Neymar, de villano a héroe en el discutido triunfo brasileño

El joven crack pegó un codazo y fue amonestado en el inicio del partido ante Croacia, pero se puso el equipo al hombro y le dio la victoria a su país

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 AP 163
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Su mirada estaba fija en la pelota, que deambulaba en el aire, pero su brazo pegó en la cara de Luka Modric y se llevó una tarjeta amarilla. Hubo empujones, protestas y ceños fruncidos. Neymar comenzó el duelo ante Croacia con una polémica. Su golpe, involuntario o intencional, quizás merecía más que una amonestación.

Su posición inicial era reposado en la derecha de la ofensiva del equipo de Scolari, la misma banda que lustró en sus inicios en el Santos. Ese es su hábitat. Desde allí buscaba desbordar a Srna para asistir a Fred o Hulk y también contaba con la opción de recortar hacia el centro para intentar un remate lejano.

Neymar rompió los moldes tácticos para hacer reaccionar a un equipo que sólo podía apelar a sus genialidades

Hasta allí, Croacia se replegaba. El equipo de Niko Kovac encontró un gol fortuito tras un error de Marcelo. El lateral del Real Madrid empujó la pelota dentro de su propia meta y llenó de interrogantes a la Seleçao. Era momento de que el dorsal 10 hiciera su trabajo.

La amonestación quedó en el olvido dos minutos después. Arrancó la jugada en el centro del ataque, con espacios. Se inclinó unos metros a la derecha y sacó un tiro tan cruzado que tocó el palo más lejano de Pletikosa.

A partir de entonces, el joven delantero tomó las riendas y empezó a correr por todo el frente de ataque. Rompió los moldes tácticos para hacer reaccionar a un equipo que sólo podía apelar a sus genialidades. El primer tiempo finalizó con la defensa croata hostigada.

El joven crack pegó un codazo y fue amonestado en el inicio del partido ante Croacia, pero se puso el equipo al hombro y le dio la victoria a su país

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En el complemento, no hubo cambio de libreto y la figura del 10 brasileño era la más buscada por sus compañeros. Más allá de la polémica del penal que cobró el árbitro japonés Yuichi Nishimura, no quedaron dudas del liderazgo de Neymar. Tomó la pelota y se hizo cargo de un momento decisivo para el partido y para el futuro de la Canarinha en la Copa del Mundo.

El portero Pletikosa la rozó, pero la celebración fue de los locales. Brasil pasó al frente, lo que modificó el temple del partido. La presión disminuyó. De hecho, la obligación podría haber sido mayor de no haber sido por un joven de 22 años que se encargó de la gestación, del despliegue, las terminaciones y cumplió con varios roles dentro de la ofensiva. Ni Fred ni Hulk aportaron a la causa.

Scolari le quiso hacer un regalo y lo sustituyó a tres minutos del final. La ovación fue unánime cuando se fue reemplazado por Ramires. Él devolvió el gesto con aplausos. Cumplió con el público del Itaquerao, con el país. Empezar con una victoria el Mundial era una preocupación nacional.

Pudo ser el villano dentro de una historia que comenzó desconcertante. Un gol en propia meta, una amonestación y el murmullo de las gradas. Neymar respondió con fútbol a los que preguntan por qué lleva el 10. Remontó el resultado, salvó a Brasil.