El máximo anhelo del joven estudiante de la Universidad de Michigan era ser el hombre de negocios más exitoso, y estaba dispuesto a todo para conseguirlo, según contaron sus amigos.
Por eso se construyó a sí mismo a imagen y semejanza del despiadado Gordon Gekko, el financista que encarna Michael Douglas en Wall Street, film en el que Oliver Stone denuncia los excesos de un mundo que parece no tener límites con tal de acumular éxito y dinero.
Según se describía a sí mismo en su currículum, Moritz Erhardt estaba obsesionado con "ser el mejor todo el tiempo". Además, confesaba ser "altamente competitivo y ambicioso desde muy temprano".
De hecho, contaba que, practicando deportes en el colegio, "tendía a ser ambicioso de más", lo que le causó muchas lesiones.
Antes de morir, había hecho ocho turnos nocturnos completos en sólo dos semanas porque quería impresionar a sus jefes. Esto lo llevó a trabajar 72 horas consecutivas para la pasantía que realizaba en el Bank of America de Londres.
Fue hallado
de su residencia tras sufrir un
.