Mentes niñas en cuerpos "preparados" para ser madre

El embarazo adolescente es una problemática social que afecta a miles de jóvenes en la Argentina. Especialistas dijeron a Infobae que "una adolescente que es madre sigue siendo una adolescente y se comportará como tal". Salud presentó un anticonceptivo de última generación para prevenir embarazos no deseados

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La adolescencia es la etapa de la vida donde por un lado se logra el desarrollo físico y por el otro la madurez psico-social. Este proceso se produce en forma asincrónica, el adolescente adquiere su capacidad reproductiva, la cual no se acompaña del desarrollo emocional y social que lo prepara para la independencia y la adquisición de responsabilidades propias de la vida adulta. Así este proceso asincrónico expone al adolescente a situaciones de riesgo como el inicio precoz de relaciones sexuales, el embarazo no planificado y las infecciones de transmisión sexual, entre otros.

La etapa adolescente se caracteriza por sentimientos de inestabilidad y desorientación emocional, evidenciado por sentimientos de omnipotencia. "Los adolescentes son impulsivos, tienen un pensamiento mágico, se sienten invulnerables, creen que nada malo les va a pasar y toman posturas erróneas negando la necesidad de protección por parte del adulto. Esto conlleva a una discordancia entre el saber y el hacer lo cual los coloca en una situación de riesgo", consideró la médica ginecóloga Lucía Katabian (MN 58442), vicepresidente de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto-Juvenil.

Y dado que el ejercicio de la sexualidad cambió y existen diferencias entre los adolescentes de hoy y las generaciones a la cual pertenecen sus padres, es en esta etapa donde se dan las primeras experiencias sexuales.

Para Katabian "es importante saber que una adolescente que se embaraza sigue siendo una adolescente y se comportará acorde al momento de la vida en que se encuentre. Si bien desde lo biológico una adolescente puede ser madre, desde el aspecto psicosocial no está preparada para ejercer el rol materno".

En distintos trabajos de investigación se observa que la mayoría de los jóvenes iniciaron sus relaciones sexuales antes de los 18 años, siendo la edad promedio de 15,6 años en las mujeres y 14,5 años en los varones. Existen diferencias de acuerdo a las distintas poblaciones ya que éstas tienen que ver con la impronta de la cultura, las creencias religiosas, los valores y normas sociales de cada comunidad. Lo más importante es el nivel educativo ya que aquellos adolescentes con menor nivel de educación son los que se inician más precozmente. Está comprobado que a mayor nivel educativo la iniciación sexual es más tardía, con mayor cuidado y responsabilidad.

El bajo nivel educativo y sociocultural, el grupo de pertenencia y la historia familiar influyen fuertemente en el inicio de las relaciones sexuales

La especialista destacó que "a veces los padres y los adultos temen que la información sexual y el mayor conocimiento sobre estos temas por parte de los jóvenes hagan que tengan relaciones sexuales a edades más precoces", cuando la realidad demuestra, en cambio, que "cuanto más información tienen, cuanto más posibilidades de hablar de estos temas (tanto en sus casas como en sus escuelas) y cuanto mejor acceso al sistema de salud, en general retrasan más el inicio de las relaciones sexuales o lo hacen en forma más pensada, más reflexionada y con mayores cuidados". Existen otros factores que adelantan el inicio de las relaciones sexuales: las presiones de los pares, los medios de comunicación (televisión e internet), deserción escolar, tipo de relación con la familia.

Los índices de embarazo adolescente en nuestro país está en aumento siendo de 15,8%. Pero existen diferencias regionales significativas, en CABA es de 7% mientras que en el Chaco es de 24,7% o en Santiago del Estero es de 20,5%. Al parecer, las diferencias en los recursos económicos, sociales y culturales son de gran importancia para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.

En muchas adolescentes la maternidad representa su proyecto de vida, existiendo una fuerte asociación entre nivel educativo y embarazo.

Katabian resaltó que "la menor escolaridad y el incremento de la deserción escolar es un factor importante ya que las adolescentes que tienen como proyecto de vida alcanzar cierto nivel de educación, si bien tienen relaciones sexuales, adoptan medidas preventivas más efectivas".

El embarazo adolescente conlleva a un polémico círculo de deserción escolar, inserción laboral prematura sin una remuneración satisfactoria, asumir rol de adulto sin estar preparado resignando vivencias propias de la adolescencia normal, conformar una familia disfuncional, mayor mobimortalidad para la madre y el niño. Es que según la especialista, "los niños hijos de madres adolescentes tienen mayores riesgos en salud".

Existen factores de riesgo para el embarazo adolescente como ser el inicio temprano de relaciones sexuales. "Como se dijo, acontece en esta etapa de la vida y con gran influencia de las pautas brindadas por la sociedad actual y sobre todo a los nuevos patrones de mayor libertad y menor restricción, lo que se ve plasmado en una abundancia de mensajes sexualizados (la música, la literatura, el cine, la publicidad, etc.)", destacó Katabian.

Y agregó: "La falta de un proyecto de vida propio puede llevar a que el embarazo sea el único camino para afirmar su autoestima y buscar una valorización social. Es un mito creer que todos los embarazos a esta edad son no buscados, hay un gran porcentaje buscados y deseados".

El acceso a la anticoncepción

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Otro factor determinante en el embarazo adolescente es el desconocimiento sobre sexualidad, reproducción y métodos anticonceptivos.

"Muchas veces el uso de un método anticonceptivo va más allá del acceso al mismo, es frecuente observar que aún teniendo información y acceso no lo utilizan. Esto tiene que ver con las características propias de este grupo etario ya mencionadas: el sentimiento de invulnerabilidad, las dificultades para asumir responsabilidades, etc", opinó la vicepresidente de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto-Juvenil.

La deficiente educación sexual y la persistencia de mitos en anticoncepción también son factores de riesgo.

Los más frecuentes tienen que ver con los efectos secundarios de las pastillas anticonceptivas, como ser: engordan, te cambian el cuerpo, producen cáncer, esterilidad o por el contrario algunas dicen que al suspenderlas producen embarazos múltiples. Todo lo contrario, en estos momentos se debe enfatizar en los beneficios secundarios del uso de la anticoncepción hormonal ya que se usan como tratamiento para diferentes situaciones médicas como las alteraciones menstruales, los dolores menstruales, menstruaciones abundantes, quistes de ovario entre otros.

Hay otros mitos con respecto al uso del preservativo que perduran a través de los años: menor sensibilidad, producen alergia o no los usan porque salen con personas conocidas y con ello creen estar seguros que no se infectarán.

El saber de la existencia de métodos anticonceptivos no garantiza su uso, por lo que la educación sexual sistematizada desde los primeros años escolares es primordial en este aspecto. Por todo esto es que los adultos deben estar presentes y no cansarnos de informar y educar en estos aspectos, debemos crear los espacios necesarios para abordar esta temática.

La falta de contención familiar y la ausencia de diálogo padres-hijos hacen que muchas veces busquen el afecto en relaciones afectivas con mayor sometimiento. En otras oportunidades repiten modelos familiares.

El pensamiento mágico y las fantasías de esterilidad presentes en esta etapa de la vida son otros factores que influyen en el embarazo adolescente.

Es obligación de los profesionales de la salud educar, informar y proveer los métodos. Sin embargo, muchos adolescentes desconocen sus derechos y esto es un obstáculo para su concurrencia a los servicios especializados. Pueden ser atendidos sin la presencia de sus padres y no hay impedimento legal en indicar un método anticonceptivo.

El derecho a la salud sexual y reproductiva es un derecho reconocido en nuestra Constitución Nacional y por leyes específicas como la Ley de Salud Sexual y Procreación Responsable (25.673/2002) y 19 leyes provinciales.

La sexualidad humana trasciende lo meramente biológico e involucra aspectos psicosociales e históricos que regulan las conductas de los individuos que componen la sociedad.

Los adolescentes transitan una etapa "crítica" con dificultades para asumir responsabilidades, portadores la mayoría de las veces de información errónea y cargada de mitos y prejuicios.

Nueva tecnología para prevenir embarazos no deseados

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El Ministerio de Salud de la Nación entregará de manera gratuita a adolescentes de entre 15 años y 19 años que hayan tenido al menos un evento obstétrico en los últimos 12 meses (un parto, aborto o cesárea) y que no tengan obra social o prepaga el implante subdérmico, un método anticonceptivo hormonal de nueva generación que se coloca en el brazo de la mujer y que cuenta con un 99% de efectividad durante 3 años.

Durante el lanzamiento de la iniciativa, el subsecretario de Medicina Comunitaria, Maternidad e Infancia, Nicolás Kreplak, aseguró que "esta nueva iniciativa se da en un marco de una política sobre salud sexual que el Estado argentino viene implementando hace más de 10 años. Por mes se reparten más de 3 millones de anticonceptivos en todo el país pero se necesita de una política más focalizada para mejorar la adherencia de las adolescentes a un método. Esperamos lograr el objetivo con estos nuevos anticonceptivos".

Por su parte, la coordinadora del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (PNSSyPR), Adriana Álvarez, recalcó que "la Argentina cuenta con una canasta de más de seis anticonceptivos que es la más amplia de América Latina. Hoy el Estado se hace cargo de la compra de este insumo y de medir su impacto".

"Nos propusimos pensar una estrategia sanitaria para incidir en un indicador que es la repitencia del embarazo en la mujer adolescente y el embarazo no planificado. El objetivo de esta propuesta es trabajar este implante como anticonceptivo hormonal de larga duración", agregó.

En cuanto a las estadísticas que se tomaron como base para implementar esta iniciativa, Álvarez especificó que "en 2012, de los 738 mil nacimientos que hubo en el país, 114 mil fueron de madres menores de 20 años. Por otra parte, también se tomó en cuenta que el 13,1% de las adolescentes de entre 15 a 18 años tiene al menos un hijo, según el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda. Además, en 2011, el 18% de los egresos hospitalarios por aborto fue de mujeres menores de 20 años".

Este método es de fácil colocación, reversible, indoloro, poco invasivo y desliga a las jóvenes de la ingesta diaria de pastillas. Consiste en una varilla del tamaño de un fósforo que se coloca en el brazo. El implante también promueve la anticoncepción durante la lactancia y requiere un mínimo seguimiento. Para colocarlo, sólo se requiere la aceptación y la elección de la joven para usarlo. Asimismo, como este anticonceptivo no previene las enfermedades de transmisión sexual, se recomienda el uso de preservativo.

Para una segunda etapa, está previsto promover el uso del implante en mujeres en edad fértil, como otro método más de contracepción.

La doctora Katabian explicó a Infobae que "el implante es una varilla, que libera una droga llamada etonorgestrel, se coloca en el brazo con anestesia local con un aplicador debajo de la piel. No es doloroso, se venda por 48 horas tras la aplicación y luego se retira y la mujer se olvida".

"El método es noble para la mujer ya que al depender del profesional, es altamente eficaz porque no requiere de la constancia de ella como para tomar una pastilla por ejemplo. Además, es bueno para las mujeres que no pueden tomar anticonceptivos con estrógenos. Como desventajas puede traer alteraciones del ciclo menstrual", amplió.