¿Por qué tienen tanto éxito las teorías conspirativas?

Utilizadas por derecha y por izquierda para buscar culpables de los males del mundo, consiguen muchos seguidores a pesar de ser disparatadas

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 AP 163
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"Cuando hablamos de teoría de la conspiración nos referimos a teorías sin fundamento, no a conspiraciones reales. Es una explicación de un hecho impactante, negativo, que va en contra de la oficial y que postula la existencia de una trama oculta. Si no se conoce la realidad es porque los conspiradores tienen la capacidad de engañar a la población", explica Juan Avilés Farré, doctor en Historia por la Universidad Complutense, en diálogo con Infobae.

"Es una explicación de un hecho impactante, negativo, que va en contra de la oficial "

"Todas parten de un momento de verdad, de una aseveración histórica irrefutable, pero a partir de ahí generalizan. Las más creíbles están construidas a partir de un lenguaje racional, muy parecido al científico. Los especialistas saben que en realidad es pseudocientífico, pero si uno lo lee prima facie no se da cuenta", dice a Infobae el sociólogo Hugo Antonio Pérez Hernáiz, profesor de la Universidad Central de Venezuela.

Las teorías conspirativas surgen cuando un evento causa tanta conmoción que no puede ser debidamente explicado. O las versiones oficiales inquietan en vez de producir sosiego.

Si bien existen desde hace mucho tiempo, en una época en la que los discursos públicos están en crisis y en la que todos desconfían de lo que escuchan y leen, tienen más éxito que nunca.

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El asesinato de Kennedy fue una fuente inagotable de teorías conspirativas


La tranquilidad de saber quiénes son los malos

"Son satisfactorias porque nos dicen claramente dónde está el mal, quién está detrás conspirando, y eso da tranquilidad. Esa capacidad de señalar culpables las hace teodiceas muy poderosas", dice Avilés Farré.

"Las personas se sienten cómodas con aquello que explica su mundo, les satisface el ansia de creer"

"Hay una tendencia a no aceptar las explicaciones de hechos importantes por el azar -continúa Pérez Hernáiz. ¿Cómo puede ser que John F. Kennedy haya sido asesinado por cualquiera? Es mucho más atractivo pensar en una conspiración cubana, de la CIA o de interese económicos norteamericanos".

Las personas necesitan entender de alguna manera por qué ocurren las tragedias, como las muertes o las grandes crisis sociales.

No comprender genera una enorme inseguridad. Por eso, explicaciones que no dejan lugar a la contradicción y que se construyen con relaciones tan simples como bueno - malo, pueden ser fácilmente aceptadas.

"Producen un efecto de alivio en la población. Las personas se sienten cómodas con aquello que explica su mundo, que les satisface el ansia de creer en algo. Son una liberación del desasosiego de la duda", dice a Infobae el filósofo mexicano Manuel Guillén.

Uno de los rasgos distintivos de las teorías conspirativas es la eliminación del azar. Nada genera más indefensión que saber que las peores tragedias pueden ocurrirle a cualquiera y sin razón.

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En Mi Lucha Hitler postula la teoría en la que culpa a los judíos de todos los males de Alemania

"El nazismo estaba basado en teorías de la conspiración"

"Si no se admite el azar histórico, se está obligado inevitablemente a atribuir todo a una intencionalidad. El problema es que estas teorías no aceptan siquiera lo que en sociología se denominan los efectos no previstos de la acción intencional", explica Luis Pablo Francescutti, doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, consultado por Infobae.

El resultado de todas estas estrategias explicativas es una fenomenal simplificación de la realidad. Por eso son frecuentemente utilizadas para la manipulación política de la población, para favorecer a ciertos grupos y perjudicar a otros.


Conspiraciones por derecha y por izquierda

Estas teorías son tan útiles para satisfacer fines políticos que aparecen tanto en discursos de derecha como de izquierda.

"El siglo XX nos dio los casos más extremos -dice Pérez Hernáiz. El nazismo estaba basado en teorías de la conspiración. Basta con leer Mi Lucha, de Adolf Hitler. Del otro lado del espectro, Josef Stalin montó el terror y las purgas en la Unión Soviética básicamente a partir de estas teorías. Tienen un altísimo poder político".

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El stalinismo denunció las teorías más insólitas para justificar sus persecusiones

Uno de los ejemplos más claros y recientes de una gran teoría conspirativa "de derecha" es la que pretendía atribuir los atentados ocurridos en Madrid el 11 de marzo de 2004 -en los que murieron 192 personas- a un acuerdo oculto entre ETA y el Partido Socialista Español (PSOE) para perjudicar al gobernante Partido Popular (PP).

"Los hechos traumáticos son propensos a generar estas teorías"

"Los autores del atentado fueron identificados rápidamente como un grupo yihadista integrado por ciudadanos de origen árabe. Pero se difundió que era un atentado de ETA y que el PSOE quería ocultarlo para beneficiarse en las elecciones. Era absurdo porque no había datos que vincularan a la organización extremista vasca, y muchos que sí incriminaban a los yihadistas. Sin embargo, fue aceptada por un tercio de la población española", cuenta Avilés Farré.

"Los hechos traumáticos son propensos a generar estas teorías. ETA era un enemigo tradicional y poderoso para los españoles, mientras que la idea de que fuera un grupo de musulmanes resultaba poco creíble. Además, como el PP terminó perdiendo las elecciones, era más reconfortante para sus seguidores pensar que había sido por culpa de ETA", agrega.

Por el lado de las teorías "de izquierda", el ejemplo más reiterado es el 11 de septiembre de 2001, cuando dos aviones derribaron las Torres Gemelas de Nueva York. A pesar de que Al Qaeda se atribuyó el atentado y de todas las evidencias que sostienen esa hipótesis, en internet se pueden encontrar innumerables explicaciones que dicen lo contrario.

El eje compartido es que se trató de un autoatentado perpetrado por los servicios secretos estadounidenses, disfrazado de ataque terrorista. ¿El objetivo? Tener un pretexto para iniciar las guerras de Afganistán e Irak, favorecer la fabricación de armas y garantizar la reelección del presidente George W. Bush.

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El atentado contra las Torres Gemelas despertó las explicaciones más disparatadas

Estas interpretaciones descartan la posibilidad de que algunas de esas cosas hayan ocurrido por azar y pasan por alto lo disparatado que supone sostener que el país más poderoso del mundo necesita asesinar a más de 3.000 de sus ciudadanos para iniciar un conflicto armado. Un "invento" con un costo humano mucho menor y más fácil de realizar podría haberles ofrecido una excusa igual de efectiva, si eso es lo que estaban buscando.


Cuando la teoría conspirativa se convierte en discurso oficial

Si bien suelen aparecer como discursos marginales, que van en contra de la mirada oficial, su potencial político llevó a muchos gobiernos a utilizarlos.

"Los efectos buscados son diversos -apunta Francescutti-: desde señalar chivos expiatorios, distraer la atención de las verdaderas causas de los hechos, justificar fallos propios, buscar notoriedad".

"Su uso tiene afinidad con tendencias extremas y autoritarias, porque suelen ser efectivas para que un líder consiga el apoyo de mucha gente dispuesta a hacer lo que diga. 'Ahí está el mal. Para combatirlo, tienen que unirse a mí'", dice Pérez Hernáiz.

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Nicolás Maduro, un presidente que ve conspiraciones muy seguido

El chavismo en Venezuela acudió reiteradamente a este recurso. No es casual, ya que se presenta como un movimiento revolucionario, que va en contra del orden establecido.

"El presidente Nicolás Maduro es un firme creyente en las teorías de la conspiración. Las dificultades de Venezuela no son porque la política económica no funciona, sino porque la derecha fascista, junto a Estados Unidos, están conspirando. Es un ejemplo claro de una teoría conspirativa de izquierda, que atribuye siempre a los capitalistas en las sombras los males del país", dice Avilés Farré.


La consecuencia de dividir entre buenos y conspiradores

Las teorías conspirativas no sólo son perjudiciales porque difunden una mirada distorsionada y simplificada de la realidad. Al sostener que los problemas sociales no son el resultado de muchas causas, sino la culpa de un grupo de personas malintencionadas, promueven el odio y la paranoia.

"No puede haber diálogo si no hay confianza en el otro. Y eso es imposible con una retórica que lo deshumaniza"

"Lo peor es cuando el supuesto conspirador no es una persona sino una categoría, como la burguesía o los judíos. Porque el líder iluminado que 'descubre' la conspiración es quien la define, y puede incluir a cualquier cantidad de personas en ella", explica Pérez Hernáiz.

Como en tantos otros casos, Venezuela ofrece un testimonio descarnado de las consecuencias que trae la proliferación de estos discursos.

"Si se combinan las teorías de la conspiración que ha lanzado el Gobierno -continúa el sociólogo venezolano-, que acusa a todos los opositores de ser agentes de la CIA; con las de la oposición, que dice que todos los chavistas no son otra cosa que miembros del servicio de inteligencia cubano, se llega a la conclusión de que en Venezuela no hay política. Los venezolanos somos unos tarados que asistimos desde hace años a una batalla entre el régimen cubano y la CIA, y nosotros somos unos meros títeres".

"No puede haber diálogo y negociación si no hay confianza en el otro. Y eso es imposible con una retórica que lo deshumaniza, que no lo considera un adversario político o alguien con ideas distintas, sino un representante de un poder que está más allá", concluye.