Francisco: "La familia es el motor del mundo y de la historia"

En una fiesta con música y suelta de globos, el Papa recibió a niños, ancianos y matrimonios. Fue en plaza San Pedro, como parte de la Jornada de la Familia y en el marco del Año de la Fe. Anticipó que visitará el país en 2016

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El Papa ingresó a la plaza rodeado de niños que llevaban globos de colores, les hizo practicar la señal de la cruz y escuchó los testimonios de varias personas: matrimonios, novios prontos a casarse, abuelos, familias misioneras, habitantes de Lampedusa que auxilian a los inmigrantes, entre otros.

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Un momento particular se vivió cuando los hermanos

Paolo y Vittorio Taviani

(82 y 84 años respectivamente), célebres cineastas italianos (

Padre Padrone

es su más célebre título), le hablaron al Papa sobre sus films, su gusto común por

Dostoievski

y le obsequiaron un libro sobre su película

Kaos, que Bergoglio había señalado como una de sus favoritas.
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Monseñor

Vincenzo Paglia

, presidente del Pontificio Consejo para la Familia, fue el primer orador del encuentro y en su intervención evocó el sueño de ver a ancianos disfrutando en los bancos de las plazas del juego de los niños, como imagen ideal de familia, pero también recordó las muchas plazas del mundo ensombrecidas por la guerra, pero también por la soledad y la falta de amor.

Cabe señalar que esta Jornada estaba especialmente dedicada a la solidaridad con las familias sirias desplazadas. "En la familia cristiana aprendemos un amor que nos hace salir hacia afuera", ser solidarios, dijo Paglia. "No es bueno que la familia esté sola", agregó, parafraseando la frase bíblica.

Un video proyectado en pantalla gigante mostró a refugiados sirios en un campamento del Líbano, a 25 kilómetros de Damasco, en su mayoría mujeres y niños. Una voluntaria explicó que el 80% de los fondos que se derivan hacia ese lugar a través de Cáritas se destinan a la compra de alimentos y el 20% restante a reponer las carpas que el viento y la lluvia van desgastando.

A su turno, Francisco recordó las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los haré descansar". El Papa se refirió a las dificultades de vida, incluso a sus tragedias, la dificultad de trabajar, de buscar trabajo y sobre todo encontrarlo; algo que hoy requiere mucho esfuerzo. "Pero lo que más pesa en la vida es la falta de amor, no recibir una sonrisa, no ser escuchado, los silencios, incluso en familia. Sin el amor el esfuerzo es más pesado, intolerable", subrayó.

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También recordó las promesas de los esposos en el sacramento matrimonial, de amarse y respetarse para siempre, y pidió "no hacer caso de esta cultura de lo provisorio que corta la vida en pedazos".

"Los esposos cristianos no son unos ingenuos, conocen los problemas y peligros de la vida. Sin escapar ni aislarse", se ponen en camino juntos, "mano con mano y confiando en la mano del Señor".

"Los sacramentos no son para decorar la vida –agregó, en relación al matrimonio cristiano. La Gracia del sacramento es para hacerse fuerte en la vida, para ir adelante, sin aislarse, siempre juntos".

Volvió a subrayar la importancia de perdonarse cada día. "Porque todos tenemos defectos y hacemos cosas que dañan a los demás".

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Reiteró entonces tres palabras que ya había pronunciado en una audiencia general, como claves para llevar adelante una familia:

permiso, gracias, perdón.

"Pidamos permiso para no ser invasivos. ¿Puedo hacer esto? ¿Te gustaría que haga esto?", ejemplificó. También es importante dar gracias por el amor, dijo. "¿Cuántas veces le dices gracias a tu mujer, a tu marido? –preguntó. Pasan días sin decirse gracias por el amor".

"Todos nos equivocamos y alguno se ofende. Yo digo que a veces vuelan los platos, se dicen palabras fuertes. Lo importante es no terminar la jornada sin hacer las paces. Y empezar de nuevo", aconsejó, al referirse a la tercera palabra, perdón.

Señalando la imagen de la presentación de Jesús en el templo que presidía la reunión en la Plaza, en la cual se ve a José y María acompañados por los ancianos Ana y Simón, volvió a subrayar la importancia de los ancianos. "Son la sabiduría de la familia, de un pueblo. (...) Cada familia está inserta en la historia de un pueblo y no puede existir sin las generaciones precedentes".

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El día anterior, en una audiencia con el Pontificio Consejo para la Familia, el Papa había destacado que la familia es una "comunidad" donde "se aprende a amar", compuesta por personas "que dialogan, se sacrifican por los otros y defienden la vida", en especial "la más frágil". La familia, agregó, es el lugar donde "la persona toma conciencia de la propia dignidad" y, "si la educación es cristiana", reconoce "la dignidad de cada persona, en modo particular de aquella enferma, débil, marginada".

A continuación señaló que el mundo actual exalta los derechos individuales en desmedro de los de la familia: "La comunidad-familia pide ser reconocida como tal, sobre todo hoy, cuando prevalece la tutela de los derechos individuales. Tenemos que defender el derecho de esta comunidad: ¡la familia! Por eso han hecho bien en poner particular atención a la Carta de los Derechos de la Familia".

La Carta mencionada por Francisco fue presentada hace 30 años, el 22 de octubre de 1983. Cuando visitó Argentina en mayo pasado, monseñor Paglia dijo, en referencia a este documento: "Pese a la centralidad de la familia en la vida de los pueblos no se tiene este tema como algo central. Sí los derechos del individuo, no los de las familias. La Carta de los Derechos de la Familia es un documento que no entró en la cultura de los gobiernos y a veces ni siquiera en la pastoral".

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