Régimen sirio se mostró inflexible en tensas negociaciones de paz

El ministro de Información, Omran al Zohbi, aclaró que "Al Assad no se irá", mientras que su par de Exteriores, Walid al-Moallem, responsabilizó a Occidente por la guerra civil siria

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Las conversaciones de paz desarrolladas en Ginebra, que buscan terminar con la guerra civil en Siria, tuvieron un inicio complicado este miércoles debido a las posiciones encontradas respecto al futuro del presidente Bashar al Assad, que amenazan con colapsar las negociaciones antes de que comiencen.

La disputa sobre el papel del mandatario sirio fue un mal augurio para la conferencia internacional de paz, que busca elaborar un plan de transición y preparar una elección democrática para esa nación de Medio Oriente asolada por la guerra.

En Suiza, los Estados Unidos y la oposición siria abrieron la conferencia diciendo que el presidente del país perdió su legitimidad cuando aplastó a un movimiento inicialmente pacífico.

En una fuerte respuesta, el ministro del Exterior sirio Walid al-Moallem manifestó que los terroristas y la intervención extranjera han desgarrado a su país; también se negó a dejar el podio aunque el secretario general de la ONU se lo pidió.

"Usted vive en Nueva York, yo vivo en Siria", lanzó con furia a Ban Ki-Moon. "Tengo el derecho de presentar la versión siria en este foro. Luego de tres años de sufrimiento, éste es mi derecho".

Luego de tres horas de conversaciones, ambos bandos parecían estar más alejados que nunca.

"Verdaderamente necesitamos poner atención a la realidad", sostuvo el secretario de Estado norteamericano John Kerry. "No hay forma de que el hombre que ha respondido en forma brutal a su pueblo recupere la legitimidad necesaria para gobernar. Un hombre y quienes lo han apoyado no pueden mantener como rehenes a toda una nación y una región".

"En vez de dar una visión positiva para el futuro de una Siria plural y respetuosa de los derechos de todos, el régimen optó por una retórica incendiaria", señala un comunicado de la vocera del departamento de Estado, Jen Psaki.

Tanto los delegados de Al Assad como la Coalición Nacional Siria, respaldada por Occidente, sostuvieron que hablan en nombre del pueblo sirio.

El líder de la oposición, Amhad al-Jarba, de la Coalición Nacional, titubeó hasta el último minuto sobre su asistencia a las conversaciones de paz a las que se oponen las brigadas rebeldes en Siria. El miércoles insistió en que cualquier discusión sobre la permanencia de Al Assad en el poder significaría el fin de las negociaciones. Incluso el ministro de Información sirio, Omran al Zohbi, adelantó este miércoles que "Al Assad no se irá".

Al Moallem insistió en que sólo los sirios pueden remover a Al Assad y acusó a Occidente y los países vecinos, especialmente a Arabia Saudita -a la que no nombró-, de entregar dinero, armas y combatientes a los rebeldes.

"Occidente dice combatir al terrorismo públicamente, pero en secreto lo alimentan", fustigó. "Los sirios en esta sala han participado en todo lo que pasó, pusieron en marcha el derramamiento de sangre y todo a expensas del pueblo sirio al que dicen representar".

Activistas sostienen que al menos 130.000 personas han muerto en los combates que se desataron tras una protesta pacífica contra el gobierno de Al Assad en marzo de 2011.

Por: Lucas Goyret / lgoyret@infobae.com.