Murió el ex campeón olímpico de boxeo Abel Laudonio

El pugilista argentino que ganó el bronce en Roma 1960 y que fuera además campeón argentino de los livianos falleció hoy a los 75 años. Mantuvo en el ring combates legendarios con Nicolino Locche. Era hermano del popular hincha de Boca "Cacho" Laudonio

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El ex campeón olímpico y argentino de boxeo Abel Laudonio falleció hoy a los 75 años tras complicaciones en su salud producto de un ACV sufrido en 2009 confirmó su esposa, Nora Mabel Bello.


Apodado "Pocho", Abel Laudonio era el séptimo de nueve hermanos de una histórica familia de Villa Urquiza que selló su nombre en la historia del deporte argentino tras la medalla de bronce obtenida en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. Oscar "Pocho" Laudonio, en tanto, el sexto descendiente de esa familia, es el popular personaje de la hinchada de Boca que sostiene la bandera "xeneize" a la salida del túnel por donde los jugadores salen al campo de juego y que también es conocido como "El Loco Banderita".


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Abel, quien desarrolló su carrera como pugilista entre 1961 y 1965 (47-2-6, 36 KO), mantuvo históricos combates con el emblemático Nicolino Locche, a quien el 11 de noviembre de 1964 le quitó el título argentino al vencerlo por puntos en 12 rounds en el Luna Park.


Tras su retiro como boxeador, "Pocho" Laudonio construyó en Villa Urquiza un gimnasio donde se entrenaban tanto gente desconocida como personajes del deporte y del espectáculo. Allí se lo podía ver a diario hasta que en 2004 se le diagnosticó el mal de Alzheimer, lo que luego se agravó con un ACV sufrido en 2009.


Tal como cuenta "Cacho", uno de sus hermanos, en el sitio elbarrioonline.com, los inicios de Abel en el boxeo fueron en el Club Parque Chas, de Villa Urquiza, en 1946. Ambos dieron allí sus primeras piñas, con 18 y 16 años respectivamente, y ganaban dinero mediante exhibiciones.


En el mismo portal, "Cacho" Laudonio rememora: "En el 55 ya boxeábamos los dos en la Categoría Mosca. Llegamos juntos a la final y mi padre decidió quién saldría campeón sin pelear arrojando una moneda al aire: consideraba que los hermanos no tenían que pelear entre ellos. La suerte favoreció a Abel, pero fue bueno que haya sido así porque fue un campeón sensacional. Fue una gran figura".


En este marco agregó: "Mi hermano fue realmente grande: el más grande de Latinoamérica. Hay un código en el boxeo que es maravilloso: al campeón se lo respeta, no se le discute. Por algo es campeón".