"El papa Francisco es un Hombre con 'h' mayúscula"

Lo dijo Renzo Zocca, el párroco que le regaló un Renault 4 al Santo Padre. El auto, modelo 84, es para él un símbolo de su tarea pastoral en las "periferias" de Verona. Entre otras cosas, reveló que Bergoglio lleva dinero en los bolsillos

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"He aquí un hombre", dijo un admirado Napoleón cuando conoció al gran Goethe. Y la reflexión del padre Zocca tras su encuentro con el Papa recuerda aquella del Emperador.

En diálogo con Luis Novaresio por radio La Red, Zocca contó la historia de por qué le vino a la mente la idea de obsequiarle su viejo autito al Papa. "Lo escuché pedir más atención a los pobres, pastores con olor a oveja e ir a la periferia y yo mismo tuve una experiencia de 25 años en la periferia de Verona, donde hay grandes problemas de pobreza y de droga".

Zocca se preguntó entonces: "¿Cuál puede ser el símbolo de estos 25 años? Y enseguida me vino a la mente mi 4L porque ella 'vivió' conmigo".

Fue entonces que decidió escribirle una carta "al obispo, al papa Francisco" para ofrecerle su auto, que tiene encima 300 kilómetros de pastorado, de servicio, de caridad.

"El me llamó el 10 de agosto, directamente, como lo hace él y dijo, 'sono Papa Francesco' y yo exclamé: '¡Alabado sea Jesucristo!' Me preguntó si tenía otro auto. Para mí fue un gran honor que él haya aceptado mi regalo", dijo el párroco.

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Zocca describió a Francisco como "un Hombre con hache mayúscula, con gran apasionamiento, con gran ternura". "Cuando me encontré con él para darle el vehículo, me abrazó durante 3 ó 4 minutos, ¡no me soltaba más! Y yo soy un pobre párroco y él es el Papa. Me conmoví realmente", contó el sacerdote, todavía emocionado.

El párroco llegó al Vaticano con una gran comitiva: un centenar de personas. "La burocracia (sic) dejó afuera a unas cincuenta –dice Zocca–. Cuando el Papa lo supo, me pidió que lo llevara hasta la puerta para saludarlos. Yo manejaba y él iba a mi derecha. Los feligreses estaban muy contentos porque pensaban que no lo verían."

Para el final, Zocca contó una anécdota: "Un muchacho le regaló una remera con una inscripción. Y yo le comenté que las vendíamos a 5 euros. Entonces él metió la mano en el bolsillo y me dio 10. Guardo ese billete. Son gestos que te impactan".

El padre Zocca tiene 69 años. En su tiempo de párroco en los barrios difíciles de los alrededores de Verona, tuvo varios enfrentamientos con dealers y hasta recibió una cuchillada. Pero no abandonó su misión. "Esa parroquia de periferia fue el corazón de mi vida", dice hoy este pastor con "olor a oveja", como lo definiría Jorge Bergoglio, por los años que pasó allí, siempre asistido por su Renault 4, un símbolo de su opción por las periferias existenciales y geográficas, hoy en manos del Papa.

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