben, en las Semifinales de la Copa del Mundo- e impidió que Bareiro pusiera la igualdad, en la ocasión más clara que hubo en la etapa final. Después, San Lorenzo utilizó todo el oficio para no replegarse y sufrir durante los cuatro minutos que adicionó el juez, que fueron cinco en total. La explosión, emoción y llanto tocaron el timbre.

Delirio, locura, carnaval, miles de adjetivos le caben a la fiesta que se vivió en el Bajo Flores. Miles y miles de fanáticos que colmaron el Nuevo Gasómetro celebraron a la par de los protagonistas, pero también explotó el barrio de Boedo, donde están las raíces de esta institución que se sacó una mochila pesada de encima y ahora, irá nada menos que por el Real Madrid en Marruecos, con motivo del Mundial de Clubes. Pero para eso quedará tiempo, ahora se trata de festejar el presente, que no se da todos los días. ¡Felicitaciones, San Lorenzo!

Formaciones:

San Lorenzo: Sebastián Torrico; Julio Buffarini, Mauro Cetto, Santiago Gentiletti, Emmanuel Mas; Héctor Villalba, Juan Mercier, Néstor Ortigoza, Leandro Romagnoli; Martín Cauteruccio y Mauro Matos. DT: Edgardo Bauza.

Nacional: Ignacio Don; Ramón Coronel, Leonardo Cáceres, Raúl Piris, David Mendoza; Marcos Riveros, Derlis Orué, Silvio Torales, Marcos Melgarejo; Julián Benítez y Fredy Bareiro. DT: Gustavo Morínigo.

Árbitro: Sandro Ricci (Brasil).

Estadio: "Nuevo Gasómetro".