Preocupaciones de ser padres de adolescentes... ¡hoy!

Rebeldías, caprichos y cambios de humor inesperados ¿Cómo hablar con ellos de drogas y sexualidad? Infobae consultó a una especialista

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La adolescencia es una etapa que parece extenderse cada vez más en la vida de una persona, comenzando a partir de los doce años y, en algunos casos, llegando hasta los 23. Pero, ¿qué es la adolescencia: un estado, una edad, un momento, una etapa?

Según el psicólogo estadounidense Erick Erikson, es una "moratoria psicosocial", un tiempo donde el adolescente busca su identidad en un intenso interjuego con su entorno, ya sean personas, objetos o sentimientos, aplazando las posibles consecuencias, como si jugara en un "campo de pruebas".

"En esta etapa de la vida surgen rebeldías, caprichos y  cambios de humor inesperados junto a un cuerpo que comienza a registrar cambios y el despertar sexual. Estos elementos  dan lugar a un interjuego de contrastes y contradicciones. Comienzan a desanudarse las primeras identificaciones de la infancia para abrirse a nuevos modelos de identificación junto con una recomposición de ideales mas desapegados de los vínculos primarios", explicó Margarita Silberleib, licenciada en psicopedagogía y psicología.

"Este es el primer movimiento adolescente que preocupa a los padres.  Los niños -que ya no lo son tanto- comienzan a apartarse  y a generar nuevos espacios y nuevos vínculos. Ya no son ellos los que les brindan conocimientos e información sino que son otros sujetos sociales,  los medios de comunicación y las redes sociales las que imparten  las nuevas normas de convivencia, que se transforman en los nuevos modelos  a seguir", sostuvo la expositora del I Coloquio Internacional sobre Culturas Adolescentes, que se llevará a cabo el 2 y 3 noviembre. www.coloquio.sociedadescomplejas.org.

Silberleib indicó que muchas veces surgen preguntas que ni los mismos adolescentes pueden responder por estar inmersos en sus vivencias y experiencias, sin tener aún las palabras y claridad para expresarse. Esas preguntas y preocupaciones, generadas por curiosidad, intriga o sentido de pertenencia, muchas veces se parecen a las de los propios padres quienes intentan encontrar respuestas y formas de abordaje para ayudar a sus hijos.

Las drogas y  el alcohol son otras de las  principales preocupaciones paternas. Padres e hijos, frente a una misma cuestión, tienen miradas diferentes. "Muchos chicos comienzan a consumir o a tomar porque creen que les puede  resolver muchos de sus miedos y angustias,  y que es imprescindible para poder pertenecer a un grupo, para hacerse grandes de golpe. Si descubren que en realidad no les gusta el alcohol,  se inquietan porque no pueden acceder a ese "rito de iniciación" adolescente", aseguró la entrevistada.

"Con respecto a las drogas, saben perfectamente bien qué es la marihuana, que es diferente a otras drogas y creen que es casi mejor que el tabaco. Para los padres, la preocupación no solo pasa por la marihuana, sino  que la consideran como entrada a otras drogas más pesadas", agregó.

El tema de la sexualidad es una cuestión que también preocupa a los padres, ya que el despertar hacia una vida sexual activa se produce cada vez más temprano. "Los adultos se preguntan por la orientación sexual de sus hijos y no solo por los cuidados que deben tener en relación al tema.

"Tienen miedo que los hijos repitan sus mismos errores pero, por otro lado, desean que cumplan  sus sueños no concretados,  aquellas oportunidades perdidas.  Al querer saber todo sobre sus hijos, sus deseos, sus miedos, sus problemas,  superponen sus propias angustias y ansiedades. Esto hace que el deseado acercamiento se produzca más como enfrentamiento que como encuentro", expresó Silberleib.

Establecer cuáles son las respuestas a cada uno de los temores o preocupaciones de los padres sería  como elaborar las pautas para una adolescencia  formal, con parámetros rígidos y concretos. Quizás eso sea justamente lo que derrumba a la adolescencia y no la deja seguir su propio camino: el de la búsqueda,  la apertura y  la construcción de la identidad.

"Lo mejor que pueden hacer los padres por sus hijos es ofrecerles un espacio de confianza para que puedan crecer y desarrollarse, generar situaciones de encuentro, y fundamentalmente marcar los límites no como forma de opresión sino como marco de contención", aconsejó la experta consultada.

Se trata de encontrar un espacio donde la palabra se adelanta a la acción y donde el adolescente pueda construir su propio control  en función de una mirada y un encuentro  con el adulto. "Pero, ¡atención!, esto no es solo es función de los padres. Como sociedad, tenemos la responsabilidad  de brindarles modelos de identificación e ideales, que les permitan tener proyectos y soñar con un futuro mejor", finalizó Silberlei.