El payaso Ronald está mareado

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Es común en Estados Unidos ver a argentinos que desarman los combos de McDonald's. La hamburguesa del combo 1 con las patitas del combo 3, la promo de gaseosa del 6 y del 8 sólo las papas. Ah, y mucho ketchup, para el lugar y para llevar.

El empleado queda paralizado. Fue entrenado durante meses para vender combos cerrados, los cambios lo tildan. Las opciones de los argentinos no existen en la botonera de la caja registradora. Situaciones parecidas ocurren en aeropuertos con los cambios de asientos, en los parques de Disney con las filas o en los shoppings con los descuentos. Los argentinos somos de plantear excepciones, la opción que no figura en el manual y que desconcierta al orden establecido.

Y en algún punto el juez Thomas Griesa también se enfrenta a la "experiencia" de lidiar con un caso argentino. Si allá las reglas están para cumplirlas acá nos gusta cuestionarlas. El ministro Kicillof, con su look corbata-less y dedo índice en alto, desafía al corazón financiero del mundo con replanteos sobre la plusvalía internacional, los buitres y la usura capitalista a la que criticamos pero volvemos década tras década.

La táctica es francamente desconcertante, hasta para nosotros, acostumbrados a hacer camino al andar. Un día se acusa de extorsión y al siguiente se pide ayuda. Se critica a las Cortes en todas sus instancias y se les pide más tiempo. Una caricia y un bife: ¡¿todo como parte de la misma negociación?! Más que una jugada de ajedrez parece un truco. ¡Y cuando estamos al borde del default el ministro canta falta envido! Y ya ni siquiera nosotros, conocedores del juego, sabemos si tiene 33 de mano o si quiere correr al juez con dos 4 y una sota. El juez no sabe de "trucos", se lo ve más familiarizado con el póker, frío y calculador.

Más allá del suspenso y angustia que genera este final abierto con riesgos insospechados para nuestra economía, aquí se ha planteado una pulseada que ya se menciona como motivo de estudio macroeconómico.

Hasta la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña fue el principal poder hegemónico que luego Estados Unidos ocupó con la llamada pax americana. Su poderío político, militar y económico se impuso hasta ahora fijando las reglas con sus ideas o sus tropas, sin olvidar sus finanzas y ahora también sus jueces.

Pero apareció la Argentina que quiere embarrar la cancha con discursos y medidas políticamente incorrectas o torpes según el político que las interprete. Hay una mezcla de avivadas, picardías, derechos, improvisación y creatividad versus el orden estricto e inflexible.

Estas semanas hemos escuchado a economistas, financistas y abogados con postgrados varios. Hasta los más experimentados sinceran su desconcierto y la incertidumbre que genera la negociación.

Los números son otro misterio difícil de descifrar, una deuda que arranca con U$S 800 millones y llega hasta U$S 250.000 millones de préstamos varios. ¿Dónde está toda esa cordillera de plata?

Quien sí hizo un aporte conceptual muy interesante para poder comprender el caso fue el profesor de la UBA Eduardo Conesa. Abogado, economista y contador, Conesa recuerda dos máximas del derecho romano que son todavía fundamentales para acuerdos actuales. "Pacta sunt servanda" -en latín, los pactos deben cumplirse-, que suele ir acompañada por la cláusula "Rebus sic stantibus", es decir, mientras las condiciones sigan igual. Y es ahí donde el gobierno argentino sostiene que las condiciones cambiaron.

Y ésta es la pulseada de fondo. Un juez estadounidense podrá sostener el orden establecido, mantener las reglas inflexibles y apretar la tecla que figura en la caja registradora o la Argentina logrará imponer excepciones, reinterpretaciones y reglas que están fuera del manual. Algo así como decir sobre el final del partido, "dijimos que jugábamos sin flor" y nos ofendemos y pedimos jugar el "bueno".

Y en el medio, como siempre, estamos nosotros pendientes de negociaciones, cadenas nacionales y noticias por las redes para ver si mañana caemos al abismo o si ganamos sobre la hora, a los 90 minutos como contra Irán. ¿Hay un Messi en Nueva York o en el Ministerio de Economía?

A fin de cuentas, ¿qué orden se impondrá? ¿La excepción o la regla?

A lo mejor terminamos inventando una nueva categoría de compras y negocios.

"El combo argentino": armalo como se te cante ¡pero apurate que en el local (juzgado) hay gente esperando!