Secretos del edificio más colonial de Buenos Aires y su vínculo con el papa Francisco

Por sus habitaciones dos veces centenarias pasaron casi todos los hombres de Mayo y algunas damas en problemas fueron "depositadas" allí. Una recorrida por la casa que une a San Ignacio y a San Cayetano

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Altar mayor de la Capilla de los Ejercitantes, con el Cristo crucificado, a su lado la Virgen María y San José. A los costados, San Ignacio y San Cayetano Infobae 162
Altar mayor de la Capilla de los Ejercitantes, con el Cristo crucificado, a su lado la Virgen María y San José. A los costados, San Ignacio y San Cayetano Infobae 162

La Santa Casa de Ejercicios Espirituales San Ignacio de Loyola –ubicada en la avenida Independencia al 1100- fue construida en el Buenos Aires colonial por iniciativa de una mujer extraordinaria, cuya causa de beatificación promueve el papa Francisco desde sus tiempos de Cardenal primado de Argentina

La santiagueña María Antonia de Paz y Figueroa (1730-1799), laica consagrada al servicio de la Compañía de Jesús, se puso al hombro la tarea de mantener viva la obra de los jesuitas luego de que éstos fuesen expulsados de América (la orden fue disuelta por el papa Clemente XIV en 1773). Uno de sus objetivos fue continuar con la práctica de los Ejercicios Espirituales creada por San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.

Busto de María Antonia de Paz y Figueroa, fundadora de la Santa Casa, ubicado en el Patio de la Entrada Infobae 162
Busto de María Antonia de Paz y Figueroa, fundadora de la Santa Casa, ubicado en el Patio de la Entrada Infobae 162

Así, en 1795, se levantó, por la iniciativa y fuerza de voluntad de esta mujer –pensemos que todo lo jesuita estaba prohibido en ese tiempo-, el edificio ubicado en la avenida Independencia, entre Salta y Lima, una zona que, en aquellos tiempos, estaba fuera de los límites de la pequeña aldea que era la Capital.

Ocupa casi toda la manzana y, afortunadamente, se salvó de la guadaña con la cual la desidia oficial suele cercenar el patrimonio arquitectónico de Buenos Aires, y es por ello que, a esa altura -1100- la avenida Independencia se angosta por espacio unos 100 metros.

Esta feliz circunstancia permite disfrutar hoy de la visita al edificio más colonial de la ciudad, no por ser el más antiguo, sino porque es el menos modificado. Casi todo, muros, pisos, revestimientos, aberturas, muebles y adornos, permanece tal como era en los tiempos en que allí funcionaba un beaterio –la residencia de las laicas consagradas como María Antonia- y la Casa de Ejercicios Espirituales, donde toda la sociedad colonial se recluía algunos días al año para meditar, ayunar, leer y hasta mortificar su carne.

Altar mayor de la Capilla de los Ejercitantes, con el Cristo crucificado, a su lado la Virgen María y San José. A los costados, San Ignacio y San Cayetano Infobae 162
Altar mayor de la Capilla de los Ejercitantes, con el Cristo crucificado, a su lado la Virgen María y San José. A los costados, San Ignacio y San Cayetano Infobae 162

En una de sus paredes, todavía cuelga la cruz de 45 kilos que algunos, a modo de penitencia, cargaban sobre su hombro para dar vueltas a uno de los 8 patios interiores de la Casa.

La cruz de madera de 45 kilos que los penitentes solían ponerse al hombro para dar vueltas por los patios Infobae 162
La cruz de madera de 45 kilos que los penitentes solían ponerse al hombro para dar vueltas por los patios Infobae 162

Por esta Casa de Ejercicios Espirituales pasaron casi todos los hombres de Mayo y otros próceres de nuestra historia. Allí estuvo "depositada" Mariquita Sánchez, la del himno, castigada por su romance prohibido con el señor Thompson. También Camila O'Gorman iba a ser recluida allí –en castigo por su fuga con un sacerdote-, pero fue fusilada antes de su traslado.

Además, hicieron los ejercicios ignacianos en ese lugar Liniers, Saavedra, Belgrano, Castelli, Moreno, Rivadavia y, más tarde, Rosas y su hija Manuelita, Alberdi, Mitre y muchos más.

Con el tiempo, las beatas se convirtieron en monjas, con el nombre de Sociedad Hijas del Divino Salvador, y siguen al frente del lugar, donde todavía se realizan retiros espirituales. Sus 95 celdas –con dos camas cada una- pueden albergar a casi 200 personas.

Litografías francesas que representan las estaciones del Vía Crucis Infobae 162
Litografías francesas que representan las estaciones del Vía Crucis Infobae 162

Es decir que la Casa sigue destinada a los mismos fines para los cuales la fundó la Venerable María Antonia. El lugar no está abierto al público –salvo la capilla, los domingos, para la misa de las 18hs- pero cada tanto se realizan visitas guiadas (Informes: 43040984 - hdsmamantula@yaho.com.ar). De una de ellas, a cargo de la historiadora Graciela Rio, participó Infobae.

La Casa permanece además abierta durante la tradicional Noche de los Museos (en el mes de noviembre). Es que el lugar es también un museo: además de su gran valor arquitectónico, alberga verdaderos tesoros del arte barroco jesuítico, especialmente en sus dos capillas, pero también en otros ambientes; una riqueza que contrasta con la sobriedad de los cuartos y las galerías.

 Infobae 162
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Se trata de un edificio de planta colonial clásica, diseñado por Juan Campos, el mismo alarife (experto constructor de la época) que trazó los planos del Convento de San Lorenzo, donde José de San Martín planeó su primer combate en suelo americano.

María Antonia de Paz y Figueroa fue quien introdujo en nuestro país el culto a San Cayetano. Entre las muchas donaciones que recibieron las beatas durante el siglo XIX, una de ellas fue una chacra cuyos terrenos se extendían en parte de lo que hoy es Flores, Liniers y Ciudadela.

En esa zona, en 1875, las beatas fundaron un colegio, una capilla y otra Casa de Ejercicios. Se trata de los edificios de la calle Cuzco, barrio de Liniers, hacia donde todos los años peregrinan los fieles para rezarle a San Cayetano.

Púlpito de la Capilla de los Ejercitantes Infobae 162
Púlpito de la Capilla de los Ejercitantes Infobae 162