"Hoy el narcotráfico es mucho más seductor para un pibe que las políticas públicas"

Lo dice Fabián Ferraro, creador del movimiento Fútbol Callejero, un método de inclusión que exportó desde Moreno al mundo entero y que organiza un Mundial social paralelo en Brasil, con la bendición del Papa Francisco

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Ferraro conoce muy bien la realidad social que aspira a cambiar. Criado él mismo en una villa miseria del Gran Buenos Aires, en Paso del Rey, Moreno, fue el fútbol –en su caso profesional- el que lo sacó de la pobreza.

Vive siempre en Moreno y milita desde hace 20 años para ayudar a otros pibes de su zona y del mundo, ya que el movimiento Fútbol Callejero que él creó, se ha extendido a varios países bajo la forma de una federación de asociaciones que usan el deporte como herramienta de inclusión en zonas de conflicto, político, bélico o social. El desafío es jugar sin árbitros, con reglas consensuadas, para recuperar, explica, "el valor de la palabra", allí donde ésta ha sido sustituida "por la violencia, por el golpe".

En esta charla con Infobae, Ferraro explica cómo es el Fútbol Callejero, su reciente vínculo con una iniciativa del Papa de unir fútbol con educación (ver El Papa quiere crear...) y detalla cómo será el Mundial paralelo que jugarán en San Pablo a partir del 1º de julio.

Pero también hace un crudo diagnóstico de la situación social y cultural argentina, de su clase política y de la responsabilidad que ésta tiene en la perpetuación de la pobreza y la exclusión.

¿Cuál es su rol actual en el movimiento Fútbol Callejero?

Soy secretario mundial del Fútbol Callejero, con mandato hasta el 2016, fui elegido entre todas las organizaciones integradas al movimiento. Hay elecciones cada 4 años. Funciona así desde hace 20 años, pero esta es la primera vez que ejerzo un cargo directivo.

Hemos creado a lo largo de estos 20 años una herramienta de integración social en zonas de conflicto de diferente índole, que tiene como elemento central el fútbol porque es un deporte popular y de rápida convocatoria masiva.

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En cada país somos organizaciones que trabajamos distintas temáticas de niñez, adolescencia, juventud, y que tenemos en común el uso del fútbol como herramienta. Así nos fuimos juntando con otras organizaciones amigas para armar un movimiento que nos permitiese tener mayor impacto en nuestras comunidades. Hoy contamos con 400.000 jóvenes involucrados y más de 200 organizaciones en los 5 continentes.

Son organizaciones sociales de distinto tipo, barriales, a veces comedores, a veces escuelas, que incorporan esta metodología para trabajar cuestiones de convivencia con los pibes, por eso la vinculación con la red que está armando el Papa, Scholas Occurrentes (Escuelas para el Encuentro).

¿Cómo es el Fútbol Callejero?

Es un fútbol que se juega de un modo muy particular, recuperando la esencia, los valores que tuvo este deporte hace muchos años, antes de convertirse en algo tan comercial, con equipos que ganan millonadas y dirigentes que hacen negocios con las barrabravas y hasta con el narcotráfico. Nosotros no somos eso ni lo queremos ser. Tenemos que unirnos contra un enemigo común que se llama FIFA S.A y volver a la esencia de lo que fue este deporte.

Porque hay muchísimos pibes en nuestros barrios que corren detrás de la pelota, que es una herramienta de convocatoria, a partir de la cual trabajar valores para que los chicos vuelvan a integrarse a la sociedad de otra manera, vuelvan a convivir de forma pacífica en sus comunidades.

¿Cuáles serían ejemplos de este trabajo en zonas de conflicto?

El movimiento intervino por ejemplo en la Franja de Gaza, con pibes palestinos e israelíes, en el contexto de un conflicto armado y allí Fútbol Callejero fue nominado al Premio Nobel de la Paz. En Guayaquil, Ecuador, logramos que 19.000 pandilleros entreguen sus armas, luego de un laburo de 5 años.

Es una metodología que a nivel mundial ha probado su impacto, primero porque usa una herramienta popular como el fútbol, segundo porque apela a la palabra, algo que en mucha sociedades se ha perdido, cediendo espacio a la violencia, al golpe, como forma de comunicarse. Y lograr que la palabra tenga mucha validez a través de un juego es algo que luego se traslada a las comunidades.

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¿Es verdad que juegan sin árbitro?

Se juega sin árbitros, los equipos son mixtos, hombres y mujeres juntos, y un partido tiene tres tiempos: en el primero, se acuerdan las reglas; el segundo es el partido en sí; y un tercer tiempo en el que se evalúa si las reglas se cumplieron y eso tiene incidencia en el puntaje; no se gana sólo por goles: se puede quedar igualado en tantos, pero ganar por cumplimiento de las reglas. Esto permite una forma de convivencia distinta, en la que la palabra incide fuertemente.

¿Van a jugar un Mundial en paralelo con la Copa del Mundo?

Sí, es el tercero que jugamos. En Alemania 2006, participaron ligas de Fútbol Callejero de 24 países; en Sudáfrica 2010, de 34 países, y ahora, en Brasil 2014, jugarán 24 países de los 5 continentes. En San Pablo, habrá chicos de Sierra Leona, Ghana, Alemania, España, EEUU, Costa Rica, Guatemala, que no vienen sólo a jugar un Mundial sino a compartir una experiencia cultural. Y lo jugamos con esas reglas. Los equipos son mixtos, de entre 17 y 21 años, y se los selecciona entre los muchos que juegan en cada país al fútbol callejero, pero en este caso, inciden también el comportamiento de cada jugador y lo que hace por su comunidad.

El Mundial del Fútbol Callejero se juega del 1º al 12 de julio y consiste en 5 días de juego y 7 de integración social, muchos de los participantes son jóvenes líderes comunitarios; por ejemplo, los pibes de Argentina que jugaron en el Mundial 2006, hoy son líderes de sus organizaciones, y van al Mundial 2014 como directores de su selección. Es una experiencia mucho más profunda que participar de un campeonato.

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¿Cómo se dio el vínculo con la red que impulsa el Papa?

Se conectaron conmigo a través de un compañero de la fundación Un Techo para mi País. En las villas de Buenos Aires había conocido a los curas villeros que trabajaban con Bergoglio. Festejo que sea Papa y que esté impulsando algo tan importante como esta red de escuelas. Cuando se cumplió un año de papado fuimos al Vaticano a contar la experiencia del Fútbol Callejero y ahora en el Mundial vamos a plantar el olivo como símbolo de paz y habrá un mensaje del Papa en tres idiomas a todos los jóvenes que estarán jugando la final del Mundial en la avenida Ipiranga -porque nuestro campeonato se juega en la calle.

¿Cómo se financian?

En cada país las diferentes ligas del Fútbol Callejero tienen sponsors locales: gobiernos, empresas privadas y organismos internacionales. En el caso de este Mundial, los spronsors que financian viajes y alojamiento son Petrobras, Volskwagen y la gobernación de San Pablo.

¿Cuál sería la "zona de conflicto" en el caso de la Argentina?

La pobreza, la exclusión, la violencia. Pibes que no tienen la mejor educación, pibes que son maltratados por políticas públicas que no son bien aplicadas y en consecuencia ellos reaccionan de la misma forma. Cuando uno ve en Argentina que un chico agarra un fierro y sale a robar, lo que no nos estamos dando cuenta como sociedad en general y en particular los gobernantes es que acá hay un problema cultural. Hoy los chicos están robando para pertenecer a un grupo Hoy los chicos están robando para pertenecer a un grupo. Si no reaccionamos nos va a pasar lo que ya está pasando en muchos países. Cuando la cosa se convierte en cultural, es jodido erradicarla.

¿Se puede hacer una política de prevención de la droga?

Sí, si se acierta con el diagnóstico. Lamentablemente, y no hablo sólo del gobierno actual, se ha equivocado el diagnóstico. Hoy el narcotráfico es mucho más seductor para un pibe que las políticas públicas; es mucho más seductor sumarse a una banda narco que acceder a una política pública.

Lo que está pasando en la Argentina es que se desarmó la primera institución, que es la familia; y, como segundo elemento, la institución escuela, la institución gobierno, ya no son respetadas en Argentina se desarmó la primera institución, que es la familia, y escuela y gobierno ya no son respetados por la juventud. Es más, está visto como un nido de ladrones. Yo tengo 43 años, cuando yo era pibe, la maestra, la escuela, era algo... y yo vengo de la pobreza, viví en la villa 17 años de mi vida. Pero mis viejos se rompieron todos para que yo pudiera estudiar.

Ahora, la escuela es simplemente un lugar donde uno va para recibir un plan. Eso es un error conceptual que me parece que tenemos que trabajar profundamente, para que la familia, la escuela, los gobiernos, vuelvan a ser lo que en algún momento fueron.

Hoy cuando decís "esta persona es un político", te dicen: "ah, un chorro"... No puede ser que pase eso, porque son nuestros representantes. Pero, insisto, si no vemos que los pibes son mucho más seducidos por el narco que por la política social, todo lo que hagamos como política de inclusión va a fallar porque erramos el diagnóstico.

Las políticas sociales son una ciencia, no puede estar cualquiera al frente. Es el gran problema que hemos tenido con todos los gobiernos democráticos: han tomado a la política social como una cosa que cualquiera puede hacer. Hay que poner a profesionales.

Por eso dudo que tengamos efectividad con las políticas de prevención de drogas o acceso de los pibes a la educación porque estamos pifiando en el diagnóstico.

¿Cuál es el principal obstáculo a la inclusión en nuestro país?

El clientelismo es el gran problema que tenemos, venga de donde venga, no sólo del oficialismo, es un mal de todos los partidos. Es uno de los grandes flagelos, especialmente en las grandes ciudades. Yo vivo en el conurbano bonaerense y acá el clientelismo político es terrible. No te permite salir de la pobreza, te condena a estar siempre al margen del bienestar, siempre te deja en la puerta El clientelismo no te permite salir de la pobreza, te condena a estar siempre al margen del bienestar, te ayuda con alguna cosita pero no te deja ser completamente feliz.

En estos años hemos crecido, los indicadores lo demuestran, pero no hemos podido salir de la pobreza, y cuando uno analiza el porqué, es siempre el clientelismo político.

Porque las políticas públicas, y en este gobierno en particular, yo estoy muy de acuerdo con los títulos y los conceptos, pero a la hora de aplicarlos, a las barriadas no llegan... ¿por qué? Porque los que tienen que aplicar estas políticas las usan para que no sean de todos sino de ellos. Tenemos que buscar mecanismos para superar esto.

El Papa habla mucho de política, de cómo debe ser un funcionario, un intendente, ¿puede incidir su mensaje?

No, creo que no, porque los tipos que están hace 20 años en el poder, hablo de los barones del Conurbano, no son católicos, ni musulmanes... no creen en nada, no tienen corazón, son Pinocho, tienen corazón de madera, no les importa nada, ni el mensaje del Papa. El mensaje del Papa nos importa a nosotros. Yo no soy católico, pero para mí es un líder social. Pero estos tipos... cuando se es capaz de tolerar que un hermano esté inmerso en la pobreza, es que no te importa nada, ni el mensaje del Papa, ni el de Alá, ni el de nadie.

El mensaje del Papa puede incidir en que los jóvenes hagan lío y eso me gusta, pero no va a incidir en los políticos. Yo soy político también, pero no creo en la política para perpetuarse en el poder; estos negociaron con todos, fueron menemistas, duhaldistas, ahora son nacionales y populares. Hay que entender esto para poder revertir la situación.