Entrevista a una de las directoras de YouTube: "La libertad de expresión es crucial en internet"

Abbi Tatton, jefa de comunicación global de YouTube, habló con Infobae acerca del rol de las tecnologías en tiempos de indignación ciudadana, la importancia del trabajo en conjunto entre medios nuevos y tradicionales y el futuro de la popular plataforma de videos. "La clave es que todos puedan expresar su voz", afirmó

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Entre la multitud de atractivos que ofrecía el Google Press Summit 2013, la reunión anual del gigante de internet para la prensa que se desarrolló a comienzo del mes en México, uno de los más destacados era sin duda la posibilidad de hablar con Abbi Tatton, la joven directora de comunicación de YouTube, la popular plataforma de videos que se ha hecho cada vez más indispensable en la vida diaria de cientos de millones de personas alrededor del mundo.


Tatton saltó a la fama como una de las primeras periodistas en comentar en un medio masivo -en su caso, la CNN norteamericana- noticias vinculadas a internet y las redes sociales, algo que sin duda la ayudó -en conjunto con su visible inteligencia y encanto británico-  a convertirse desde el 2010 en una de las principales cartas ganadoras de YouTube, filial de Google desde su compra siete años atrás por más de 1600 millones de dólares.


En diálogo con Infobae, Tatton habló de twerking y sincronía corporativa, pero también sobre libertad de expresión en internet, la situación en Medio Oriente y el futuro de YouTube.


- Recientemente ustedes celebraron los primeros YouTube Music Awards. ¿Cómo surgió la idea?

- La música es una parte muy importante de YouTube, siempre lo fue. Y lo que queríamos hacer era reconocer la importancia de las personas que adoran y producen la música alrededor del mundo, pero honrarlos de una manera diferente. Así que para elegir las categorías tuvimos en cuenta la actividad de los usuarios. Cosas como cuántas reproducciones tenía un video, la cantidad de likes o comentarios, no necesariamente si habían sido número uno en las listas. Lo que queríamos reconocer era que la música en YouTube no es algo que uno consume, sino algo de lo que uno participa. Por eso existen cosas como parodias, videos en respuestas de otros, remixes. Una canción como el Gangnam Style tiene 1. 8 billones de reproducciones,  pero los videos de gente cantándola o imitando el video suman 3 billones, y es igual de importante.


- ¿Cuál es su balance del evento?

- Fue una premiación realmente original. No la armamos nosotros, porque no producimos contenidos, pero Spike Jonze, que es un director al que todos admirábamos, se encargó del show y lo hizo con total libertad.  Y lo que logró fue hacer algo imprecedible y diferente tal como lo es YouTube, reflejando cómo la idea de lo que es un video musical ha cambiado en los últimos años.  También fue maravilloso ver los discursos de agradecimientos de algunas personas, como Lindsey Stirling, que es una artista que amo absolutamente.  No es alguien que entre en la categoría de estrella de la música como se la entiende comúnmente, es una violinista que intentó a través de los canales tradicionales dar a conocer su música y la respuesta fue siempre "no vas a tener éxito".  Pero en YouTube pudo compartir lo que hace y tener centenares de millones de visitas. También me alegró el premio a Macklemore y Ryan Lewis, un grupo de rap que se hizo conocido este año gracias a un video que apenas costó  5 mil dólares y ese bajo presupuesto no fue un obstáculo para convertirse en un fenómeno. Ese es el tipo de historias que nos inspiran.


     

- Usted acaba de mencionar el fenómeno de los videos virales y es cierto que cuando un artista sale de la nada y solo en base a su talento consigue tener éxito es inspirador. Sin embargo, muchas compañías ahora producen deliberadamente contenido con intenciones virales, imitando incluso la estética casera de los videos de YouTube y apropiándose de esa espontaneidad con fines comerciales. ¿Qué piensa de este fenómeno?

- Es un tema muy interesante. Hubo un ejemplo reciente en los EEUU, el video de una chica que se prendía fuego accidentalmente haciendo twerking (un tipo de baile popularizado este año por Miley Cyrus) y luego el presentador Jimmy Kimmel reveló que era parte de una broma de su programa. Se lo puede ver como un engaño, pero también desde una óptica positiva, una muestra de la televisión trabajando en conjunto con las nuevas plataformas, sin pensar que una tiene que eliminar la otra. Esto parte de la idea de que uno puede alcanzar un tipo de audiencia extra que de otra manera no podría. Por ejemplo, el caso de Ellen DeGeneres. Ella tiene un programa diurno y capta mayoritamente un público adulto, no puede llegar a los adolescentes porque a esa hora están en el colegio. Pero con el canal de YouTube de su programa, que es uno de los que tiene más suscriptores en el mundo, llega a chicos entre 13 y 17 años, que la adoran. Reconocer las oportunidades de las nuevas tecnologías es clave si uno quiere triunfar en la era que vivimos.


- En los últimos años, las redes sociales  han jugado un rol muy importante en el surgimiento de protestas que han sacudido al mundo, ya sean las manifestaciones pro-democráticas en el Medio Oriente o los indignados de España y Occupy Wall Street. ¿Cómo lidia YouTube con esa responsabilidad?

- Lo primero es siendo una plataforma lo más abierta posible, en la que todos puedan expresar su voz, siendo un lugar donde la gente pueda compartir sus historias. La libertad de expresión es crucial para nosotros y es crucial en internet. Y cuando hablamos de conflictos, de protestas, son eventos que tal vez de otra manera no podrían ser vistos y que los canales de noticias, por diferentes motivos, podrían no estar cubriendo. Este hecho, que alguien que no tenga una acreditación de prensa pueda compartir las noticias, es algo de lo que estamos absolutamente orgullosos. De todas formas, esto no significa que el periodismo como lo conocemos no tenga sentido, sino que ahora la tarea es más compleja, hay más herramientas. En el 2009, cuando todavía trabajaba en la CNN,  no podíamos tener un periodista en Irán porque nuestro corresponsal había sido echado por el gobierno, pero sin embargo teníamos una gran cantidad de material que provenía de allí, subido a YouTube. Así que establecimos un equipo conformado por expertos en política de Irán, en farsi, en la historia del país, que pudiese ver el material y analizar lo que estaba subiendo, verificarlo, entenderlo.


- ¿Y dónde se traza la línea a esa libertad de expresión?

- Ese es un tema por el que nos preocupamos mucho, porque si bien queremos ser una plataforma en la que todo el mundo pueda expresarse, también tienen que existir ciertos límites, como lo existen en cualquier sociedad. Así que tenemos una serie de políticas que llamamos "normas de la comunidad" que implementamos hace ya varios años, y que establecen lo que está permitido y lo que no.  Y lo que hacemos es, cuando detectamos material inapropiado, lo juzgamos mediante estas normas que son globales. Con respecto a Medio Oriente, el material de demostraciones en las calles puede ser muy gráfico en ocasiones, y nosotros tenemos una política en contra de imágenes violentas, no las queremos en nuestro sitio. Pero cuando el material tiene una intención informativa, documental y no gratuita, hacemos excepciones, porque somos una compañía que piensa que la información tiene que ser libre y debe llegar a todos. Pero en esas situaciones, lo que hacemos es imponer una restricción para ciertas edades y un aviso acerca del contenido previo a su reproducción.  Así que la información está ahí, pero si es inapropiada para cierto público, no vas a llegar a ella tan fácilmente.


- ¿Le sorprende que cada vez más los políticos decidan comunicarse a través de estas nuevas plataformas en lugar de los canales más tradicionales?

- No, no me sorprende, porque estamos hablando de canales más directos para llegar a  los ciudadanos, a los votantes. Obviamente Obama fue el primero en darse cuenta de este potencial. Cuento una anécdota: en la elección del 2008, Mitt Romney, que también fue candidato en aquella oportunidad en la interna republicana pero perdió, fue invitado al debate de candidatos de su partido que hacía YouTube, y no quería participar, pese a que todos los demás candidatos habían dicho que sí. Finalmente aceptó, pero costó mucho trabajo convencerlo de que era algo bueno para su campaña. Corte a cuatro años después, y Mitt Romney anunció a través de YouTube que se presentaría en las primarias republicanas. Así que a algunos les costó llegar más que a otros, pero el uso de los políticos de YouTube ya es ubicuo.


     

- ¿Cuál es el futuro de YouTube?

- Bueno, tenemos áreas muy establecidas, como las concernientes a la música y al entretenimiento, y otras vinculadas a la educación y las noticias, que no son tan populares. Y la manera en que pensamos esto es como si fueran alimentos. Está lo delicioso, que es el twerking, lo viral, lo que uno comparte enseguida con sus amigos, y lo nutritivo, como por ejemplo las clases de un profesor de matemáticas, que pese a que no hay twerking (risas) te hacen pensar y aprendés.  Y ese tipo de contenido no tendrá un billón de visitas, pero es muy importante para nosotros. Nuestra intención es enfocarnos para que esos materiales nutritivos también logren tener igual de exposición.


Una internet libre y sin censura

La opinión manifestada por Tatton en defensa de la libertad de expresión en internet es la mayoritaria al consultarse a los usuarios y también a los expertos. Tal es el caso de Eduardo Bertoni, Director del Centro de Estudios en Libertad de Expresión y Acceso a la Información (CELE) de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo.


Consultado sobre qué pasaría si Google o YouTube tuviese que filtrar el contenido que los internautas comparten, Bertoni dijo que se acarrearía el peligro de que se convirtieran en "censores "privados".


"Creo que debe seguirse la aproximación de las relatorías: no se debería exigir a los intermediarios que controlen el contenido generado por usuarios y no deberían estar sujetos a normas extrajudiciales sobre cancelación de contenidos que no ofrezcan suficiente protección para la libertad de expresión, como sucede con muchas de las normas sobre "notificación y retirada" que se aplican actualmente", opinó el experto académico.


Además, Bertoni invocó el "principio de mera transmisión" para defender la idea de que sitios como YouTube no deberían ser regulados por los gobiernos: "Ninguna persona que ofrezca únicamente servicios técnicos de internet como acceso, búsquedas o conservación de información en la memoria caché deberá ser responsable por contenidos generados por terceros y que se difundan a través de estos servicios, siempre que no intervenga específicamente en dichos contenidos ni se niegue a cumplir una orden judicial que exija su eliminación cuando esté en condiciones de hacerlo".