EEUU: ¿cómo queda el panorama para Obama después de la crisis política?

Con una casi segura resistencia de los republicanos, el presidente intentará llevar adelante tres grandes reformas: la ley de inmigración, la agraria y la presupuestaria

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 AFP 163
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Durante dos semanas los ojos del mundo estuvieron posados sobre lo que ocurría en Estados Unidos. Pese a su victoria en una férrea disputa sobre el techo de la deuda con los republicanos, el presidente Barack Obama tiene acotada la capacidad para lograr sus metas políticas mediante la legislación, lo que podría resultar en un mayor uso de sus facultades ejecutivas, según estrategas demócratas y funcionarios del Gobierno estadounidense.

La paralización parcial durante 16 días que afectó al Gobierno, puso de manifiesto los desafíos que afronta Obama. Aunque el mandatario se negó a ceder ante los republicanos por la reforma sanitaria, a cambio de la reapertura del Gobierno y de elevar el límite del endeudamiento del país, no pudo bloquear el surgimiento de lo que denominó una crisis "fabricada".

En su discurso del día siguiente a la aprobación de la ley de presupuesto y del levantamiento del shutdown, el mandatario fue claro en las próximas prioridades que buscará impulsar la Casa Blanca: la reforma agrícola, la reforma migratoria y un acuerdo presupuestario más duradero.

Pero sus posibilidades de progreso en esos temas, en particular con la reforma migratoria, dependen de que pueda convencer a los republicanos de que trabajen con la Casa Blanca; algo que hasta el momento el presidente no ha logrado. Eso deja a Obama en más o menos la misma encrucijada en la que estaba antes de que empezara la paralización.

"Su única opción de juego es seguir siendo consistente en sus intentos de encontrar vías para la cooperación entre ambos partidos en los temas que necesitan acción en el Congreso y posteriormente continuar lo que ya lleva años haciendo (...): buscar formas de mover la pelota mediante acciones ejecutivas", dijo a Reuters un alto funcionario de la Casa Blanca.

Este año Obama ya ha dependido de acciones ejecutivas para aprobar políticas para el cambio climático y para el control de armas que tenían escaso apoyo del Congreso. Ahora podría aplicar la misma autoridad para eludir a los legisladores en otros temas regulatorios.

Pero esa estrategia tiene límites. Además, Obama aún requiere que el Congreso apruebe las grandes reformas que sus asesores esperan definan su legado.

"Su negativa (de Obama) de negociar en buena fe le dificulta a nuestros miembros trabajar con él en otras grandes prioridades. La reforma de inmigración, que ya es una tarea enorme, se ve aún más difícil", dijo un asesor de John Boehner, el presidente republicano de la Cámara de Representantes.

"Será difícil que algo avance, a menos que los republicanos consideren que el coste político del obstruccionismo es más de lo que pueden soportar", agregó Doug Hattaway, estratega demócrata y asesor en la campaña presidencial de 2008 de Hillary Clinton.

"Ese podría ser el caso con la (reforma) migratoria". Un funcionario de la Casa Blanca dijo que las opciones de Obama para hacer uso de facultades ejecutivas en la reforma migratoria ya estaban bastante agotadas. El año pasado, su Gobierno suavizó las normas de deportación para niños que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos con sus padres, lo que le ganó un apoyo clave entre los hispanos en la elección de noviembre pasado.

Si el paquete de medidas de inmigración no avanza pronto, los demócratas esperan que los resultados se vean en derrotas para los republicanos en las elecciones para el Congreso del año próximo. 

En caso de que los demócratas recuperen el control de la Cámara, el camino a una reforma migratoria integral podría verse allanado en la segunda mitad del último período de Obama.