Mientras el mundo celebra la suspensión del programa nuclear iraní, Israel se resiste

El primer ministro Benjamin Netanyahu expresó su descontento por el acuerdo alcanzado en Ginebra, al que consideró como un "error histórico". Líderes del mundo destacaron la importancia del mismo

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 AP 163
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 AFP 163
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Luego del acuerdo alcanzado en Ginebra por las potencias del G5+1 e Irán por el programa nuclear de Teherán, distintos países del escenario internacional alzaron sus voces respecto a la resolución. Las principales potencias tanto de occidente como de oriente celebraron la decisión, con excepción de Israel, que criticó duramente el curso de las negociaciones y, a su vez, lo  consideró un "error histórico".

"Es un mal acuerdo, que ofrece a Irán lo que quería: el levantamiento parcial de las sanciones y el mantenimiento de una parte esencial de su programa nuclear", lanzó a través de un comunicado la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

"El acuerdo permite a Irán seguir enriqueciendo uranio, deja en su estado las centrifugadoras y le permite producir materiales fisibles para un arma atómica", agregó el informe, que el mismo tiempo asegura que "la presión económica a la que está sometido Irán habría podido llevar a un mejor acuerdo".

En tanto, el jefe de la diplomacia israelí, Avigdor Lieberman, resumió el sentimiento de derrota de Israel, afirmando que el acuerdo de Ginebra es "la mayor victoria diplomática de Irán".

Por su parte, si bien Estados Unidos celebró el acuerdo con Irán, el secretario de Estado, John Kerry, también se refirió a la postura de Israel. "No hay la menor diferencia entre Estados Unidos e Israel en cuanto al objetivo final, que es que Irán no tenga la bomba nuclear", aclaró.

A su vez, Kerry destacó que el acuerdo "es una primera etapa", y añadió que el texto "no dice que Irán tenga derecho al enriquecimiento (de uranio), digan lo que digan ciertas interpretaciones".

El presidente Barack Obama también hizo mención al escepticismo de Israel sobre el acuerdo alcanzado por las potencias del G5+1 e Irán. En esa línea, afirmó: "La resolución de Estados Unidos seguirá fuerte, al igual que nuestros compromisos con nuestros amigos y aliados, en particular Israel y nuestros socios del Golfo, que tienen buenos motivos para estar escépticos ante las intenciones de Irán".

Asimismo, el mandatario norteamericano celebró y destacó la resolución lograda en Ginebra. "Estados Unidos con sus aliados más cercanos ha dado un importante primer paso hacia una solución ante nuestra preocupación por el programa nuclear de la República Islámica de Irán".

Por su parte, el presidente francés, François Hollande, se sumó a los dichos de Estados Unidos y resaltó la importancia de este acuerdo para detener el programa nuclear iraní. "Constituye una etapa hacia el cese del programa militar nuclear iraní y por lo tanto hacia la normalización de nuestras relaciones con Irán", aseguró.

El acuerdo "respeta las exigencias planteadas por Francia en materia de almacenamiento y enriquecimiento de uranio, de interrupción de la puesta en funcionamiento de nuevas instalaciones, de control internacional", sostuvo el comunicado de la presidencia francesa.

Rusia y China también se mostraron a favor del acuerdo logrado. Por un lado, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, aseguró que "todos ganan y nadie pierde" a partir de esta resolución, y adelantó que su país está convencido "de que Irán cooperará con la agencia (la AIEA) de buena fe".

Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores chino, en tanto, expresó que "este acuerdo ayudará a sostener el sistema internacional de no proliferación nuclear, y a salvaguardar la paz y la estabilidad en Oriente Medio".

Por último, el presidente iraní, Hasan Rohani, en una nueva muestra de acercamiento con occidente, destacó el acuerdo alcanzado y retiró que Teherán "nunca buscó ni buscará jamás fabricar el arma atómica".

"En el acuerdo, el derecho a enriquecer uranio en territorio iraní fue aceptado (...) y la estructura de las sanciones comenzó a derrumbarse", concluyó el mandatario persa.